El infierno de sufrir ataques de ansiedad y pánico: "No me estoy muriendo pero yo lo siento así"

Una alicantina de 22 años explica cómo estos episodios que sufre desde niña interfieren en su vida normal. Su familia teme que le ocurra como a otros jóvenes que pasaron de la ansiedad a la depresión y atentaron contra su vida

Sonia C. padece ataques de ansiedad desde los 11 años

Sonia C. padece ataques de ansiedad desde los 11 años / Rafa Arjones

J. Hernández

J. Hernández

"Empiezo a sentir como un hormigueo y se me duermen las manos, las piernas, se me paraliza todo el cuerpo y no me puedo mover ni respirar". Sonia C., una alicantina de 22 años, sufre ansiedad generalizada y ataques de pánico que le dejan el cuerpo como "muerto".

Después de 10 años de trastornos y de un diagnóstico médico, no ha logrado canalizar lo que le ocurre, de ahí que decida contar su caso después de hallar, afirma, una gran incomprensión hacia estos problemas de salud mental entre la mayoría de profesionales que le han atendido y, sobre todo, ante la preocupación de su familia, que pide ayuda ya que teme que le ocurra como a otros jóvenes que pasaron de la ansiedad a la depresión y acabaron quitándose la vida y se podía haber evitado.

En su caso, la chica afirma que no tiene esas ideas, "lo paso fatal pero no tengo problemas mentales para suicidarme ni atentar contra mi vida", asegura. Siente que psicólogos y psiquiatras la despachan enseguida, salvo a una profesional a la que empezó a ir hace un año varios días a la semana y que fue espaciando al mejorar, pero con la que va a volver a tratarse.

"Ella me explicaba que la ansiedad es una enfermedad. Pero no lo comprende casi nadie. Te dicen relájate y respira, y lo peor es que te digan eso. Que te digan no te pasa nada, no te vas a morir, se te va a pasar. No entienden lo que tienes por dentro. A lo mejor no me estoy muriendo pero así lo siento. Y cómo tratan a la gente joven, lo primero que piensan es que estás borracho o drogado".

Sobre otros psiquiatras a los que ha ido recuerda especialmente a uno de un centro privado que le preguntó si tenía ideas suicidas y poco más; y en lo positivo sí apunta que un especialista la felicitó tras superar un episodio de bulimia causado por la ansiedad.

La joven lo tiene aparentemente todo: una familia que la quiere, una pareja, amigas y aspira a trabajar en lo que le gusta, el mundo del maquillaje, pues estudia un módulo superior. Sin embargo, sufre ansiedad desde los 11 años, que se complicó a los 17 con fuertes ataques de pánico.

Cuando empieza a notar una crisis toma pastillas de diazepam pero si el ataque se agrava "el diazepam por boca no le hace nada y necesita ir al médico a que le pongan una inyección". Así va respirando poco a poco, explica su madre, Sonia Marco.

"Hay días que me levanto con la mano temblando y antes de ir a clase tomo la pastilla para poder maquillar", añade la afectada. Por ello, en su lugar de estudio saben lo que le ocurre, porque interfiere en su vida. Duerme mal por las noches, con episodios de insomnio, y nunca sabe cuando le va a ocurrir. Su madre explica que en un momento dado perdió sus estudios porque faltaba a clase ya que no se podía levantar de la cama y se le complicaba con otros problemas como vómitos.

"Hay días que me levanto con la mano temblando y antes de ir a clase tomo la pastilla para poder maquillar"

Sonia C.

Sonia C. asegura que ahora lo controla bastante más, atiende sus obligaciones, puede ir a clase e incluso trabajar, pero una mera discusión con su pareja, por ejemplo, puede detonar una crisis. "Son problemas que están en mi cabeza, hago un mundo. Soy muy nerviosa y muy sensible y me lo tomo todo muy a pecho. De los nervios se me acelera el corazón y empiezo a hiperventilar". De ahí que practique equitación, pues pasear a caballo le ayuda a desconectar y le da paz.

"Son problemas que están en mi cabeza, hago un mundo. Soy muy nerviosa y muy sensible y me lo tomo todo muy a pecho. De los nervios se me acelera el corazón y empiezo a hiperventilar"

Sonia C.

Lo peor es cuando entra en pánico, de ahí que sus padres estén buscando a un psicólogo especialista en ansiedad generalizada y pánico que le ayude a controlar esas crisis tras diez años de padecimiento "porque vivir así no es vida. Es un sinvivir, es joven y sufre lo suyo más el sufrimiento que piensa que puede provocar en la familia", apunta la madre.

"Vivir así no es vida. Es un sinvivir, es joven y sufre lo suyo más el sufrimiento que piensa que puede provocar en la familia"

Sonia Marco

— Madre

La afectada estaba mejor, incluso había espaciado sus visitas a la única psicóloga en la que confía, y salía con amigas. Sin embargo, un encontronazo con un grupo la semana pasada en una zona de ocio nocturno desencadenó el último episodio y le pilló sin llevar en el bolso la única medicación que le relaja un poco.

Denuncia judicial

Sonia C. terminó en el servicio de Urgencias de una clínica privada a la que suelen llevarla cuando sufre estas crisis, para lo que la familia suscribió un seguro privado hace un año y medio al no hallar tampoco recursos en la Sanidad pública. Allí se produjo un episodio que ya está en el juzgado.

La joven ha interpuesto una denuncia judicial por maltrato psicológico hacia su persona y por "falta de ética del médico por no auxiliarme en ningún momento". Según recoge la misma, pidió medicación por vena para el ataque de ansiedad, no se lo quisieron dar y llamaron a la policía, dejándola en el suelo sin poder moverse ni respirar. Finalmente, la dejaron en la calle "sin prestarme atención" y sin que pidiera el alta médica. Hasta ahora había acudido varias veces a este centro a recibir medicación intravenosa cuando tiene los ataques de pánico y, según explica la familia, se la habían puesto sin problemas.

Después de este incidente, su madre está muy preocupada. "Es un infierno y a veces la propia familia no lo entiende. La última psicóloga ha dicho a mi hija que socialmente lo que le ocurre no se entiende como una enfermedad. No hay empatía. Nunca nadie pregunta cómo está. Es como un tema tabú, o la gente no le da importancia. Ella lo ha tenido que pasar muy mal para querer contarlo", afirma la progenitora, Sonia Marco.

"No hay empatía. Nunca nadie pregunta cómo está. Es como un tema tabú, o la gente no le da importancia"

Sonia Marco

— Madre

La madre reclama más recursos a la sanidad pública porque no todo el mundo puede pagarse un psicólogo; y pide a los profesionales más implicación "porque hay mucha juventud pasando por esto y no ayuda que te despachen en 5 minutos con unas pastillas o un volante. Hay que investigar el problema e intentar ayudar porque es una enfermedad mental".