8M TODO EL AÑO

La alcaldesa con alma de matrona

Rosa Mazón Valero, primera regidora de la democracia en la provincia (Torrevieja) y matrona durante más de tres décadas

Inscripciones de Rosa Mazón Valero en los registros provincial y nacional de matronas. | COLECCIÓN FAMILIAR

Inscripciones de Rosa Mazón Valero en los registros provincial y nacional de matronas. | COLECCIÓN FAMILIAR

Elvira Rodríguez

Elvira Rodríguez

«A los 27 años, yo, Rosa Mazón, no sabía leer ni escribir; pequeño inconveniente que no mermó mis deseos de ser comadrona», expresa esta mujer forjada a sí misma en una carta abierta dedicada «a sus chiguitos —niños, en expresión local— de Torrevieja» para «que nunca os deis por vencidos, pues nada es difícil si os lo proponéis», publicada en el especial dedicado al siglo XX del Semanario Vista Alegre. En 1953 comienza a estudiar: Bachiller, con «los libros que le prestó Miguel Mateo de su hija», y después Ayudante Técnico Sanitario y Obstetricia en Valencia. A finales de 1961, Rosa Mazón Valero (1926-2012) recibe su acreditación como matrona, lo que ella quería. Su nieto, el fisioterapeuta pediátrico David Valero Torregrosa, subraya: «Siempre me impresionó cómo estudiaba para no caer rendida después de las largas jornadas de trabajo. Se sentaba sobre el respaldo de la silla, de manera que si se dormía caía al suelo desde esa altura».

Primera Corporación democrática de Torrevieja encabezada por Rosa Mazón Valero: 1, Tomás Martínez; 2, Francisco Iniesta; 3, Máximo Ortuño; 4, Juan Migallón; 5, Armando Ortuño; 6, Gabriel Samper; 7, Joaquín García; 8, Juan Antonio Hernández; 9, Antonio Moya; 10, Esteban Rosado; 11, Antonio Mañogil; 12, Julián Martínez; 13, Antonio Giménez; 14, Cayetano Bernabé; 15, Rosa Mazón; 16, Pilar Bona y 17, Valentín Santos. Año 1983. | SEMANARIO VISTA ALEGRE

Primera Corporación democrática de Torrevieja encabezada por Rosa Mazón Valero: 1, Tomás Martínez; 2, Francisco Iniesta; 3, Máximo Ortuño; 4, Juan Migallón; 5, Armando Ortuño; 6, Gabriel Samper; 7, Joaquín García; 8, Juan Antonio Hernández; 9, Antonio Moya; 10, Esteban Rosado; 11, Antonio Mañogil; 12, Julián Martínez; 13, Antonio Giménez; 14, Cayetano Bernabé; 15, Rosa Mazón; 16, Pilar Bona y 17, Valentín Santos. Año 1983. | SEMANARIO VISTA ALEGRE

Hija de José Mazón Agulló —Serenico— y Concepción Valero López, tuvo cuatro hermanos: José, Antonio, Adela y Joaquín. Era la cuarta. Su padre era salinero y uno de los fundadores de la Unión General de Trabajadores y de la Casa del Pueblo de Torrevieja; su madre «tenía un localito donde preparaban café de recuelo, con lo que les daban del hecho en el Casino, y después vendían —es un decir, unos pagaban y otros no podían— a precio muy económico a los pescadores que salían a la mamparra; ahí Rosa ayudaba a su madre», rememora Encarna Torregrosa, nuera de Rosa, aunque ella siempre me llamaba «la hija que no tuve». El padre de Rosa falleció siendo niña y había que ayudar en casa. «Rosa, aún chiquilla, caminaba con uno de sus hermanos hasta Almoradí o Rojales y cambiaban pescado por patatas o verduras. Qué inicios tuvo. Salió de la nada, se hizo a sí misma, es un ejemplo para cualquier mujer», recalca Encarna.

