La escasez de pisos de alquiler obliga a los estudiantes a pagar hasta 600 euros por una habitación

El mercado del arrendamiento en las ciudades con campus universitario se sitúa en 360 euros al mes por un dormitorio en Altea, 500 en Elche, 275 en Alcoy y hasta 1.000 en Alicante

Estudiantes en la Facultad de Bellas Artes de Altea buscando en internet pisos de alquiler

Estudiantes en la Facultad de Bellas Artes de Altea buscando en internet pisos de alquiler / David Revenga

J. A. Martínez

J. A. Martínez

La escalada de los precios de las viviendas de alquiler está causando un aumento de lo que se paga por pisos que hasta ahora estaban destinados a estudiantes universitarios. La escalada de precios está salpicando incluso a viviendas compartidas donde se paga por habitación. Este sector del mercado ya no es solo una alternativa para los universitarios, sino que hay ciudadanos que debe quedarse allí a vivir porque no se puede pagar otra cosa. Fuentes del sector inmobiliario señalaron que desde después del verano los precios estaban subiendo hasta un 20 y un 25%, un promedio entre 100 y 150 euros por vivienda.

Pisos compartidos y estudios se han convertido en un refugio para aquellos que buscan una vivienda más barata. Según un informe de Bankinter, antes de la pandemia, en el año 2019, alquilar una habitación en un piso compartido en Alicante suponía un gasto de 251 euros al mes. Ahora se está pagando un promedio de entre 350 y 400 euros. Aunque en las zonas más privilegiadas y con mayor demanda estos precios se disparan.

Hasta un máximo 600 euros al mes y un mínimo de 160 en San Vicente del Raspeig, municipio en el que se encuentra la Universidad de Alicante, según los datos del portal inmobiliario El Idealista, que además de venta y alquiler de pisos, también oferta apartamentos compartidos. Aunque aquellos que se vayan a Alicante pueden encontrarse con cuartos por los que se piden más de mil euros. Aunque todo depende de la zona donde se encuentren las viviendas, ya que el reclamo de estar en primera línea de playa puede ser excusa para reclamar hasta 2.000 y 1.000 euros. Pero por estos dormitorios pueden encontrarse desde 700 euros en el centro urbano a 100 euros en la zona norte. En otras ciudades que son sedes de campus universitarios se paga hasta un máximo de 500 euros en Elche y un mínimo de 150; una media de 275 euros en Alcoy; o de 360 euros en Altea.

En el sector inmobiliario se estima que desde el final del verano, los precios han aumentado entre en 20 y un 25 por ciento, un promedio de entre 100 y 150 euros más al mes por alquilar una vivienda. Con los precios disparados, cada vez más el sector del alquiler echa la mirada a los pisos donde se alquilan habitaciones y que tradicionalmente eran alquilados por estudiantes universitarios. La presidenta del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (API), Marifé Esteso, aseguró a preguntas de este diario que carecían de datos sobre los alquileres de habitaciones, “es lógico que hayan subido porque no hay oferta de pisos en alquiler”. Este colectivo viene alertando de que la falta de seguridad jurídica para los propietarios de viviendas está provocando que éstos las hayan sacado del mercado, mientras que la demanda no para de subir por los inversores extranjeros. Según el último informe del mercado del portal El Idealista, el precio por metro cuadrado de la vivienda de alquiler en Alicante es de 9 euros y ha experimentado un aumento del 17,5% desde el año pasado. Los arrendamientos han subido más que el precio de las hipotecas, que tuvieron un incremento del 15,7 por ciento a lo largo de los últimos doce meses.

“Es habitual que se junten grupos de amigos para compartir gastos en el piso. Porque no solo es el precio del alquiler, también está el agua, la luz, el teléfono...”, asegura Silvia Seva de la Inmobiliaria Vesta House en San Vicente, que suele contar entre sus clientes con estudiantes universitarios. Lo habitual es que las zonas que más demandan estos estudiantes son aquellos que están más próximos a la Universidad, incluso por la zona norte, por la proximidad. Aunque no faltan aquellos que se instalan en el centro de Alicante o la zona de playa y se desplazan en transporte público hasta el campus. Aunque, tienen la dificultad de que para esos pisos compartidos se requieren inmuebles de hasta tres y cuatro habitaciones, es decir, que sean apartamentos grandes, lo que también supone que sean más caros. Por lo que el compartir gastos es la opción más viable para poder pagarlos.

