La Marinera de la cofradía Divino Amor procesionará con la corona restaurada

Los costaleros esperan sacar los tronos por Alicante por primera vez tras la pandemia, ya que la lluvia impidió su salida en 2022

Los costaleros de Divino Amor ensayan de cara a la procesión del Miércoles Santo.

Los costaleros de Divino Amor ensayan de cara a la procesión del Miércoles Santo. / David Revenga

Alberto Losa

Alberto Losa

La cofradía del Divino Amor y la Virgen de la Soledad es la encargada de cerrar el Miércoles Santo de Alicante. Una procesión que, para los hermanos, supone mostrar la devoción que hay sobre estas dos imágenes, en especial hacia la virgen, y que lleva sin salir desde antes de la pandemia, ya que el pasado año no se pudo llevar a cabo la procesión a causa de la lluvia.

Para la cofradía, explica su hermano mayor, Julio Forner, sacar las imágenes y cerrar el capítulo de todo un año trabajando significa "mostrar la devoción que hay sobre el Divino Amor y, sobre todo, por la Virgen de la Soledad, 'La Marinera'. Llevamos dos años de pandemia y además el año pasado no pudimos salir por la lluvia, por lo que hay mucho trabajo y mucha devoción detrás", apunta.

"Llevamos dos años de pandemia y además el año pasado no pudimos salir por la lluvia, por lo que hay mucho trabajo y mucha devoción detrás"

Julio Forner

— Hermano mayor de Divino Amor

Su virgen es la más antigua de Alicante, aunque su hermano mayor destaca que para él lo más importante es ver a sus hermanos: "Para mí lo que más importancia tiene es volver a ver a muchos hermanos. Tiene importancia el cortejo procesional en el que los costaleros llevan las imágenes y las mantillas y van en su recogimiento. Se ve a personas que tanto y tanto están sufriendo y se juntan muchos sentimientos", explica.

Salida con dificultad

La salida es uno de los puntos de mayor interés de la procesión por su dificultad: "Tiene su encanto en cuanto a la dificultad que tienen. El Cristo no sale a hombros, sale al brazo porque por altura no podría salir. Ese problema se agudiza con el trono de la Virgen por los faroles que lleva. A mí, lo que más me gusta de la procesión es ver a las imágenes por todas esas callejuelas del barrio y esos recovecos por las esquinas. En esa zona del Casco Antiguo es donde para mí tiene más expresión".

Pese a coincidir en día con Santa Cruz, las procesiones de la cofradía del Divino Amor no pasan desapercibidas: "Nosotros vamos detrás y mucha gente nos espera. No hay nada que pase desapercibido, todo lo contrario. Me gustaría que hubiera más atención por quienes parece que solo prestan atención a Santa Cruz, pero nos espera mucha gente", apunta Forner. Entre sus actos durante la procesión destaca el certamen de saetas.

Su sede canónica es el Convento de las Madres Agustinas, que ahora se encuentran en la Santa Faz, por lo que muchas de las actividades que hacían se han visto multiplicadas. Las más destacadas son el voluntariado y la venta de productos que hacen las propias monjas: "A lo largo del año se ha puesto en marcha un sueño que tenían las monjas, que es el comedor social. Se le da de cenar a 60 personas todos los días, de lunes a viernes, y la cofradía tiene un papel activo en el voluntariado y el apoyo económico en la medida de lo posible", apunta el hermano mayor de la cofradía.

Restauración de "La Marinera"

En cuanto a la procesión, la gran novedad de este año es la restauración de la candelaria de la Virgen de la Soledad "La Marinera": "Dentro de lo que es la idiosincrasia de esta cofradía, tenemos dos aspectos fundamentales en los que tenemos que trabajar: la acción social y la restauración de nuestro patrimonio", explica Forner. El año pasado, se llevó a cabo uno de los mayores cambios, aligerando el trono del Cristo, y este año se ha apostado por renovar la candelaria y los faroles de la Virgen, como remarca el propio hermano mayor: "Son un aspecto diferencial y requerían de una renovación. Esa es la principal novedad e inversión a nivel de patrimonio que ha hecho la cofradía. Se bendecirán el próximo 1 de abril".

Una renovación necesaria para la talla más antigua de Alicante, que data de 1710 en una obra original de Bautista Vera.