UN SIGLO DE SAGAS FAMILIARES EN LA CIUDAD DE ALICANTE
Los Abad: tejidos Ytier, Hércules y el alcalde que negoció con Onassis

Inauguración del Hotel Meliá. De izquierda a derecha (Amelia Abad Olmos, José Abad Gosálvez, Amelia Olmos Ugarte, Mª Teresa Revenga Ortiz de la Torre y José Abad Olmos).
En los primeros meses de la guerra civil proliferaron los paseos, ejecuciones sin sumario que deshonraron a unos y a otros. Alicante no fue menos y vivió también aquellos episodios de violencia y represión contra el vecino. En aquellos albores del conflicto el nombre de José Abad Gosálvez apareció en una de esas listas negras. El joven, abogado de 21 años, tenía todas las papeletas: ser hijo de un comerciante conocido en la ciudad, haber sido secretario de la Federación de Estudiantes Católicos en Valencia y pertenecer a la Falange.
Una noche algunas de las cabezas pensantes de aquella caza al rebelde acudieron a un bar y el vino les soltó la lengua. La efusividad del alcohol dejó al descubierto alguno de los nombres de sus próximas víctimas y alguien que no debía les oyó. Al día siguiente, con cautela, el hombre que puso la oreja en el bar acudió al número 22 de la calle Mayor, donde los Abad tenían la tienda de tejidos y tapices Ytier, una firma con solera en la ciudad. Recogido el aviso, tanto José Abad Gosálvez como su hermano Luis aceleraron su huida.

José, Elisa y Luis Abad Gosálvez, a finales de los años veinte / INFORMACION
De madrugada se adentraron en la playa del Postiguet y, ocultos entre las casetas, donde los bañistas se cambiaban el traje de baño por pudor, comenzaron a nadar. Mar adentro les esperaba un torpedero alemán que les dejaría en Italia. Allí, indocumentados como iban, fueron llevados a prisión. Días más tarde, cruzados los datos, fueron puestos en libertad y regresaron a España para luchar con el bando sublevado. José luchó con la Legión y Luis, con los Regulares en Ceuta. Una vez acabada la contienda volvieron a Alicante.
Ambos (y su hermana Elisa) eran hijos de José Abad Ramos y Luisa Gosálvez y, a su vez, nietos de José Abad Peidró, que ya regentaba la tienda y la fábrica Ytier a finales del siglo XIX. Con domicilio junto al negocio familiar, en el pasaje Pórtico de Ansaldo, entre la calle Mayor y Rafael Altamira, los hermanos Abad Gosálvez recompusieron su vida en 1939. Luis continuó al frente de Ytier, toda vez que su padre había fallecido. José, por su parte, continuaría una firme carrera política y, tras el final de la guerra, participó en el traslado de los restos de José Antonio Primo de Rivera desde Alicante hasta El Escorial. Fueron diez días de caminata, con el féretro a hombros de falangistas de rompe y rasga (Serrano Suñer, Sánchez Mazas…). Tras ello su rango subió: secretario y luego subjefe del Movimiento en la provincia, diputado provincial, concejal, alcalde…

Los Abad: tejidos Ytier, Hércules y el alcalde que negoció con Onassis / INFORMACION
En realidad, uno de sus primeros grandes cargos fue el de presidente del Hércules (1942-44), siendo uno de los primeros en la etapa franquista (tras Pérez del Castillo y Quero Bravo), época en la que el club, como el resto, estaba controlado por completo por el Movimiento, como bien explica el periodista Manuel Lillo en su libro Hèrcules, futbol i política. Fue para Abad el despegue de una trayectoria que tocaría máximos en 1966, cuando asumiría la alcaldía de Alicante. Durante su mandato se crearía el Centro de Estudios Universitarios (CEU), germen de la actual Universidad de Alicante, y se aprobaría la construcción del hotel Melià, criticado por unos pero símbolo del paso adelante que dio la ciudad con el turismo a partir de los años setenta.

