Las dos caras del barrio de Carolinas de Alicante

Las obras en San Mateo y Padre Esplá han dado una nueva imagen a las principales vías, mientras que en las calles secundarias cierran cada vez más comercios

Una señora pasa junto a un comercio cerrado. En el suelo, se puede apreciar la zona azul que no llegó a implantarse.

Una señora pasa junto a un comercio cerrado. En el suelo, se puede apreciar la zona azul que no llegó a implantarse. / HÉCTOR FUENTES

Alberto Losa

Alberto Losa

Las principales calles del barrio de Carolinas, como San Mateo o Padre Esplá, están como nuevas. Una obra que ha durado cerca de un año ha cambiado sus aceras y su imagen, pero también ha reducido el número de aparcamientos en las calles. Una cuestión que afecta directamente a los comercios y que no satisface a todos los vecinos. Además, tanto residentes como comerciantes lamentan que las calles más pequeñas hayan quedado fuera de la reforma, lo que reduce más aún sus posibilidades de reavivar el comercio.

Yoel Montoro, presidente de la asociación de vecinos de Carolinas Altas, considera que, aunque las obras han tenido un retraso importante que "no se entiende", el resultado sí les convence. "Ha afectado mucho al comercio en un momento nada oportuno porque salíamos de la pandemia". Un pequeño comercio que, señala, es el que tiene "la problemática principal" del barrio.

Con la intención de impulsar la modernización del barrio, el Ayuntamiento de Alicante puso en marcha dos proyectos "estrella" para la renovación de la zona: la reurbanización de la calle San Mateo, con más de un millón de euros de inversión, y la reforma del Mercado de Carolinas, con 416.176 euros de presupuesto. Dos actuaciones que comenzaron por la demanda de los vecinos y comerciantes para transformar los servicios y aumentar la calidad de vida de este barrio, según aseguraba el Ayuntamiento.

Ana Cecilia Ballester es vecina y comerciante desde hace 30 años en el barrio: "Lo de San Mateo es una obra faraónica, y los principales afectados han sido los comercios, ya que las obras no han sido rápidas", asegura. Ballester asegura que su mayor competidor no es otro que Amazon, al que trata de competir "con simpatía y buen servicio".

Un comercio cerrado en la calle San Mateo.

Un comercio cerrado en la calle San Mateo. / HÉCTOR FUENTES

Mientras que calles como San Mateo o Padre Esplá han quedado renovadas y cuentan con un comercio muy activo, otras adyacentes o paralelas, como San Pablo, cuentan con la mayoría de persianas cerradas y sin visos de que pueda generarse actividad comercial en ellas pronto. Unas calles que además han quedado fuera de las reformas y para las que no está prevista una pronta renovación: "Reclamamos intervenciones en algunas calles porque no todo son grandes proyectos", señala Montoro, quien añade que el barrio "tiene sus años", por lo que son necesarias dichas reformas.

Ballester, sin embargo, se muestra más crítica con las obras llevada a cabo y con la situación de las calles que han quedado fuera: "Lo de la calle San Pablo es de vergüenza ajena". La vecina y comerciante considera que las obras eran más necesarias en otros puntos del barrio y que no se han acordado de todas las calles que necesitaban una intervención, mientras otras, como San Mateo, las han recibido pese a que "estaba bien" y era "innecesaria".

Falta de aparcamiento

En lo que coinciden tanto vecinos como comerciantes es en la falta de aparcamiento y en la necesidad de un parquin en el barrio para suplir estas carencias. Las obras han conllevado, a su vez, una reducción de las plazas públicas, en un barrio en el que la mayoría de los edificios tiene más de cuatro décadas, por lo que no se construyeron con la posibilidad de albergar un aparcamiento interno.

Una bici solo con el cuadro, junto a varias motos aparcadas.

Una bici solo con el cuadro, junto a varias motos aparcadas. / HÉCTOR FUENTES

"Hay un problema de aparcamiento", reconoce Montoro. "El parquin subterráneo se propuso en su momento y no se quiso hacer por parte de los vecinos", recuerda. La zona azul ha sido uno de los grandes motivos de discusión, que llevó incluso a los vecinos a las calles y a las asociaciones a enfrentarse: "Hubo un choque de asociaciones entre las de El Pla, Carolinas y los comerciantes", apunta Montoro. Una asociación pedía la zona azul en la zona comprendida entre las calles Garbinet y San Mateo, que es donde hay más comercio, y la respuesta de los vecinos fue que si el comercio quería se podía llevar a cabo.

El proyecto no era del ayuntamiento, como explica el representante vecinal, sino al contrario, los vecinos se lo propusieron al gobierno local: "Cuando se puso en marcha, la gente salió a las calles para protestar y se descubrió que había problemas internos en la asociación que lo propuso. En ese momento, echamos atrás nuestro voto a favor y junto a la alcaldía se paró el proyecto", recuerda Montoro.

El problema sigue sin estar solucionado: "En las futuras intervenciones que se hagan en el barrio es necesario incluir un parquin, aunque la gente se ha mostrado reacia en algunas ocasiones. Hay solares en los que se puede hacer, la zona azul solo tiene sentido en aquellos sitios en los que hay mucho comercio. En el proyecto que hubo en su momento, se incluían calles como San Pablo que no lo tienen", señala el representante vecinal, que remarca que "en Carolinas hay pocas plazas para muchos coches".

Una idea en la que coinciden los comerciantes, como apunta Ballester, quien también asegura que hace falta un parquin, no una zona azul, en un barrio lleno de coches. Ambos remarcan, además, que en el barrio no vive solo gente que se puede desplazar a su trabajos en transporte público, sino también residentes que trabajan en polígonos industriales o en lugares a los que no se puede acceder si no es en vehículo privado.

Más iluminado

El otro gran cambio que ha sufrido el barrio es el de una mayor iluminación: "Se ha terminado toda la luminaria con la obra", apunta Montoro. Las luces de Navidad, también, han llegado al barrio en mayor medida que en años anteriores, lo que satisface tanto a los comerciantes como a los residentes.

El barrio, también, está más limpio que en otras épocas por el aumento de la limpieza, pero desde las asociaciones vecinales consideran que debería de haber más sanciones para evitar los comportamientos poco cívicos de algunos vecinos.