La psicoanalista Luisa Marugán, invitada por la Asociación Infancias de carácter interprofesional por el buen desarrollo de la infancia, desarrolló este lunes en la sede de la Universidad de Alicante el lugar que ocupa el niño antes de nacer y los errores que podemos cometer si no le damos su sitio desde el minuto cero, porque el primer año, afirma, es crucial, y determinará su vida entera.

¿Cuánto importa el niño cuando va a nacer?

Incluso antes. Se trata de lo que ocurre antes de que nazca el niño. Todos tenemos en la cabeza la idea de un hijo, que se materializará con las construcciones que lleve a cabo cada pareja a partir de su concepción. Y teniendo en cuenta las nuevas parentalidades lo que se contempla son las funciones que ejerce cada cual, no hace falta que el género sea igual a función.

¿Quiere decir que lo que importa es estar ahí?

Que se ejerza la función de padre o de madre. Tener muy presente lo que esa criaturita necesita. Que alguien ejerza esas funciones que le permitirán a un bebe defenderse.

¿Qué pasa si no se le tiene en cuenta?

Si el bebé no tuviera quién le cuide se muere a pesar de estar alimentado. No lo digo yo sino que está descrito en informes hospitalarios. El valor de lo afectivo, del apego, aunque coma muere por la falta de amor.

¿Cómo puede ser eso?

Porque no es solo darle el biberón. Con la leche se incorpora al mundo de los afectos por la forma en que es acogido, acariciado y hablado, así va construyendo su mundo. Los que son adoptados suelen haber sufrido de privaciones en este sentido muy importantes.

Actividad organizada por la Asociación Infancias con Luisa Marugán Jose Navarro

Por lo que dice son vitales los primeros meses.

Aprendemos más el primer año de vida que la vida entera. Que se puedan ejercer esas funciones y ese acogimiento de forma positiva ayuda a que el bebé pueda ir pasando de la indefensión inicial a ser un sujeto.

¿Cómo son esos primeros pasos?

Primero es un sujeto indiferenciado se se alimenta de lo que se le provee, como los animalitos, buscan el pecho y se desesperan, y el contacto con la madre les calma. Luego a todo esto hay que sumar no solo la madre y su función sino el padre o quien haga de separador, porque madre y niño están en simbiosis al principio de la vida. Diciéndolo fácil es que la madre le da lo necesario al principio de la vida para echar a andar.

¿Y hace falta otra figura?

Lo que tiene es que irse deshaciendo esa simbiosis para salir al mundo y hacer esa otra función de corte. Hasta entonces el bebé sigue ocupando un lugar indiscriminado, y se tiene que discriminar y unificar en su cuerpo, e ir construyendo deseos y autonomía.

La psicoanalista Luisa Marugán durante su intervención este lunes en la sede de la UA Jose Navarro

Se suele decir que al principio solo comen y duermen.

Desde los primeros momentos construye su mundo interno en base a las satisfacciones. Es como que a través de la leche se incorpora al mundo y si se produce de forma adecuada entiende que alguien le entiende, que se le presta el aparato de pensar para nombrar sus necesidades, hambre, sueño.

¿Cómo hacerlo bien?

Hay figuras parentales muy atentas a las necesidades del hijo, y si no se ocupa ese lugar, sino solo la prolongación de ellos mismos en el hijo, no podrán escuchar sus necesidades. La norma es que el niño transmite todos las cuestiones.

¿Cómo saber la justa medida?

Las necesidades del niño hay que cubrirlas, es como prestarle un aparato de traducción de sus propias necesidades. Algunos autores lo mencionan como violencia primaria, el adulto impone al bebé algo pero debe terminar cuando el niño va adquiriendo la capacidad de ser sujeto mas autónomo y si no, es violencia secundaria de imponer a otro tus deseos. A lo largo del primer año hay que ir otorgándole un lugar de hijo, no de una prolongación tuya, observando lo que le gusta y lo que no. Hace que el niño vaya teniendo experiencias placenteras porque se le escucha.

¿Por qué lo considera tan importante, tan pequeñitos?

Porque poco a poco se construyen. Partimos de alguien indiferenciado que se va individualizando. Se necesitan todos estos ingredientes que hacen que el bebe pueda ir adelante.

¿Y lo primero qué es?

Que la madre o quien hace sus funciones vaya dibujando el mundo que transita el niño, los patrones para desear y gozar, y que la otra figura participe desde un lugar real. Cuando una pareja está unida por un sentimiento positivo la madre dejará de mirar al hijo todo el tiempo para mirar hacia otros interese. Se necesita que pueda transmitir que, aunque lo fue todo y están muy unidos, poco a poco le permite salir al mundo.

Evitar malcriarles.

Para mí es condición indispensable para echar a andar, estructurar el narcisismo positivo de ser alguien. Si se peca en exceso no sirve y pasa como a Narciso, que de tanto mirarse no pudo con aquello.

¿Algún momento crucial en este proceso?

Hay momentos principales como el octavo mes, por el reconocimiento de los extraños. Absolutamente saludable que el niño reconozca los que le son cercanos y los que les son ajenos. A veces oímos eso de que se iría con cualquiera y no es que sea saludable, porque ha de tener instaurado el reconocimiento de lo que es propio y lo que no.

¿Le marca todo?

Cuando nace si a un bebé le pica no se puede ni rascar. Necesita que alguien interprete y en base a eso se generan huellas o marcas que quedan de forma inconsciente y que perpetúan la forma en que nos vamos construyendo. Por eso es tan crucial cada fase, pero al principio de todo, cuando el niño llega al mundo debe ser acogido de manera especial y de acuerdo a la proporción que tienen de cada persona propiciará que se pueda vincular de forma mas o menos sana.

¿Hay remedio en consulta cuando se ha hecho mal?

No quiere decir que no se pueda trabajar con ello, no determina el futuro como algo inexorable. Los hay que llegan a la consulta sintiéndose desbordados, ven a su niño algún síntoma del tipo de que no es como los demás, no juega, se aísla. O que no hace pipí cuando debiera. A veces esas situaciones se pueden corregir trabajando con los padres, hablamos de síntomas de maduración natural, que cada uno tendrá la suya, aunque todo se va cocinando en esa intersubjetividad porque el niño construye en una red que le prevalece.