Una hermandad caracterizada por el silencio. La procesión de la Hermandad del Cristo de la Buena Muerte es una de las más solemnes de la Semana Santa de Alicante. Su objetivo, aseguran los cofrades, es evitar el lucimiento personal y pensar solo en el momento de sacar las imágenes a la calle.
"Es la hermandad del silencio. Todos los miembros y los hermanos vamos tapados, incluso yo como hermano mayor", explica Juan María Matas, que apunta que es "una forma de hacer una salida a la calle, interiorizar el sacrificio y no lucirse".
El momento de la salida en el Jueves Santo, apunta el hermano mayor, es de interiorizar: "Estás en tu mundo, vas con la cara tapada. Como no se habla, no te comunicas con el exterior. Estás muy recogido en ti y pensando en lo que estás haciendo, que es sacar al Señor y a la Virgen a la calle. Se trata de dar ejemplo y llevar la religiosidad a la calle, que no esté solo en el altar o en la iglesia".
Sin música
La hermandad tiene la singularidad de que no va acompañada de música: "Salvo en el anuncio de que llega la procesión, no llevamos música de ningún tipo. También lo que más nos puede caracterizar es el ruido que hace el paso al andar. Nuestro andar es diferente, es más rápido y más rítmico que en otros pasos de la ciudad", indica Matas. Un andar que va marcado por el golpe de los cargadores, que no tienen música de referencia y llevan unos palos con su significativo "cloc, cloc", como apunta el hermano mayor.
Como muchas de las hermandades, en las calles más estrechas es donde mejor se aprecian, según consideran los propios cofrades. Además, en algunos de estos puntos cuentan con un coro que entona misereres al paso de los titulares. "Se respeta bastante el silencio que hay, incluso por los bares y los comercios. Lo único que lo rompe es el ritmo de los pasos", considera Matas.
Imágenes
Las imágenes del Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Señora de las Angustias no cuentan con ninguna novedad, ya que son tallas de los siglos XVI y XVIII: "La Virgen es de Francisco Salzillo, su única imagen que procesiona en Alicante. Somos responsables, aparte de la carga religiosa, de sacar unas imágenes que artísticamente son importantes y hay que cuidarlas", apunta el hermano mayor.
Pese a que las imágenes no cuentan con ninguna novedad, para el traslado del convento de las Reverendas Capuchinas hasta la Concatedral, desde donde inicia la procesión, se estrenarán unas andas nuevas.
La hermandad, subraya Matas, "es un punto de encuentro entre personas que no se ven en todo el año". Uno de sus puntos destacados es la gran cantidad de promesas que acompañan al Cristo: "Con la pandemia se ha reducido un poco, pero llevamos cientos de promesas detrás". En total, indica, son cerca de 400 hermanos de los que salen casi 200 en la procesión del Jueves Santo, que inicia de noche y termina de nuevo en la Concatedral de San Nicolás ya de madrugada.