RIADA ALICANTE 1997
La riada de 1997 en Alicante: el día en que la ciudad quedó bajo el agua
El peor día en la historia de Alicante: qué sucedió durante la riada de 1997 y por qué todavía lo recordamos

Inundaciones en Alicante 1997 / INFORMACIÓN
El 30 de septiembre de 1997, la ciudad de Alicante sufrió una de sus peores tragedias naturales. Una tormenta devastadora descargó sobre la ciudad 267 litros por metro cuadrado en apenas unas horas, causando una riada que dejó la ciudad sumida en el caos. El saldo trágico: cuatro personas perdieron la vida, entre ellas una madre y su hijo, arrastrados por las aguas al caer en una alcantarilla. La riada de 1997 en Alicante no solo dejó destrozos materiales incalculables, sino que marcó un antes y un después en la forma en que la ciudad enfrentaría futuros desastres naturales.
Un día que Alicante nunca olvidará
Aquel fatídico día, la riada en Alicante sorprendió a todos. Lo que empezó como una mañana lluviosa se convirtió rápidamente en una pesadilla cuando la tromba de agua comenzó a anegar las calles. La primera oleada de lluvias golpeó entre las 8:00 y las 9:30 de la mañana, justo cuando la ciudad estaba despertando. Las familias llevaban a los niños al colegio y los trabajadores se dirigían a sus empleos, sin tiempo para reaccionar ante la furia de la naturaleza.
Sin embargo, lo peor estaba por llegar. Tras una breve tregua de unas tres horas, una segunda tormenta, más fuerte que la primera, desató el caos alrededor de las 13:00 horas. Durante hora y media, la ciudad fue golpeada por un torrente imparable de agua que terminó de colapsar el centro y los alrededores. Alicante se encontraba completamente paralizada. Los vehículos eran arrastrados como si fueran de papel y el agua cubría calles enteras, con viviendas y comercios inundados.
El caos se apodera de la ciudad
La riada de 1997 en Alicante afectó de manera desigual a diferentes zonas de la ciudad. Mientras que en el desastre de 1982 las áreas más afectadas fueron al sur de Alicante, esta vez, las zonas más perjudicadas se encontraban en el norte del término municipal. Playa de San Juan, los barrancos de Orgegia y Juncaret sufrieron gravemente las consecuencias de las lluvias torrenciales. El agua arrasó con todo a su paso.
En el centro, el recién construido parking de Alfonso el Sabio quedó convertido en una piscina gigante. Aunque evitó mayores daños en calles cercanas que ya habían sufrido gravemente en 1982, los destrozos en la zona fueron significativos. En La Sangueta, las aguas del barranco de Bonhivern inundaron la estación del trenet de la Marina, y en La Albufereta, el barranco de Maldo anegó la playa y viviendas cercanas.
El campus universitario también se vio gravemente afectado, ya que las aguas que descendían desde San Vicente del Raspeig convirtieron parte del recinto en un lago. Los residentes de San Juan tuvieron que ser rescatados en lanchas neumáticas, y se distribuyeron víveres a aquellos que se encontraban atrapados en sus apartamentos. Las imágenes de los rescatistas trabajando incansablemente en la riada en Alicante siguen vivas en la memoria de quienes vivieron ese día.

Riada en Alicante en 1997: esta fue la portada de INFORMACIÓN sobre la catástrofe. / INFORMACIÓN
Lecciones aprendidas: la prevención ante todo
La riada de 1997 en Alicante dejó lecciones importantes. Tras el desastre, la ciudad puso en marcha el Plan Antirriadas, un conjunto de infraestructuras que incluyen colectores de gran capacidad, depósitos pluviales y parques inundables diseñados para mitigar los efectos de futuras lluvias torrenciales. Estas medidas han demostrado ser eficaces en reducir el riesgo de inundaciones, pero el cambio climático y el aumento de la frecuencia de tormentas intensas siguen siendo una preocupación constante.
Los cuerpos de seguridad, como la policía, los bomberos, la Guardia Civil y la Cruz Roja, desempeñaron un papel crucial durante esos días, demostrando su valor en situaciones extremas. Sin embargo, la posibilidad de que una tragedia similar vuelva a suceder no puede descartarse.
¿Puede repetirse una tragedia como la riada de 1997 en Alicante?
Aunque Alicante ha mejorado su capacidad para enfrentar desastres naturales, el riesgo de una riada similar a la de 1997 sigue latente. Las lluvias torrenciales en el Mediterráneo, exacerbadas por el cambio climático, se han vuelto más frecuentes y difíciles de predecir. La riada de 1997 en Alicante es un recordatorio de la fragilidad de la ciudad ante fenómenos meteorológicos extremos, y de la importancia de estar siempre preparados.
Desde entonces, la ciudad ha seguido adaptándose, pero el peligro permanece. El litoral mediterráneo es conocido por sus episodios climáticos extremos, y aunque la infraestructura ha mejorado, ningún sistema es completamente infalible ante las fuerzas de la naturaleza. El agua que una vez inundó Alicante dejó cicatrices profundas, pero también trajo consigo la determinación de una ciudad que aprendió a adaptarse. La riada de 1997 en Alicante nos recuerda que, aunque la naturaleza a veces nos pone a prueba, es en nuestra capacidad de resiliencia donde realmente encontramos nuestra fortaleza. Hoy, Alicante se levanta, no con miedo, sino con la certeza de que, pase lo que pase, siempre sabrá cómo avanzar.
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