¿Y ahora, qué? Esta ha sido la cuestión que, pese a plantearse repetidamente, se ha quedado sin respuesta. Nadie se atreve a poner caras, ni nombres, ni siquiera hacer un esbozo de aquellas personas que algún día, más pronto o más tarde, puedan tomar el relevo de un activismo político más que huérfano en una ciudad que, como ha vuelto a quedar constancia, sigue adormecida, pese a los retos que se le acumulan, algunos heredados entre generaciones.

La Plataforma de Iniciativas Ciudadanas (PIC) se despidió este miércoles definitivamente con la última jornada de las dos convocadas para oficializar su disolución tras casi veinte años de un pensamiento crítico venido a menos en los años más recientes, sobre todo desde el cambio de color político que se produjo en 2015. Manuel Alcaraz, José María Perea y Manuel Marco, los tres presidentes históricos de la plataforma que nació para intentar (con éxito) tumbar el Plan Rabasa, pero que sirvió para generar opinión pública en otros asuntos clave de ciudad, fueron los protagonistas del último adiós, junto al director general de Contenidos de INFORMACIÓN, Juan R. Gil, que dirigía el diario en los años más intensos de la entidad.

Ante ellos, en la sala más noble de la Sede Ciudad de Alicante de la UA, muchos de los compañeros de aquel viaje. Eran, de hecho, todos los que estaban, aunque no estaban todos que fueron. Así lo quiso recordar Alcaraz, con palabras de recuerdo para históricos como Adrián López, Ramiro Muñoz, José Beviá o Ramón Martín Mateo.

Alcaraz, como primer interviniente de la jornada, se remontó a los inicios de la plataforma, cuando el Plan Rabasa avanzaba hacia su ejecución con el impulso de Enrique Ortiz y el beneplácito del Ayuntamiento, y a la falta de complejos de aquel grupo de pensadores críticos. "Para hacer frente a la propaganda hacían falta conocimientos. Se notaba que entre nosotros había mucho profesor universitario. Tampoco perdíamos el tiempo hablando de ideología, porque sabíamos para lo que estábamos. Y sí, éramos un movimiento político, porque queríamos cambiar las cosas y eso es hacer política", señaló Alcaraz, quien admitió que el foco, por entonces, no se puso tanto en el PP de Alperi, y posteriormente de Castedo, como en el PSOE, que en un primer momento también apoyó el controvertido plan urbanístico: "Al PP no lo íbamos a cambiar, pero sí podíamos hacerlo con el PSOE. Y era necesario para que la izquierda gobernase esta ciudad".

La tertulia se celebró en la Sede Ciudad de Alicante, de la UA PILAR CORTÉS

Perea, segundo presidente de la PIC, tomó el relevo para hablar de aquellos retos de futuro, una vez tumbado el Plan Rabasa, que se plantearon en un horizonte al que, en general, se sigue mirando en Alicante. Desde la movilidad a la pobreza extendida por Alicante, con un toque de atención al Patronato de la Vivienda por ejercer más como "gestoría inmobiliaria" que como herramienta para coser Alicante. "Una ciudad desigual no tiene futuro por muy potente que sea el Belén o la iluminación", lamentó Perea, en un acto celebrado a escasos metros de la nueva atracción para esta Navidad: una bola gigante. La intervención, tras poner sobre la mesa problemas acuciantes, finalizó con ese pensamiento compartido en la sala expresado a modo de acicate: "Los que vengan detrás, ya tienen faena".

Las dudas en la continuidad de ese activismo ciudadano que representó la PIC también las compartió Manuel Marco, el último presidente de la plataforma. "Ojalá que se dé continuidad con nuevas formas de participación social", señaló Marco, quien reconoció los motivos que llevaron a la plataforma a languidecer hasta su ahora formalizada desaparición: "Nos costó criticar a los nuestros. Nuestro papel fue apoyar el cambio político, y éste se produjo en 2015". Marco también recordó los últimos movimientos de la PIC, cuando se trabajó para que Alicante y Elche no vivieran de espaldas. No hubo resultado. "Quisimos sin éxito sacar a Alicante del ensimismamiento, nos aproximamos a la sociedad civil...", explicó con cierta nostalgia el último presidente de la plataforma del último reto de la PIC.

A esa ciudad dormida se refirió Juan R. Gil, director general de Contenidos de INFORMACIÓN, en su turno. "La PIC ayudó en su momento a cambiar las cosas. Nos empezamos a dar cuenta de la importancia por las presiones que nos llegaban del Ayuntamiento. Ganaron la batalla de la opinión pública porque hacían política desde la acción cívica y transmitían autoridad", ahondó Gil, quien subrayó que la plataforma "trabajó, no 'tertuliaba', ni se discutía sobre el sexo de los ángeles". De hecho, contribuyó decisivamente a que la justicia tumbara el Plan Rabasa, aunque muchos otros retos de la ciudad esperan aún su momento. "Quedan muchas cosas por hacer... ¿Y quién viene ahora? Aquí falta músculo entre los vecinos. Por eso, mi duda es qué va a quedar ahora", agregó el director general de Contenidos de INFORMACIÓN, quien lamentó en su intervención la falta de carácter de Alicante para avanzar: "Tiene universidad y no es una ciudad universitaria; tiene la EUIPO y no es una ciudad europea; tiene Casa Mediterráneo y no es una ciudad bandera en el Mediterráneo; tiene Distrito Digital y no es una ciudad innovadora...".

Un instante de la entrega del premio a Teresa de Nova, en presencia de los tres presidentes históricos de la PIC PILAR CORTÉS

Desde primera fila siguieron esas reflexiones representantes políticos en activo, como el portavoz municipal de Compromís, Natxo Bellido; la síndica del PSPV y alcaldable socialista, Ana Barceló, o la directora general de Innovación, Sonia Tirado. La jornada, moderada por la periodista María Cáceres, permitió entregar la última edición del Premio Adrián López, que fue a manos de su viuda, la exconcejala Teresa de Nova.