Entrega en 2024 del I Premio Rosa Mazón Valero durante las IX Jornadas de Lactancia Materna. De izquierda a derecha, David Valero, la representante de la Asociación Lazos de Crianza y Eduardo Dolón.  | GABINETE DE PRENSA DEL HOSPITAL UNIVERSITARIO DE TORREVIEJA

Entrega en 2024 del I Premio Rosa Mazón Valero durante las IX Jornadas de Lactancia Materna. De izquierda a derecha, David Valero, la representante de la Asociación Lazos de Crianza y Eduardo Dolón. | GABINETE DE PRENSA DEL HOSPITAL UNIVERSITARIO DE TORREVIEJA

En esta conversación con la familia de Rosa están su hijo José Antonio y su esposa, Encarna; David y su bisnieto Yago —hijo de David— quien, con poco más de dos años, está preocupado «porque no ve peces en el mar» —del Club Náutico de Torrevieja, donde estamos—. Rosa tuvo un segundo hijo, Pedro Alberto (1962-2017), casado con Inmaculada; de esta unión nació Carolina. Tiene Rosa también otros cinco bisnietos por parte de Víctor, hermano mayor de David: Alba, Víctor, Gaël, Viggo y Kai. Hasta 1948, cuando se casó con el marino Pedro Valero Andreu, «Rosa trabajó en la almendra y el cáñamo; también cosía y tejía. Tras la boda, se van a Aïn-Tedles, la población argelina donde vivía, exiliado, su suegro, quien dijo a Rosa cuándo iba a ser madre: «Vete a España, que nazca allí», y así lo hizo. Llegó sola a Valencia, ni para pagar el taxi tenía; se instaló en casa de su hermana y a los tres días nació José Antonio». Pasado un tiempo, Rosa decide que es hora de estudiar y buscar un futuro mejor para su familia: ella se haría matrona y su esposo mecánico naval. Era una mujer de gran «inteligencia, astucia, resistencia y empeño en lo que se proponía. La más brillante de su familia». Así la recuerda Francisco Reyes Prieto, director del semanario Vista Alegre, de Torrevieja, quien comparte con Rosa fecha de nacimiento, el 4 de enero. Rosa asistió a su parto en 1967; se felicitaban cada año.

Portada del folleto de la Candidatura Unida Torrevejense de Rosa Mazón, en 1987. | COLECCIÓN FAMILIAR

Portada del folleto de la Candidatura Unida Torrevejense de Rosa Mazón, en 1987. | COLECCIÓN FAMILIAR

Abuela de todos

Mientras estudia en Valencia, su esposo navega, y ella y su hijo viven en casa de su hermana; la vida sigue siendo dura. Acreditada como matrona, regresan a Torrevieja y Rosa se vuelca en su profesión; era una época difícil, con menos medios. «Mi abuela entraba en las casas y formaba parte de la familia, ayudaba en el parto, se preocupaba por los problemas familiares; y cuando era menester, no cobraba y colaboraba con lo que podía; era generosa y desprendida», comenta David, y Encarna añade que «algunos días atendía dos o tres partos. A veces las parturientas estaban solas en casa; Rosa, con gran sentido del humor, las animaba y relajaba; se autoinvitaba a comer o jugaba a las cartas durante la espera». El historiador local, Francisco Rebollo Ortega, retirado con el empleo militar de alférez de navío, ahonda en este punto recordando que «era superpopular, ayudó a dar a luz a todas las personas, de todas las etnias, ricos y pobres, de cualquier barrio, no tenía freno».

«Salió de la nada, se hizo a sí misma, es un ejemplo para cualquier mujer», recalca su nuera Encarna

Atendía Torrevieja, los alrededores, el centro médico Las Lomas y el Pósito de Pescadores. «Siempre fue muy espartana, muy recta, no solo con ella, también con nosotros, aprendimos con mi madre a valorar el esfuerzo. Cuando estudiaba Bachiller suspendí una asignatura y me puso a trabajar de albañil todo el verano para que aprendiera», comenta José Antonio. Encarna rememora: «No soy alcaldesa, soy matrona —argumentaba—. Aunque estuviera en un pleno, si llegaba un aviso de parto decía ‘Señores, lo siento, me tengo que ir’. Era locura lo que sentía por su profesión. Y si intuía problemas, avisaba a Urbano, el taxista, y ponían rumbo a Alicante». Fue de las primeras que condujo en Torrevieja y se compró un Seiscientos. «Una vez, camino de Los Montesinos, conducía tan rápido que la Guardia Civil le dio el alto; les pidió su número de placa y dijo que serían responsables si a esa mujer a quien iba a atender le pasaba algo. Sin más, la escoltaron hasta su destino».