José Abad Ramos, fallecido en 1933, propietario de la tienda de tejidos Ytier. / INFORMACION
En 1970 José Abad Gosálvez abandonaría el cargo de primer edil, después de remozar la pedanía de Santa Faz, urbanizar el paseo de Gómiz y negociar con el multimillonario Onassis por Tabarca. El magnate griego, como cuentan Enrique Bolland y Salvador Ruso, se interesó por la isla a principios de los sesenta y movió hilos para tratar de adquirirla. Los abogados de Onassis comprobaron que Tabarca no aparecía en el Registro de la Propiedad y que el asunto llegaba hasta la época de Carlos III. Abad, en un primer momento, se interesó por la idea. «Se autorizó a estudiar un proyecto de gran envergadura en aquel paraje», recordaría tiempo después. Luego cambió de parecer: «La isla de Tabarca está declarada monumento histórico-artístico y por lo tanto no se puede realizar ningún tipo de obra en la misma sin la previa autorización de la Dirección General de Bellas Artes». La propiedad de la isla recaía en el Ejército, que decidiría no vender la isla «para no perjudicar a los tabarquinos». Poco después José Abad, como
alcalde de Alicante, compró los últimos terrenos no edificados de Tabarca para evitar proyectos de este estilo. Hoy seguro que lo agradecen.

José Abad Gosálvez, alcalde de Alicante, en el Congreso de los diputados / INFORMACION
José Abad se casó con Amelia Olmos Ugarte y tuvieron a Amelia y a José Abad Olmos. Amelia se licenció en Filosofía y Letras y trabajó durante 40 años como profesora en Alicante. Primero en el Centro de Estudios Juan XXIII, donde llegó a ser directora, y luego en las Teresianas, donde se jubilaría hace veinte años, ya en el centro de Vistahermosa, donde todavía hoy sus alumnos la recuerdan como una de las docentes más sabias y respetadas, incluso por los más rebeldes. Entre otras asignaturas, impartió eminentemente Castellano e Historia, materia con la que enganchó a muchos jóvenes con sus historietas. También quedaron en la memoria los mapas físicos calcados en las ventanas de un colegio donde lideró la creación del belén viviente en Navidad, sin duda el más numeroso y atractivo de la ciudad, tradición que aún sigue en pie. Le ofrecieron impartir clase en la universidad pero lo rechazó: «Prefería formar a los jóvenes gamberros antes que a jóvenes ya mal educados». Genio y figura.
Su hermano, José Abad Olmos, fue un reputado ginecólogo en la ciudad y compaginó su trabajo en el Hospital General con el del Perpetuo Socorro o la Clínica Vistahermosa. Se casó con Mª Teresa Revenga de la Torre, política de largo recorrido en el PP alicantino a finales del XX y principios del XXI. Sus hijos, el abogado José y la funcionaria María Abad Revenga (ambos con descendencia adolescente), continúan una saga familiar en Alicante que se pudo cortar de raíz en aquel verano sangriento de 1936. «Mucho tiempo después una mujer entró en la tienda y dijo que su padre fue quien vino aquí y dio el aviso para salvar a nuestro abuelo», cuentan hoy los Abad Revenga. «En realidad ya no sabíamos si aquello había sido real o era una leyenda familiar».
- Cónclave de Belleas del Foc: históricas que toman la palabra
- El Puerto dice que si la Cámara de Comercio de Alicante ha construido una planta de más, es el Ayuntamiento quien tiene que restablecer la legalidad
- Las hogueras de Especial se dejan ver por primera vez en Alicante
- Béton Brut desvela su fecha de apertura en el Puerto de Alicante
- Hogueras frente a la prohibición de las mascletás: 'Para los que apostamos por la pólvora es un roto
- Barcala prohíbe las mascletás a las comisiones fuera de los días de Hogueras
- Primeras reacciones en Alicante al nuevo papa León XIV: del obispo Munilla al alcalde Barcala y los Agustinos
- Padre Mariano: 'El papa visitó el colegio San Agustín de Alicante y demostró su cercanía y humildad