Aumenta en Alicante en un 20% la detección de casos de sordera de un solo oído causada por un covid leve

La cifra de nuevos diagnósticos por pérdida de audición aumenta un 51% en el último lustro en la Comunidad por la pandemia, el envejecimiento y el interés social por la salud - La mitad de los contagiados de covid sufren pitidos constantes

La doctora Sara Ferrero inspeccionando el oído de una paciente en la consulta de Otorrinolaringología del Departamento de Salud de Elda.

La doctora Sara Ferrero inspeccionando el oído de una paciente en la consulta de Otorrinolaringología del Departamento de Salud de Elda. / INFORMACIÓN

Pérez Gil

Pérez Gil

Tres años después de la irrupción de la pandemia del covid-19 los médicos siguen descubriendo secuelas negativas que el virus ha dejado entre las personas que han pasado la enfermedad. Durante los últimos meses los otorrinos están atendiendo numerosos casos de pacientes con pérdida de audición en uno de los oídos a consecuencia del contagio del covid y no necesariamente con una sintomatología severa.

La doctora Sara Ferrero Coloma forma parte del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital General Universitario de Elda que dirige Jesús Bonnín Otal y es miembro de la junta directiva de la Sociedad Valenciana de Otorrinolaringología. Considera que es necesario estudiar en profundidad si existe una relación causal entre los fenómenos microtrombóticos y guiados por anticuerpos descritos en infecciones de covid-19 y las hipoacusias unilaterales que se están diagnosticando ahora, tras los años más duros de la pandemia.

“Muchos pacientes que estamos viendo en consulta describen que pasaron el covid sin demasiadas complicaciones, en casa, y que justo después de restablecerse empezaron a darse cuenta de que habían perdido audición en uno de los oídos”, ha explicado la doctora Ferrero puntualizando que, sin embargo, "la posible relación entre coronavirus y la pérdida auditiva puede ir más allá". En estos casos el principal problema con el que se encuentran los especialistas es que la recuperación es prácticamente inviable cuando ha pasado mucho tiempo desde que el nervio auditivo se vio afectado. "Si el enfermo consulta el problema con prontitud podemos combatir la inflamación con un tratamiento antiinflamatorio que incluya corticoides y recuperar la audición en la gran mayoría de las personas que sufren esta enfermedad, conocida como hipoacusia o sordera súbita. Sin embargo cuando la fase inflamatoria ha pasado es muy complejo conseguir un buen resultado porque, una vez que el nervio ha sufrido necrosis, las posibilidades de sanarlo son mínimas".

Y en estas circunstancias se encuentra la mayoría de los afectados debido a varios factores. El primero y más importante es que al tratarse de un síntoma débil quienes lo padecían no le daban importancia pensando en que sería pasajero. A ello se suma el desconocimiento científico que se tenía sobre los efectos de la enfermedad en sus momentos iniciales, así como al temor que inspiraba acudir al médico cuando los contagios estaban disparados, la mortalidad en aumento y las UCI saturadas.

Al menos quienes sufren este tipo de sordera pueden llevar una vida normal con un solo oído sano. El único problema al que se enfrentan es la incapacidad que tienen en su vida diaria para identificar la dirección de la que procede el sonido. Una merma que les acompañará el resto de su vida.

Pitidos constantes

A este problema cabe añadirle, según los informes preliminares, que el 50% de los pacientes que han pasado el covid presentan pitidos constantes (acúfenos) que generan un estado de tensión permanente y nerviosismo que puede llegar a producir cuadros de ansiedad y depresión y, en muchos casos, requiere de ayuda psicológica o del uso de mecanismos que eviten el silencio para permitir el descanso nocturno. "No hay tratamientos para esta patología a pesar de que es uno de los motivos principales de consulta", indica la especialista del Hospital de Elda añadiendo que "todo esto demuestra lo que ya se sabía y es que este virus tiene una predilección especial por los nervios que además son especialmente sensibles al daño por anticuerpos a las pequeñas trombosis".