También fue pionera «en el uso del teléfono móvil» recuerda Francisco Sala Aniorte, cronista de Torrevieja. «Otra faceta menos conocida de Rosa, sigue Sala, era su radioafición». En 1980, narra Encarna Hernández Torregrosa, una de las tres radioaficionadas de entonces, «con nuestro indicativo en regla, junto a los demás compañeros, desde el Radio Club Salinas y apoyados por el Ayuntamiento, nace el Diploma Habaneras, para difundir el Certamen de Habaneras y Polifonía de Torrevieja a través de las ondas. La voz de Rosa se podía escuchar por las noches, conversando con otras emisoras». Adelantada a su tiempo, sin duda alguna, su nieto añade: «Mi abuela, aunque siempre estaba cuando la necesitaba, no era la abuela típica, tierna… Con el tiempo me di cuenta de la dureza de su vida, de la senda que había ido abriendo para mujeres y hombres. Supe entonces que esa parte de mi abuela que echaba de menos era de toda la ciudadanía que la conoció. No era solo mi abuela, era la de todos».

Socialista o mujer

Cuando comienza la primera campaña para las municipales de 1979, Rosa tenía una gran popularidad; y la Unión de Centro Democrático le propuso incluirla en sus listas. Se negó por completo. Ante la insistencia centrista «decidió ponerse en contacto con el secretario general del Partido Socialista Obrero Español de Torrevieja para que la afiliaran y quedara clara su opción política… Así fue cómo el PSOE local incorpora a Rosa a su candidatura», según figura en la tesis sobre las mujeres en el ejercicio político en la provincia de Alicante, de la doctora por la Universidad Miguel Hernández de Elche, María Quiles Bailén, quien, en 2013, conversa con Pedro Alberto Valero sobre su madre. El 19 de abril de 1979, «encabezando la lista del PSOE, salió elegida alcaldesa con 9 concejales de los 17 que componían el Consistorio». «Durante su mandato, con una visión muy particular de la política… decidió dar un área de responsabilidad de gobierno a cada uno de los concejales electos, fuesen cuales fuesen sus siglas…». En 1983 vuelve a ganar la candidatura de Rosa Mazón, esta vez con 12 concejales de los 17. Quiso seguir la misma táctica, repartiendo responsabilidades «y la cúpula socialista se negó taxativamente»; así, en 1985, presenta su renuncia.

Rosa volvió a su profesión. Muchos compañeros, disconformes con el trato dado a Rosa, la animaban a volver. Además, «un conocido socialista local afirmó que no había ganado las anteriores elecciones por su trabajo, que Torrevieja era socialista y que ‘aunque pusieran al tonto del pueblo encabezando la lista, ganarían’». Decide, en 1987, presentarse independiente, encabezando «la Candidatura Unida Torrevejense, consigue cuatro concejales, pasando el PSOE de 12 a 6; Alianza Popular (AP), 5; Partido Independiente, 1 y Centro Democrático y Social, 1. El PSOE se alió con AP para evitar que Rosa fuera alcaldesa, y no funcionó. Desde AP nacional pidieron a Rosa un pacto para arrebatar la Alcaldía al PSOE, ofreciéndosela durante dieciocho meses. Rosa se niega; apoya, no obstante, al candidato popular Hernández Mateo, con quien gobernó hasta el final del mandato, cuando se retira definitivamente de la política».

