Análisis

Inquietudes que dan que pensar

La inquietud mostrada por la Asamblea acerca de las competencias de un miembro del jurado de la Bellea de Foc, con voz pero sin voto, sorprende frente a la indiferencia ante la nueva categoría de las Hogueras, que supondrá una reducción en la calidad de monumentos

Un instante de la cremà de la hoguera de Florida Portazgo este junio

Un instante de la cremà de la hoguera de Florida Portazgo este junio / Alex Domínguez

C. Pascual

C. Pascual

Uno de cada cuatro monumentos que se plantó en las calles de Alicante en las pasadas Hogueras representaba a Sexta categoría, la más baja de las existentes. Tantos que había dos grupos: A y B. Ese balance, nada positivo para una fiesta que debería girar en torno al arte efímero, no volverá a repetirse el próximo año. No. Pero la noticia no es esperanzadora.

Y es que la Federació de Fogueres, ahora dirigida por David Olivares, ha decidido impulsar una nueva categoría, pero por la parte baja del cuadro. En 2025, habrá Séptima. Ahí, para plantar un monumento, hará falta una inversión de apenas 7.000 euros, unos 3.000 euros menos de lo que se exigía hasta ahora para participar en Sexta, es decir, para ser comisión de pleno derecho de las Hogueras. Por tanto, habrá obras en la calle en categoría infantil que tengan el doble de presupuesto (y más) que otras en modalidad adulta. Ver para creer. 

Argumentan desde Federació que se busca premiar a quien apuesta más por el monumento ya que se han aumentado las subvenciones para las principales categorías, en detrimento de las que manejan un presupuesto inferior, y recuerdan que las comisiones solo podrán estar dos años en Séptima.

No dicen, aunque es obvio, que en la práctica se persigue la supervivencia de hogueras a las que les cuesta alcanzar ese mínimo exigido, a partir de ahora mucho más accesible. Tal vez, y ese debate algún día se abrirá con seriedad en el mundo de la Fiesta, hay demasiadas comisiones. Eran 89, y este año se han constituido dos más, alcanzando una cifra récord. ¿Cantidad o calidad? ¿A qué se aspira? ¿Para qué tantas agrupaciones si muchas cuentan con apenas un puñado de comisionados y el monumento, que debería ser el todo, no es más que una condición que cumplir?

Este asunto, aunque debería, no preocupa a las Hogueras. O al menos esa conclusión se desprende tras la última reunión de la Asamblea, que se celebró este pasado martes. Ahí se confirmó la creación de la nueva categoría. Nadie, ninguno de los miembros de las comisiones que llenaban el salón de actos de la Casa de la Festa se interesó por el asunto. Ni una pregunta, y eso que hubo turno abierto. Ni un reproche. Ni una consulta sobre qué fue de aquello de apostar por el arte efímero, de esos asuntos bandera en campaña. 

Hubo dudas, otras, que se plantearon en la reunión. Las preocupaciones, eso sí, giraban en torno a la elección de la Bellea del Foc. Que el secretario general de la Federació pueda tener voz, que no voto, en el proceso inquieta a los festeros. Cosas de un «belleceo» que gana fuerza en las Hogueras. Cada día, más. 

Retos de altura

Mantillas y enaguas al margen, en el órgano que rige la Fiesta tienen dos retos por delante, y de altura. De los que marcan mandatos. Ya se está trabajando en un objetivo tan ilusionante como ambicioso: que las Hogueras sean Patrimonio de la Humanidad, siguiendo la estela de las Fallas. Miembros de Federació, vinculados al área de Cultura, han constituido un grupo para avanzar en esa dirección, sin prisa pero sin pausa. Se quiere hablar con la Junta Central Fallera en busca de claves que allanen el difícil camino. «Hay mucho por hacer», reconocen desde la dirección festera, donde se han marcado un plazo de dos años para elaborar la documentación necesaria en el proceso. Será trabajo a nivel interno, aunque se quiere ir de la mano del Ayuntamiento y de la Generalitat Valenciana, a través de la Conselleria de Cultura. 

Pero no solo está el anhelo de ser Patrimonio de la Humanidad. Durante este mandato, aunque se celebre ya en el siguiente, la Federació debe dejar lista la estructura de actos por el centenario de las Hogueras, que tendrá lugar en 2028. Tras las elecciones, habrá poco margen. El mínimo para darle impronta si hay cambio al frente del órgano gestor. En este reto se empezará a trabajar tras las próximas Hogueras, pasado junio de 2025. Entonces habrá ocho categorías. En 2028, todo puede ser. Ojalá, números al margen, el monumento tenga por entonces un mayor peso, como en aquellos primeros pasos de una Fiesta que nació en torno al arte efímero. Serán cien años. Sería un buen regalo.

¿Cambiar los «hippies» por gigantes animados? No, por favor

Falta apenas un mes para que la treintena de puestos de los «hippies» de la Explanada tengan que abandonar definitivamente el paseo que ha sido su casa durante tres décadas (en dos etapas diferenciadas, la última desde principios de este siglo). La decisión, de la que ya se habló en gobiernos anteriores, se aprobó durante el anterior mandato, con Luis Barcala al frente de la Alcaldía y sin votos en contra del Pleno. Entonces, se concedió a los comerciantes una moratoria de un año y medio para buscar otro espacio.

En este tiempo, que no ha sido poco, se han producido conversaciones, llamadas y reuniones, que han generado expectativas y desilusiones. Por ahora, todo eso no se ha traducido en nada. El plazo casi ha transcurrido y sigue sin haber una ubicación alternativa de consenso. La decisión del traslado, según el gobierno de Barcala, se tomó con el objetivo de «recuperar» el emblemático paseo «para el disfrute y esparcimiento de alicantinos y visitantes». Bien.

Habrá ciudadanos, a favor y otros, en contra. Habrá adeptos y detractores. Normal. Pero cuesta entender que un ejecutivo que promueve una decisión controvertida para «recuperar» el paseo dé alas a que muñecos gigantes, como osos polares y pandas, o personajes animados, como Sulley (de Monstruos SA) o Mario Bross, sin ningún vínculo con Alicante que se conozca, se paseen por la Explanada como si fuera su casa. Para eso, no. 

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