Los consumidores pagan por los alimentos un 600% más de lo que reciben los productores

El precio de los limones ha crecido en el último año el triple que el IPC, aunque los agricultores siguen cobrando lo mismo por él. Asaja-Alicante atribuye la enorme brecha a la especulación de las grandes cadenas

Varias mujeres esperan su turno para comprar en un puesto de frutas y verduras en el mercado de La Vila.

Varias mujeres esperan su turno para comprar en un puesto de frutas y verduras en el mercado de La Vila. / David Revenga

R. Pagés

R. Pagés

Arancha G.M. admite que desde que se independizó para vivir con el que hoy es el padre de sus hijos nunca había estado pendiente de los precios en el supermercado. «Compraba lo que me apetecía o lo que hacía falta para casa, pero no me preguntes qué valía un litro de leche porque no te lo sabría decir». Sin embargo, de un tiempo a esta parte, ha notado que llenar el carro de la compra cada semana le cuesta, en el mejor de los casos, entre 50 y 60 euros más que antes. Por eso, después de más de una década comprando a su antojo, ahora mira y compara etiquetas. 

La imparable escalada del precio de los alimentos no solo está haciendo que a los ciudadanos nos cueste cada vez más llenar la nevera, sino que además está generando una brecha abismal entre lo que se paga por un producto en origen y lo que acabamos pagando por él en el supermercado.

Un ejemplo. Los agricultores de la provincia de Alicante perciben unos 0,30 euros por un kilo de limones recién cogidos del árbol; nosotros los llegamos a pagar a 2,49 euros en algunas de las principales superficies. O, dicho de otra manera, un 830% más caro que lo que cobra por él el agricultor.  

La evolución del precio de esta fruta, muy extendida en la huerta alicantina, es fiel reflejo de lo que está ocurriendo en los últimos años en el mercado.

Aunque su precio en origen se ha mantenido estable —entre 0,30 y 0,40 euros el kilo, a excepción de 2016, cuando se llegó a pagar a los agricultores hasta 0,67 euros/kilo—, el valor del limón en tiendas y supermercados se ha incrementado de 1,89 euros el kilo en 2016 a 2,49 en la actualidad, tal y como recogen los datos publicados por el Observatorio de la Cadena Alimentaria, dependiente del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, y el Observatorio de Precios que elabora la Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja).

Un puesto del mercado municipal de Benidorm, con las etiquetas de los precios de algunas frutas y hortalizas.

Un puesto del mercado municipal de Benidorm, con las etiquetas de los precios de algunas frutas y hortalizas. / David Revenga

Este último informe refleja, además, que la distancia entre el precio en el campo y para el consumidor se ha seguido agrandando de manera notable en los últimos doce meses, cuando ya había estallado la guerra en Ucrania. Mientras que la brecha entre ambos precios en marzo de 2022 era del 663%, en la actualidad se ha disparado hasta el 830%. Es decir, mientras que el agricultor sigue cobrando lo mismo por producir limones, los ciudadanos pagamos por ellos un 20% más, más del triple de lo que ha subido el IPC, que selló un 6,1% de subida en febrero. 

Reflejo en la cesta de la compra

La enorme grieta entre el precio para el productor y el que encontramos en las tiendas se repite también en muchos otros productos de alimentación.

Un kilo de naranjas vale un 540% más en el supermercado de lo que se paga por él en el campo; la calabaza, un 620% más; las alcachofas, un 665% y las cifras se disparan prácticamente hasta rozar el 1.000% en el caso de frutas como la uva sin pepitas —de 0,60 a 5,76 euros el kilo— o el pomelo, por el que el agricultor percibe 0,25 euros y en el mercado alcanza los 2,39, según el Observatorio de Precios publicado esta semana por Asaja, correspondiente a la primera semana de marzo.

« Se camufla con la inflación lo que en realidad es especulación. ¿Y quién saca tajada? El campo, desde luego, no»

José Vicente Andreu

— Presidente de Asaja-Alicante

Con huevos, carne y pescado, fresco o congelado, también ocurre lo mismo; aunque en este caso, en un porcentaje mucho menor que en el caso de las frutas y verduras. 

¿Cuál es el motivo de esta enorme diferencia de precios? «Se está camuflando con la inflación lo que para nosotros realmente es una tremenda especulación». Así de claro se expresa el presidente de Asaja en la provincia de Alicante, José Vicente Andreu, que señala a las grandes cadenas de supermercados de estar alimentando este fenómeno a costa de intermediarios, como algunas centrales de compra que son propiedad de las mismas cadenas.

