Un equilibrio entre las plantas solares y los cultivos garantizará el futuro de la agricultura y servirá para luchar contra el cambio climático. Es una de las principales conclusiones de la mesa redonda «El cambio climático y los municipios agrícolas» del Foro Municipalismo organizado por INFORMACIÓN y que reunió a los alcaldes de Almoradí, Daya Vieja, Busot, Mutxamel, Bigastro, Monóvar y Cox en el plató de Información TV.

Los regidores en el plató de Información TV. Alex Dominguez

Los regidores hicieron hincapié en la importancia que tiene para el cambio climático el paso a las energías renovables, pero coincidieron en señalar en que debe haber una regulación y un equilibrio para evitar que ocupen zonas agrícolas productivas, el abandono de cultivos y desertizar esas zonas donde se implanten. Así, los municipios han respirado con el decreto del Consell que limita a un 3% el suelo no urbanizable común que se puede destinar para la ubicación de instalaciones de plantas fotovoltaicas.

El alcalde de Monóvar, Alejandro García, expuso que, si bien, los municipios que tienen más superficie «debemos aportar algo más», sí resaltó que «hay que hacer un equilibrio entre generación de energía eléctrica en paneles solares y los cultivos».

Alejandro García, alcalde de Monóvar Alex Dominguez

«En el cambio climático, el camino a seguir es sustituir combustibles fósiles por renovables»

Alejandro García - Alcalde de Monóvar

El alcalde de Busot, Alejandro Morant, señaló que en su municipio, de 33 kilómetros cuadrados, se han llegado a presentar hasta siete proyectos, pero el Ayuntamiento solo ha dado luz verde a dos «porque no devalúan zona y aportan esa forma nueva de generar energía, traen aportación económica y puestos de trabajo, y recuperan zonas abandonadas», explicó.

Alejandro Morant, alcalde de Busot Alex Dominguez

«Apostamos por la implantación de la agricultura, generamos trabajo y barreras naturales contra incendios»

Alejandro Morant - Alcalde de Busot

Por su parte, el regidor de Mutxamel, Sebastián Cañadas, expuso que su municipio es un «reclamo» para las plantas fotovoltaicas por la gran cantidad de zonas semidesérticas que tiene y, por ello, « tuvimos un aluvión de peticiones», aunque el consistorio ha decidido suspender la concesión de licencias «hasta que la Generalitat marque las bases de cuántas se pueden implantar en cada municipio». «Estamos en buscar el equilibrio del pueblo que éramos y la modernidad de las plantas fotovoltaicas», añadió.

Sebastián Cañadas, alcalde de Mutxamel. Alex Dominguez

«Trabajamos para reducir los gases de infecto invernadero, rebajamos un 40% las emisiones de CO2»

Sebastián Cañadas - Alcalde de Mutxamel

La alcaldesa de Almoradí, María Gómez, rechazó que se «quiten árboles» para ponerlas, por lo que informó que muchos municipios están presentando alegaciones a algunos proyectos. Gómez considera que los propios cultivos y los árboles sirven para frenar el cambio climático. «No vamos a estar pidiendo plantar árboles para provocar lluvias pero quitarlos para placas solares que nos van a traer secano de nuevo a esas zonas que ahora se riegan», zanjó. 

Y abogó por mantener, en zonas como la Vega Baja, todo lo que se está plantado a plena producción. «Estamos en un momento de definición de lo que queremos ser de mayores y el cambio climático se lucha desde muchas maneras, no solo con energía fotovoltaica, si tenemos árboles eso también es lucha contra el cambio climático», indicó la alcaldesa almoradidense, quien abogó por preservar «nuestro principal paisaje que es la huerta».

María Gómez, alcaldesa de Almoradí. Alex Dominguez

«No vamos a estar pidiendo plantar árboles para provocar lluvias pero quitarlos para placas solares»

María Gómez - Alcaldesa de Almoradí

En esta mesa redonda, que moderó la presentadora de Información TV, Laura Millán, también se expusieron otras iniciativas que los municipios agrícolas están llevando a cabo para luchar contra el cambio climático. Así, el alcalde de Daya Vieja, José Vicente Fernández, puso de relieve la implantación del sistema de recogida de residuos puerta a puerta selectivo, con el que también se pretende «compostar lo orgánico para usarlo en agricultura». Este pequeño municipio de la Vega Baja también pretende implantar la comunidad energética para reducir la huella de carbono, y tiene en proyecto el autoconsumo eléctrico de los edificios municipales. Además, Fernández dijo que el municipio puede «presumir» de haber cambiado todo el alumbrado a tecnología led. «Un parque en Daya Vieja pagaba 600 euros al mes en luz, con led son 400 euros, nos hace ser más competitivos», aseguró.

José Vicente Fernández, alcalde de Daya Vieja. Alex Dominguez

«Estudiamos hacer una comunidad energética, para conseguir reducir la huella de carbono»

José Vicente Fernández - Alcalde de Daya Vieja

En Bigastro, su apuesta por la economía circular, la reutilización de agua y hasta de los residuos para hacer adornos navideños, le han hecho ganar premios. Su alcaldesa, Teresa Belmonte, destacó que el Ayuntamiento es autosuficiente energéticamente, con instalaciones fotovoltaicas en sus edificios. «Esto ha generado importantes ahorros de factura y llevamos un plan de cambio de luminarias más eficientes, incluso en zonas de monte y huerta, que se encienden solo al pasar», destacó. 

