Moros y Cristianos de San Blas de Alicante: más de 200 kilos de pólvora en las embajadas de cierre de fiesta

La pirotecnia pone el broche de oro a la 81 edición festera, primero con los disparos de arcabucería; y en el adiós definitivo con un castillo de fuegos a cargo de la firma Tamarit

Las fiestas de Moros y Cristianos de San Blas finalizan con una espectacular Embajada Cristiana

Pilar Cortés

J. Hernández

J. Hernández

«Muy contenta por el brillante desarrollo sin incidentes y luchando ya para que el año que viene las fiestas salgan a las calles de nuevo». Mar Marín, presidenta de la Asociación de Comparsas de Moros y Cristianos de San Blas de Alicante, piensa ya en la 82 edición de estas fiestas declaradas de Interés Turístico Autonómico, las de 2025, cuando aún resuena el estruendo de los disparos de arcabucería de este lunes.

Un total de 104 kilos de pólvora se han quemado por la mañana, durante la Embajada Mora con batalla y capitulación cristiana; y otros 104 esta tarde durante la embajada del bando de la cruz, que recuperó el castillo tras la lucha al rendirse los de la media luna. 

Un doble acto tradicional con el que cada año se pone el broche de oro a la celebración tras la lectura de los textos originales de José Pascual Pérez «El Fusteret» y de las capitulaciones del poeta samblasino Vicente Mojica. A la conclusión de la última embajada, el público asistente y los propios festeros protagonistas asistirán al último acto del programa, un espectáculo musical con el himno de San Blas y el disparo de un castillo de fuegos artificiales a cargo de pirotecnia Tamarit.

Ola de calor

Ni siquiera la ola de calor, que el sábado alcanzó su pico en Alicante y se dejó sentir durante la Entrada Cristiana, restó asistencia a las fiestas, afirma la junta de comparsas. Fue una noche «impresionante» con una capitanía cristiana escoltada por una decena de bandas de música y representada por una alferecía que por primera vez en 81 años de fiesta fue ostentada por una mujer, Ana Loreto Cegarra, junto a sus seis guerreras.

Las once filaes cristianas desbordaron majestuosidad desplegando sus trajes de malla reluciente, sus armas y sus escudos en un desfile vibrante donde el eco de las marchas cristianas resonó por cada rincón del barrio. Los primeros en aparecer fueron los Cides, celebrando su 50 aniversario, y el capitán, Antonio Sánchez Ródenas, con su boato. Completaron los Caballeros Hospitalarios, Lucentinos, Aragoneses, Templarios, Cruzados, Cántabros, Leoneses, Almogávares, Caballeros de Montesa y los Navarros.

Ballets

El domingo, el bando moro sacó a las calles toda su artillería, con «una capitanía que impresionó y una Entrada espectacular, ballets, bandas de música y un concierto gratuito en la calle para todos los que acudieron», tal y como recordaba ayer la presidenta. 

Los festeros de la media luna marcaron el paso con sus botas de punta y zapatos planos, mientras miraban al cielo con sus majestuosos turbantes, y el raso de sus pantalones deslumbraba. Los primeros en dejarse ver fueron los Negros Senegaleses, titulares de la Capitanía Mora.

El capitán, Vicente Sala Blasco, exhibió las llaves del antiguo ayuntamiento que el alcalde de Alicante, Luis Barcala, le había entregado tanto a él como al capitán cristiano días antes; y a la altura de la tribuna realizó el simbólico cambio de llaves, representando la apertura del castillo de San Blas. 

Boatos

Completaron las filaes Abbasies, Abbasidas, Nómadas, Magenta, Negros Kabileños, Alfaquíes y Marrakets, también en su 50 aniversario; Beduinos y Abencerrajes, la filà de la alferecía mora, con un espectacular boato con guiños a la época del Al-Andalus.

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