De hecho, en los pacientes de covid más graves se han detectado sorderas bilaterales, debido a la utilización de algunos tratamientos que pueden asociar perdidas de audición. En estos casos se puede mejorar la audición mediante audífonos e implantes nucleares. "Hoy en día no debería haber sordos porque disponemos de métodos para evitarlo por completo", ha señalado por último la doctora de Elda.

En cualquier caso, toda la casuística expuesta está siendo objeto de diferentes investigaciones médicas de ámbito internacional y es pronto todavía para tener resultados concluyentes. Cabe señalar a este respecto que medio millón de personas de la provincia de Alicante pasaron el covid en los dos primeros años de pandemia. La incidencia, por tanto, puede estar mostrando en estos momentos únicamente la punta del iceberg.

Salud auditiva

Los especialistas en Otorrinolaringología recomiendan limitar el volumen y el tiempo de uso de los auriculares, sobre todo los de botón, para preservar la salud auditiva.

El uso de estos dispositivos ha experimentado un incremento exponencial en determinadas franjas de edad no sólo en el entorno laboral (para el teletrabajo), lúdico (juegos o reuniones en línea) o docente (teleformación) a raíz de la pandemia por coronavirus y, ha advertido Sara Ferrero que no siempre se emplean de forma adecuada.

En este sentido, los especialistas en este campo médico insisten en que un mal uso de los auriculares puede derivar en una pérdida de audición o en la aparición de acúfenos, ruidos constantes percibidos sólo por la persona afectada.

Para concienciar a estos colectivos, Sara Ferrero ha recordado que "el volumen de los dispositivos de audio personales, como los auriculares, puede llegar a 136 dB y los sonidos perjudiciales suelen ser aquellos que se sitúan por encima de los 85”.

Por ello, esta especialista aconseja limitar el tiempo que dedicamos a actividades ruidosas, hacer descansos auditivos, reducir el uso de auriculares a alrededor de una hora diaria y no superar el 60 % del volumen máximo del dispositivo.

Además, recomienda que el dispositivo tenga el mayor grado de aislamiento externo posible y, si es factible, que incorpore sistemas de reducción del ruido ambiente para minimizar el volumen al que se usa.

Dificultad para entender conversaciones

El número de nuevos diagnósticos por problemas de audición ha pasado de 26.700 en 2018 a 40.400 en 2022 en la Comunidad Valenciana. Este aumento del 51% en la incidencia se correlaciona con un incremento de casi un 14 % en el último lustro en la cifra de consultas atendidas en la red pública valenciana, de acuerdo con los datos que maneja el Sistema de Análisis de Sistemas de Información Sanitaria de la Conselleria de Sanidad Universal y Salud Pública.

En concreto, los diferentes niveles asistenciales atendieron más de 89.200 consultas relacionadas con problemas de audición en la Comunidad Valenciana el año pasado, la cifra más alta de los últimos cinco años, frente a las 78.400 de 2018.

El aumento se puede asociar a diferentes factores. De un lado, la mayor conciencia social sobre la importancia de cuidar la salud auditiva; de otro, el aumento en la esperanza de vida y el envejecimiento poblacional. De hecho, el grueso de las consultas, en términos absolutos, se concentra en la franja de 70 a 79 años desde 2018. Además, esta tendencia al alza coincide en el tiempo con la pandemia por coronavirus.

A raíz de la pandemia, ha añadido Ferrero, la utilización de auriculares se ha incrementado y "se deben emplear convenientemente para prevenir lesiones".

En cualquier caso, si la persona experimenta sonidos constantes, pérdida de audición o dificultad para entender conversaciones, lo recomendable es consultar con un especialista para detectar las lesiones de forma precoz y adoptar las medidas oportunas.

En el caso de los menores el diagnóstico temprano es crucial para que la pérdida auditiva no perjudique al aprendizaje; en las personas más mayores, en prevención del aislamiento social.