Una fiesta que no asusta a los comercios. Halloween ya se ha instaurado como una fiesta más, una previa a nuestro tradicional Día de Todos los Santos. Para los jóvenes (y no tan jóvenes), es una oportunidad de pasarlo bien, disfrazarse y tratar de dar algún susto. Para los más pequeños, una oportunidad de comer algún caramelo de más. El comercio local ha tomado está fiesta con los brazos abiertos, y algunas asociaciones de establecimientos decoran sus escaparates con un nivel de detalle que apenas es comparable al de Navidad o Semana Santa.

"Mejora las relaciones de familiaridad y rompe un poco la distancia entre clientes y comerciantes", señala Vanessa Cárdenas, presidenta de la Asociación de Comerciantes Unidos de Alicante (ACUA). Los propios comerciantes indican lo mismo. En la calle Quintana, una en la que más se promueve la fiesta de Halloween, los establecimientos comentan que es una festividad que logra dinamizar el barrio y darse a conocer entre los vecinos.

Los comercios de Alicante pierden el miedo a Halloween

Los comercios de Alicante pierden el miedo a Halloween

Comercios implicados

José Miguel Fenoll trabaja en una óptica en esta vía: "En la tarde de Halloween no tenemos grandes ventas, pero sí nos sirve para darnos a conocer. Muchos vecinos descubren que tienen una óptica a dos calles de su casa que igual no conocían". Su escaparte es uno de los más lucidos de la calle: calabazas, gatos negros, objetos sangrientos y, por supuesto al ser una óptica, ojos desorbitados.

En la misma línea se manifiesta Marion, que tiene una tienda de artículos de moda: "Es el segundo año que nos unimos a la iniciativa y funciona muy bien". En su escaparate, calabazas y golosinas decoran la escena.

Unas golosinas que son una parte clave de esta festividad importada. Los niños, imitando la tradición norteamericana, hacen un truco o trato por los comercios del barrio. Aunque el truco, en algunas ocasiones, lo realizan los adultos: "El racó de la hoguera del barrio suele venir por la mañana y nos deja chucherías para asegurarse de que los comercios tenemos cuando pasan con los niños por la tarde", indica Abraham Navarro, propietario de una conocida tienda de disfraces en Altozano.

Disfraces más populares

Las tiendas de disfraces señalan que este año se ha vuelto al disfraz tradicional: brujas, esqueletos y vampiros vuelven a ser los más solicitados a los comercios especializados: "Depende un poco de las edades. Los más pequeños prefieren un traje completo, mientras que los adolescentes vienen con una idea de una película o serie y quieren imitarla", indica Navarro.

Freddy Krueger es uno de los personajes más solicitados, pero también la película Scream, estrenada este año, y el asesino en serie Jeffrey Dahmer, del cual se ha realizado una serie en una conocida plataforma de pago, también triunfan. De este último, algunas páginas web han retirado los disfraces de presidiario de color naranja para evitar que se imite al personaje.

El dueño de una tienda de disfraces muestra varios elementos de Halloween. PILAR CORTÉS

"Scream y el disfraz clásico son dos de los más solicitados este año", señala Pedro Uriarte, que regenta una tienda de artículos de fiesta en la plaza de los Luceros. En la tienda, aparece un grupo de cuatro jóvenes que le preguntan si tiene algún traje de presidiario de color naranja disponible.

Decoración en las casas

El mayor cambio respecto a años anteriores, señalan, es la decoración que solicitan los comercios: "Con la crisis están menos dispuestos a tener un gran presupuesto para estas decoraciones", indica Navarro. A cambio, señala, cada vez hay más particulares que buscan pequeños elementos ornamentales para sus casas.

Por contra, también están aquellos opositores a la fiesta de Halloween y a su mensaje, pero que aprovechan la popularidad que ha ganado para intentar darle la vuelta. Entre ellos, los colegios religiosos, señala Navarro, que celebran su "Halo Wins" con motivos santorales: "Celebran una fiesta de disfraces en la que motivan a los estudiantes a disfrazarse de santos o con algún motivo religioso".

Cárdenas concluye: "Estas celebraciones las impulsan los negocios y consiguen dar vida a los barrios. Aunque no se traslade tanto a las ventas, mejora las relaciones".