Desde el Consejo de Alumnos de la Universidad de Alicante, su secretario general Ginés Sola aseguró que "el precio se ha incrementado exponencialmente y un estudiante de cuarto curso que lleve viviendo fuera de su casa, en un piso en San Vicente, puede haber visto incrementados sus gastos, entre precio del alquiler y gastos del piso en aproximadamente el doble de lo que pagaba en su primer año". "Al Consejo de Estudiantes nos han consultado si disponemos de alguna ayuda o si podemos orientarles hacia algún tipo de beca. Lamentablemente no podemos, porque estas ayudas son muy escasas. Las que hay tardan siglos en recibirse desde que se solicitan. Muchas veces las familias tienen que adelantar una cantidad de dinero que dificulta su previsión económica. Porque además a eso le tienes que añadir los gastos de matrícula y materiales como manuales y papelería", añadió. Sola aseguró que desde el Consejo se apostaba por "incentivar a los propietarios en beneficios para los alquileres jóvenes con precios moderados en una ciudad universitaria como San Vicente y en impulsar ayudas desde Conselleria, ayuntamientos y la propia universidad para los estudiantes que vienen de diversos puntos de la provincia y del país a estudiar fuera de sus lugares de origen".

Erasmus en la UA

Para los estudiantes Erasmus, procedentes de otros países de la Unión Europea, la Universidad de Alicante dispone de “una amplia base de datos de pisos compartidos cuyos propietarios alojan a alumnos tanto españoles como extranjeros. Todos los pisos están situados en el centro de Alicante perfectamente comunicados con el Campus y con conexión a internet”, señalaron fuentes de la UA. Los precios dependen de las características del piso, y varían entre los 230€ y 300€ al mes por habitación (individual), sin incluir gastos agua, luz o gas.

Otras opciones más económicas que se plantean es el vivir con alguna familia española, lo que “permite la integración en la cultura española y practicar el idioma español fuera del aula. Contamos con familias que tienen muchos años de experiencia y saben exactamente cómo comunicarse con estudiantes extranjeros y hacer que el estudiante se sienta como uno más de la familia”. El precio por media pensión es de 25 euros y de 27 por pensión completa.

Universidad Miguel Hernández

Por su parte, el delegado general de estudiantes de la Universidad Miguel Hernández de Elche, Miguel Antonio Herrero Navarro, señaló que mientras en Elche los precios no están tan elevados como en otras ciudades, no ocurre igual en otros puntos donde se encuentran desplazadas algunas de sus facultades, como ocurre con Medicina en Sant Joan o Bellas Artes en Altea. “Se encuentran en zonas turísticas y allí se pueden dar con precios desorbitados”, aseguró.

Anuncios  para buscar vivienda en uno de los tablones de la Facultad de Bellas Artes de Altea.

Anuncios para buscar vivienda en uno de los tablones de la Facultad de Bellas Artes de Altea. / David Revenga

La proximidad de Altea con Benidorm, donde se recibe turismo prácticamente durante todo el año convierte la labor de encontrar piso en una misión complicada. Algunos estudiantes del campus de Bellas Artes se quejan de que las malas comunicaciones hacen prácticamente inviable el que se puedan ir a vivir a algún municipio cercano, mientras que para subir hasta el campus en el Tram desde Alicante puede suponer un viaje superior a las dos horas. Sobre todo el hecho de que en ocasiones el piso se necesita para septiembre, cuando aun están en plena temporada alta. “Cuanto más se tarda encontrar casa, menos posibilidades hay de que ésta se encuentre cerca de la facultad”, aseguró Herrero a este diario.

El precio de los alquileres, cómo estaba afectando a los jóvenes y cuáles eran las políticas de la vivienda de la Generalitat era una de las cuestiones que iba a plantear el Consejo Valenciano de la Juventud, presidido por el alicantino Alvar López de Medina. Un reciente informe del Consejo de la Juventud de España alertaba de que el alquiler se comía hasta un 60% del sueldo de los jóvenes.

Informe

Un informe del portal Housing Anywhere, que suele usarse por algunos jóvenes estudiantes europeos para encontrar vivienda, advierte de que esta escalada de precios se ha venido produciendo en toda Europa a lo largo del pasado año. “Teniendo en cuenta la actual inflación del 9,3%, no es de extrañar que muchos gobiernos europeos estén adoptando medidas restrictivas para mantener bajos los precios de los alquileres. Sin embargo, de cara al futuro, las restricciones relacionadas con los precios para tratar los síntomas (el aumento de los precios) pueden no ser la medida más sensata a largo plazo. Al fin y al cabo, puede incluso tener un impacto negativo sobre la causa subyacente, es decir, la falta estructural de oferta”, asegura el citado estudio.

“El aumento interanual del precio de los alquileres supera con creces la tasa de inflación en 2022, indicando que el coste de la vida sigue siendo uno de los principales factores de estrés para los europeos. También sugiere que si no se actúa sobre la crisis de la vivienda, la incertidumbre económica nos acompañará en un futuro próximo”, concluye. El final de las restricciones a la movilidad tras la pandemia está causando una mayor demanda de los pisos de alquiler, pero el mercado no está siendo capaz de cubrir la demanda. Este mismo portal ofrece habitaciones tanto individuales como compartidas en Alicante con precios que oscilan entre los 500 y los 230 euros. Aunque no faltan las propuestas con tres ceros en la zona de playas. En dicho estudio, València aparecía como una de las ciudades españoles donde mayor se habían incrementado los precios en estudios y pisos compartidos junto a Madrid y Barcelona.