Celebrando la entrega de la Insignia de oro del Ilustre Colegio Oficial de ATS y Enfermería de Alicante. Rosa y su marido –centro– con sus hijos y nueras. Izquierda: José Antonio y Encarna y, a la derecha,: Inmaculada y Pedro Alberto. | COLECCIÓN FAMILIAR

Celebrando la entrega de la Insignia de oro del Ilustre Colegio Oficial de ATS y Enfermería de Alicante. Rosa y su marido –centro– con sus hijos y nueras. Izquierda: José Antonio y Encarna y, a la derecha,: Inmaculada y Pedro Alberto. | COLECCIÓN FAMILIAR / Colección Familiar

Para descubrir la esforzada y tenaz trayectoria de Rosa Mazón numerosos son los documentos que el Archivo Municipal de Torrevieja custodia y quien esto escribe consultó. También, de su etapa en el Ayuntamiento, su familia revive las continuas reuniones políticas en el salón de su casa envueltas en humo. «Rosa decía que lo primero era su pueblo». Fueron muchas las obras durante su mandato; entre otras, la depuradora de aguas, la finalización del alcantarillado, el Parque de Bomberos, el colegio El Acequión o la carretera de circunvalación. A esta última corresponde su célebre respuesta al ingeniero jefe de Obras Públicas del ministerio, Urbano Arregui: «No sé por qué no atienden mi solicitud, si por ser socialista o por ser mujer». Avaló con su casa y la de otro compañero el camión-cuba del agua y donó su sueldo. Cuenta María Victoria Boix, maestra durante 38 años en ALPE que «en 1982, siete familias cuyos hijos tienen alguna discapacidad, contaron a Rosa sus preocupaciones; ella les brindó un local y donó su sueldo como alcaldesa desde entonces; así fue como la Asociación Comarcal para la Rehabilitación del Discapacitado, ALPE, empezó a funcionar; en agradecimiento, Rosa se convirtió en su ‘presidenta de Honor’».

Premio

El I Premio Rosa Mazón Valero nace en el Comité de Lactancia Materna del Hospital Universitario de Torrevieja, «en recuerdo de la labor que hacía mi abuela», explica David, presidente del jurado —en representación de la familia—; para «dar a conocer aquellas personas, instituciones o asociaciones que contribuyan con su trayectoria personal o profesional al desarrollo de actividades en beneficio de la población materno infantil». A la entrega del Premio, celebrada durante las IX Jornadas de Lactancia Materna en mayo de 2024, asistió Eduardo Dolón, actual alcalde de Torrevieja y uno de los más de 4.000 «chiguitos» de Rosa.

Doña Rosa, escribe Francisco Rebollo, recibió «numerosos títulos y homenajes: el de los Bomberos de Torrevieja, en 1983; el premio Diego Ramírez Pastor, en 1984. En 1991, año de su jubilación, recibe el título de Hija Predilecta de la Ciudad, el de socia de mérito del Casino de Torrevieja y la Insignia de oro del Ilustre Colegio Oficial de ATS y Enfermería, y el nombramiento como Colegiada de Honor a perpetuidad»; reconocimiento que, evoca Encarna, «la hizo muy feliz, porque partía de su profesión».

Tras jubilarse y fallecer su esposo, Rosa permanece en su casa. No quería vivir fuera de la ciudad, donde estaban sus hijos. Las familias seguían acercándose a su casa para hablar con ella, también los compañeros políticos. En su última etapa, como Rosa mantenía una relación muy especial con las Hermanas Carmelitas de la Residencia Inmaculada —siempre había velado por ellas y ellas por Rosa y su familia—, se mudó a la Residencia y allí estuvo hasta que sus días se apagaron.

La misma carta que inicia este recorrido vital de Rosa, lo termina: «Quiero haceros llegar, hijos de mi pueblo, todos los millones de gracias del mundo por lo mucho que me habéis dado y me seguís dando. No hay nada comparable a salir a la calle y oír: ‘Rosa, ¿te acuerdas de mis partos?’; o que vuestros hijos me digan: ‘Rosa, tú me sacaste a mí’. Y es que vosotros, mis chiguitos, sois lo mejor que me ha pasado nunca».

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