El domingo llega el segundo cambio de hora del año. A las tres de la madrugada habrá que retrasar las manecillas del reloj hasta las dos, un gesto que no es gratuito pues afecta a la salud física y mental: los expertos apuntan que estos cambios de horario pueden desatar más cuadros de ansiedad y depresión. Los ajustes del reloj que se hacen dos veces al año no solo tienen impacto en personas con patologías nerviosas sino que agravan enfermedades como el alzhéimer y pueden alterar los niveles de azúcar y tensión de las personas mayores por el nerviosismo que les puede generar la alternación en el ciclo de sueño y en las costumbres.

En otras edades el cambio de hora está detrás de ciertos desajustes en el organismo, como insomnio o la aparición de fatiga. Aunque, según los neurofisiólogos, el cambio de primavera es peor para la salud que el de invierno, éste también afecta al ritmo biológico. En España el cambio de horario se empezó a realizar en 1940, cuando por afinidad política con Alemania, se adaptó la hora a la del país germano.

Geriatras, pediatras, neurofisiólogos y psiquiatras recomiendan modificar los horarios de las comidas y cenas poco a poco y los horarios de sueño con varios días de antelación al cambio horario para que cuerpo y mente no lo noten tanto, y minimizar sus consecuencias: irritabilidad, ansiedad, mal humor o cansancio. Evitar las siestas y las bebidas estimulantes pocas horas antes de dormir también ayuda.

El cambio horario es obligatorio y siempre se produce en las mismas fechas y horas en el conjunto de la Unión Europa. Cada año se produce el mismo debate de si es adecuado o no cambiar la hora porque ya teníamos nuestro horario adaptado según nuestra jornada laboral y la luz solar. En la consulta lanzada en 2018 por la Comisión Europea en los países miembros, participaron 4,6 millones de personas, con más de un 80% a favor de poner fin a los cambios horarios. Sin embargo, la irrupción de la pandemia dejó en suspenso ese movimiento.

Prórroga de la UE al debate sobre el cambio de hora

Prórroga de la UE al debate sobre el cambio de hora AGENCIA ATLAS

Uno de los argumentos que avalan el cambio horario son los datos que aporta el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), que estima que el ahorro energético potencial ronda el 5% en España, lo que supone unos 350 millones de euros.

Personas mayores

Las personas mayores se ven especialmente afectadas por el cambio horario. El geriatra José María Gómez Reino destaca que a edades avanzadas afecta mucho al ciclo del sueño aunque sea solo una hora. "Duermen peor, están más cansados durante todo el día y según las patologías se adaptan más o menos rápido conforme va pasando el tiempo".

"Los mayores duermen peor, están más cansados durante todo el día y según las patologías se adapta más o menos rápido conforme va pasando el tiempo".

José María Gómez Reino - Geriatra

"Sufren más los depresivos, tienen más ansiedad, se acentúa todo un poco. Todo lo que son patologías mentales les afecta más. Los pacientes con alzhéimer se agitan más, y se les les altera el ciclo del sueño", abunda. Los que se ponen más nerviosos pueden sufrir alteraciones puntuales de la tensión arterial y subidas de azúcar.

La psicóloga Teresa Marín Salinas coincide en que el cambio de hora agrava en general patologías como la depresión y la ansiedad. "Lo que nos afectará es cuando no tengamos tantas horas de luz solar ya que la luz solar nos activa y nos permite la producción de serotonina, la hormona de la felicidad. La reducción de horas de luz provoca alteraciones en los ritmos circadianos, esto explicaría por qué algunas personas se sienten más tristes en épocas más frías como otoño o invierno".

"La reducción de horas de luz provoca alteraciones en los ritmos circadianos, esto explicaría por qué algunas personas se sienten más tristes en épocas más frías como otoño o invierno"

Teresa Marín Salinas - Psicóloga

Ritmo biológico

A pesar de todos estos cambios que experimentamos para nuestra salud, el horario de invierno es más saludable que el de verano, según los expertos, porque estamos más sincronizados con la salida de la luz solar y el inicio de nuestra jornada laboral. Por lo tanto, el ritmo biológico se adapta mejor y el ciclo de sueño-vigilia es más natural que en verano.

"El otro cambio de hora (el de verano) es peor que este. Hay estudios que apuntan la posibilidad de que se puedan producir infartos de corazón en los primeros días por dormir menos", señala la neurofisióloga del Hospital General de Alicante, Teresa Canet, que apunta que los cambios de horario afectan negativamente a la salud en general.

"El otro cambio de hora (el de verano) es peor que este. Hay estudios que apuntan la posibilidad de que se puedan producir infartos de corazón en los primeros días por dormir menos"

Teresa Canet - Neurofisióloga del Hospital General de Alicante

Aún así, Canet recuerda que la Sociedad Española del Sueño recomienda eliminar el cambio de horario de primavera y dejar el de invierno, porque "dentro de los dos es menos malo. Si tenemos que quedarnos con uno, nos quedamos con éste". Aunque anochece antes hay más horas de luz por la mañana, por lo que entiende que no es tan negativo para los desórdenes mentales.

Los bebés son los que menos perciben las alteraciones del reloj de cada año.

"Cuanto más pequeños son, menos lo notan", apunta el médico Cristóbal Coronel, presidente de la Sociedad Española de Pediatría, quien recomienda para los menores mantener una correcta higiene del sueño, en cuanto a horarios, en un ritual que sea fácil, que incluya unos minutos de lectura de cuento y apagarles enseguida la luz.

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"Cuanto más pequeños son, menos lo notan"

Cristóbal Coronel - Presidente de la Sociedad Española de Pediatría

En este sentido, desaconseja a las familias cenar tarde y que los niños se acuesten a una hora distinta cada día, e insta a ir adelantando en los días previos del cambio de reloj la hora de irse a la cama de forma progresiva. Medidas que sirven para lactantes y adolescentes, aunque a estos recomienda negociar que dejen de usar el móvil antes de lo habitual.