Las obras en seis calles del centro de Alicante eliminan más de 200 plazas de aparcamiento

El área comprendida entre Campos Vasallo y la escuela de Idiomas, en el eje de Benito Pérez Galdós, parece una zona de «trincheras», con caos circulatorio y calles cortadas, y convierte en una odisea encontrar sitio para dejar el coche

Parte de la calle Marqués de Molins cortada al tráfico

Parte de la calle Marqués de Molins cortada al tráfico / Pilar Cortés

L. Gil López

L. Gil López

Un vecino llega de trabajar y se dispone a aparcar el coche en la plaza Músico Tordera. Se encuentra la calle cortada. Coge Benito Pérez Galdós e intenta subir por la calle Sargento Vaíllo, pero le ocurre lo mismo. En Marqués de Molins, el vial de la Escuela de Idiomas, más de lo mismo. Casi una hora después de dar vueltas y más vueltas, tiene suerte: se va un coche. Esta situación que sufrió Pedro hace una semana es la tónica habitual desde hace dos meses para las miles de personas que viven en el área comprendida entre Campos Vasallo y General Marvá, con hasta seis obras que el Ayuntamiento de Alicante acomete al mismo tiempo. 

Los trabajos en seis calles y plazas entre los dos castillos de la ciudad superan los 3,5 millones de euros en total, cuentan con la financiación de la UE y tienen un periodo estimado de duración de cinco meses. Las actuaciones persiguen hacer una ciudad «más amable, cómoda y accesible», expone el Ayuntamiento, con aceras más anchas, alumbrado con sistemas de iluminación eficientes, alcorques para la plantación de arbolado y reducción de las cotas de los bordillos para facilitar la accesibilidad.

General Marvá, en obras

General Marvá, en obras / PILAR CORTES

Por contra, estas iniciativas suponen la desaparición de unas 200 plazas de aparcamiento en unas calles en las que, de por sí, ya es una odisea encontrar sitio. Los viales afectados por la supresión de plazas para aparcar son Campos Vasallo, Músico Tordera, Sargento Vaíllo, Marqués de Molíns, General Marvá y Alcalde Alfonso de Rojas, esta última junto al conocido como edificio de los representantes.

El área, situada en el eje de Benito Pérez Galdós, parece una zona de «trincheras», con calles cortadas, cambios de sentido, maquinaria trabajando, vecinos que no pueden sacar sus vehículos de los garajes y desvíos de tráfico, un auténtico caos circulatorio que convierte en una odisea encontrar un sitio para dejar el coche.

Músico Tordera, Sargento Vaíllo y Marqués de Molíns carecen de una asociación vecinal, pero residentes consultados se muestran desagradablemente sorprendidos por el hecho de que las obras se lleven a cabo al mismo tiempo, a pocos meses de las elecciones municipales. «Han tenido tiempo más que suficiente y, de golpe y porrazo, levantan todo en lugar de ir por fases, primero una y después otra», lamenta Sara, que vive en la calle Marqués de Molins. 

Es precisamente este vial uno de los que más plazas de aparcamiento va a perder con la remodelación, casi un centenar, ya que las aceras pasarán de tener 1,20 metros a entre 2,20 y 4.30 metros y en una de ellas se suprimen todos los sitios.

Las obras en ese vial se cruzan casi al final con las de Sargento Vaíllo, lo que dificulta sobremanera la circulación para los vehículos. Uno de los edificios de esa calle cuenta con un garaje para unos 200 residentes, que se las ven y se las desean para poder entrar y salir con sus coches. El (pen)último caso es el de Juan Esplá, que fue a llevar a su hijo al pediatra «y no me dejaban salir del garaje, estuve un rato esperando a que la excavadora terminara, y eso que decían que los que tenemos vado no íbamos a tener problemas».

Sargento Vaíllo, cortada al tráfico

Sargento Vaíllo, cortada al tráfico / PILAR CORTES

María, otra residente de la misma calle, explica que ha habido más de un día que ha tenido que aparcar el coche en la zona del hipódromo «y luego me vengo andando a casa por el parque del Monte Tossal, que está medio a oscuras, y paso miedo».

No son los únicos que se muestran contrariados con la situación. «De qué sirve que hagan calles más amables para los peatones si a los que vivimos en la zona nos echan de allí si no podemos permitirnos una plaza de garaje», sostiene José Molina.

Unos metros más abajo nos encontramos con la plaza del Músico Óscar Tordera, patas arriba por los trabajos de reforma, que van a dejar durante semanas sin poder acceder a los residentes. Como ha publicado este diario, el refugio antiaéreo se convirtió en un improvisado almacén de la obra de reurbanización de la plaza, hasta que el bipartito tuvo conocimiento del asunto y ordenó que se retirase.

Zona naranja

Músico Tordera es zona naranja para los residentes, pero también va a perder plazas con la reforma, con aceras más anchas. Esta situación ha llevado a más de uno a buscar alternativas, aunque resulte cara. «Después de cuarenta años viviendo aquí, he tenido que alquilar una plaza de garaje, llevábamos dos semanas que era imposible aparcar», explica Lola Mas, que añade que abona 100 euros al mes, «pero es la única solución».

Plaza Músico Tordera, con el refugio antiaéreo a la derecha

Plaza Músico Tordera, con el refugio antiaéreo a la derecha / PILAR CORTES

Entre Alfonso el Sabio y la plaza de Músico Tordera, la calle de subida es Campos Vasallo, que también va a sufrir un «hachazo» de plazas de aparcamiento, ya que en una de las aceras no se podrá estacionar.

El presidente de la Asociación de Vecinos Mercado Plaza de España, Jesús Martín, por su parte, aplaude la remodelación que se está ejecutando porque «lo importante es que se va organizar y reurbanizar el barrio», aunque reprocha que no hay un sistema de regulación del tráfico y se realizan los trabajos «sin saber qué hacer con los coches». 

Calle Campos Vasallo

Calle Campos Vasallo / PILAR CORTES

Este colectivo engloba a las calles de Campos Vasallo y de la plaza de San Antonio, delante del edificio de los representantes. «Se están solucionando problemas de accesibilidad, hay gente muy mayor en el barrio y se necesitan aceras más grandes y zonas verdes», recalca.

Aunque tiene claro que problemas de aparcamiento ha habido siempre, cree que la única solución es apostar por las zonas naranja y un parking subterráneo, como el que se planteó hace años en el ADDA, proyecto que duerme en el cajón de los sueños. «Pero el dinero de la UE no paga aparcamientos», apostilla.

Plaza San Antonio

Plaza San Antonio / PILAR CORTES

Mientras, dar vueltas y más vueltas para encontrar un sitio para aparcar por unas calles convertidas en ratoneras es lo que les queda a miles de vecinos. Toda una gincana.