Teresa Belmonte, alcaldesa de Bigastro. Alex Dominguez

«En la Vega Baja nos secamos o nos ahogamos, estamos muy concienciados con el cambio climático»

Teresa Belmonte - Alcaldesa de Bigastro

En Cox también se están cambiando todas las luminarias a led, un proyecto que culminará al fin de este mandato. El alcalde de la localidad, Antonio Bernabéu, explicó que el consistorio «ha presentado un proyecto para conseguir fondos europeos para que los edificios municipales se abastezcan con placas fotovoltaicas».

Antonio Bernabéu, alcalde de Cox Alex Dominguez

«Tras la DANA, se han hecho trabajos de recuperación, pero la CHS no ha hecho los de contención»

Antonio Bernabéu - Alcalde de Cox

En Mutxamel, destacó su regidor, trabajan con planes de desarrollo urbano sostenible, y la reducción de la huella de carbono y de gases de efecto invernadero. De hecho, la localidad ha conseguido reducir en un 40% las emisiones de CO2, «además de recuperar zonas forestales y verdes en las urbanizaciones». "En 2007, eran 240.000 megawatios por hora en el municipio, hemos pasado ahora a 130.000 y se ha reducido el consumo tremendamente", añadió. 

En Monóvar también se ha llevado a cabo el cambio a tecnología led de todo el alumbrado eléctrico. «Hemos pasado de pagar 500.000 euros hace cinco años a 200.000 en la factura de la luz», indicó su alcalde, quien destacó que el municipio ha disminuido las horas de iluminación de los edificios públicos.

La regidora almoradidense puso de relieve también el cambio de las luminarias a led e, incluso, a energía solar en el caso del cementerio y los caminos rurales. También la red de carriles bici. «Estamos avanzando en una comunidad energética para que los propios vecinos se unan y se distribuyan la energía con placas solares», anunció.

Y en Busot apuestan por la implantación de la agricultura con un pozo de extracción y la bonificación del 50% del agua a quienes tengan más de media hectárea. «Con esto ya hemos conseguido plantar más de 12.000 almendros en terrenos que estaban abandonados, y también olivos, y generamos puestos de trabajo, además de mejorar la imagen del municipio y de crear barreras naturales contra incendios», resaltó Alejandro Morant.

La DANA, la evidencia del cambio climático

Como no podía ser de otra manera, la DANA que sufrió con intensidad la Vega Baja salió a relucir como evidencia del cambio climático. «Allí o nos secamos o nos ahogamos», lamentó Teresa Belmonte. Los alcaldes de la comarca criticaron que solo se hayan hecho trabajos de recuperación, pero no de contención por parte de la CHS. «No estamos preparados para esa evacuación con el cambio climático», dijo Antonio Bernabéu. En su municipio, Cox, se necesitarían 20 millones, calculó, para evitar el impacto total de las inundaciones.

Y otra consecuencia del cambio climático la notan los cultivos, con floraciones anticipadas a estas alturas del otoño y temperaturas que afectan a los cultivos de invierno. «El pequeño agricultor es el que más lucha por cambio climático pero es el que más lo sufre en sus productos y precios», criticó. 

La alcaldesa de Almoradí destacó el cambio del alcantarillado tras la DANA y el colector de pluviales que va a tener el municipio, además de una nueva toma de agua potable. «Pero el resto de obras que tiene que hacer la CHS está en estudio», lamentó María Gómez. Mientras que la regidora de Bigastro destacó la obra en la CV-95 «que hacía de presa» y que permite ahora evacuar el agua al río en caso de lluvia. «También se están diseñando parques inundables y hay una balsa de laminación, que después el agua que acumula sirve para regar los cultivos», dijo Teresa Belmonte.

En Daya Vieja, se han recuperado las infraestructuras que quedaron destrozadas y se ha mejorado el alcantarillado tras la DANA. «Tenemos grandes proyectos de drenaje tanto agrícola como del casco urbano», explicó José Vicente Fernández.

Diversidad de opiniones sobre los minifundios


¿Minifundios sí o no? El asunto trajo un debate, con diversidad de opiniones, entre los siete alcaldes que debatieron en la mesa redonda.

El alcalde de Busot los considera un «problema» por su menor rentabilidad y capacidad de crecimiento y aseguró que «dejan en grave situación el futuro de la agricultura». Apuesta por el cooperativismo para que se puedan mantener los pequeños huertos.

Sin embargo, en la Vega Baja la visión es distinta. El regidor de Cox señaló que eran importantes para que la venta ambulante sea competitiva. El alcalde de Daya Vieja se situó en medio, sin embargo. Indicó que deben mantenerse, pero asociados a cooperativas para ser competitivos y mejorar precios.

La alcaldesa de Almoradí lamentó los costes de producción y aventuró que los ayuntamientos tendrán que ayudar a los agricultores para mantener la huerta de Europa.

El alcalde de Mutxamel destacó que su Ayuntamiento está incentivando el cultivo, de nuevo, de la variedad de tomate que tan famoso ha hecho al municipio, plantando en zonas desertizadas, indicó Sebastián Cañadas. «Estamos consiguiendo que empresas foráneas, de la Vega Baja y Murcia, estén plantando en zonas desertizadas, que son de regadío pero no están cultivadas, y conseguimos que esa desertización se acabe, recuperamos el terreno, y el paisaje vuelve a ser distinto», indicó Sebastián Cañadas.

Mientras, en Monóvar lamentan la pérdida de viñedos en su municipio de hasta el 40% en los últimos 20 años. Alejandro García reclama que los derechos de viña, que se pueden traspasar de una provincia a otra y que están yendo a La Rioja, se queden en Alicante e impulsar el enoturismo. «Hay que hacer trabajo para evitar que derechos de viña salgan de Alicante, de Monóvar, y poder impulsar la viña y estamos trabajando con bodegas para impulsar el enoturismo», destacó.