«Durante muchos años el mercado se ha regulado por la regla no escrita del ‘tercio’: un tercio para el agricultor, un tercio para el distribuidor y un tercio para el vendedor, pero de golpe y porrazo esta regla se ha distorsionado hasta un punto que para los agricultores se hace insostenible. ¿Cómo es posible que haya diferencias de precio del 800, 1.000 o a veces de hasta el 1.200% en algunos productos, cuando no debería estar por encima del 300%? ¿Quién está sacando tajada? El campo, desde luego, no», asevera el portavoz de esta organización agraria, quien reitera su petición al Gobierno para que inste a cumplir la Ley de la Cadena Alimentaria, que prohíbe la venta a pérdidas. 

Efecto tapón

Desde Asaja-Alicante urgen al Ejecutivo a hacer cumplir esta ley por distintos motivos. Por un lado, porque «este sector está llegando a unos límites que no se pueden aguantar más».

Por otro, por el temor a que esta escalada de precios continúe desbocada y acabe provocando un efecto tapón. «Hay mucha gente que está dejando de comprar ciertas frutas y verduras porque se han puesto con unos precios imposibles, como si fueran gambas. Y si la gente no los compra, nosotros tampoco los vendemos, así que al final hay un bloqueo y el que pierde, otra vez, es el campo», señala Andreu.

¿Han detectado este efecto ya en algún producto? El dirigente señala a la almendra y el limón ecológicos como los que por ahora se han visto más perjudicados, sobre todo por el desplome de exportaciones al norte de Europa.

Topar precios

La consecuencia más clara y evidente de todo ello es la que tiene que ver con nuestro bolsillo. El poder adquisitivo de los españoles se ha reducido notablemente en los últimos meses debido a la inflación generalizada y la cesta de la compra ha tenido mucho que ver.

Los limones ecológicos son uno de los productos que más afectados se están viendo por ese "efecto tapón" del mercado. En la imagen, un productor de Albatera.

Los limones ecológicos son uno de los productos que más afectados se están viendo por ese "efecto tapón" del mercado. En la imagen, un productor de Albatera. / HECTOR FUENTES

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) calcula que hacer la compra nos cuesta de media 860 euros más al año, una situación que además de preocupar enormemente a los ciudadanos también parece haber entrado, por fin, en la agenda política. 

Tras observar que la bajada del IVA aplicada a algunos alimentos desde el primeros de año no ha tenido el efecto esperado para contener la inflación, en Madrid, ministras como Yolanda Díaz insisten en reivindicar la necesidad de topar los precios de la compra básica, como se ha hecho esta semana en Francia. Aunque las grandes superficies ya han avanzado su rechazo a esta medida.

Aquí, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig ha anunciado también un acuerdo inminente con los grandes supermercados para la puesta en marcha de un bono de consumo que rebaje el precio de los alimentos a las familias, pero sin perjudicar al eslabón más débil, como ha reclamado Asaja. «No queremos que afecte a los distribuidores de origen ni al pequeño comercio», aseveró el jueves sobre este asunto Ximo Puig, que la próxima semana se reunirá con las superficies para concretar la medida.

Una dieta con menos nutrientes

Por último, hay otra consecuencia que tampoco podemos ni debemos olvidar: a menor consumo de productos frescos, frutas y hortalizas, peor para nuestra salud.

«Vemos a gente en consulta que ha dejado de comer pescado o cierta fruta por el precio, a costa de acabar poniendo en riesgo su salud"

Melody García

— Nurtricionista

«Muchos pacientes que vienen a consulta nos dicen directamente que han dejado de consumir pescado o que apenas comen verduras por estar tan caras», alerta la nutricionista Melody García. «Se puede cometer el error de sustituir la fruta por otros productos procesados y con precios que no se han visto tan afectados por este incremento, como galletas o zumos azucarados, lo que hace que aumente el riesgo de sobrepeso, obesidad, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, también aumentar los triglicéridos o el colesterol LDL, resistencia a la insulina o diabetes tipo 2», explica García.

En La Vila, la Cofradía de Pescadores ha abierto un puesto en el mercado para vender sus productos con menos intermediarios y, de esta forma, poder ajustar los precios.

En La Vila, la Cofradía de Pescadores ha abierto un puesto en el mercado para vender sus productos con menos intermediarios y, de esta forma, poder ajustar los precios. / David Revenga

La nutricionista también recuerda que suprimir el pescado de la dieta hace que dejemos de ingerir «proteínas, grasas como el omega 3, vitaminas o minerales, lo que puede conllevar a afectar nuestra función cognitiva o generar problemas cardiovasculares o en la piel», entre otros. 

6,1% IPC

La bajada del IVA no frena la curva ascendente

El IPC creció en febrero dos décimas hasta el 6,1%, lo que refleja que la bajada de IVA para los alimentos no ha contenido los precios como preveía el Gobierno. 

860 EUROS

El sobrecoste de llenar la cesta de la compra

Un informe de la OCU afirma que llenar la cesta de la compra nos cuesta de media 860 euros más al año.