El fin de un servicio en Alicante: "los trabajadores del CAI eran nuestra familia"
Los empleados del Centro de Acogida a Personas sin Hogar dejan de prestar servicio al no ser subrogados a la siguiente contrata que comenzará el próximo 3 de diciembre, cinco días en los que los usuarios estará atendidos por funcionarios municipales y la Cruz Roja

Los trabajadores del CAI a su salida tras finalizar el último turno que prestaban. / INFORMACIÓN
Eran las doce de la noche cuando los trabajadores del Centro de Acogida e Inserción de Personas sin Hogar (CAI) de Alicante cerraron las puertas por última vez del lugar que había sido su segunda casa durante más de 20 años. Las lágrimas y los abrazos marcaron la despedida para muchos de ellos. Al otro lado, los usuarios, se despidieron de quienes no solo les cuidaban, sino también les brindaban apoyo, cariño y esperanza.
“Fue un día durísimo”, confiesa Suni Cuchana, una de las 35 trabajadoras afectadas por la pérdida de sus empleos tras la entrada en vigor de un nuevo contrato que elimina la obligatoriedad de subrogar al personal. "Anoche estuvimos todos juntos despidiéndonos. El Ayuntamiento dice que no es necesario subrogarnos, pero nosotros entendemos que el convenio nos protege. Ahora empezaremos las denuncias y será un camino largo", explicó Cuchana.
En el otro lado del conflicto están los usuarios, para quienes la pérdida de estos trabajadores significa algo más que un cambio de caras. “Yo he estado sola toda mi vida y aquí encontré a mi familia”, dice emocionada Luisa García, una usuaria que lleva meses en el albergue. “Cuando llegué, estaba operada de cáncer y acababa de perder a mi hijo. Ellos me dieron una sonrisa, un abrazo, un hombro en el que apoyarme. No eran empleados; eran psicólogos, amigos, mi familia. Los han despedido injustamente, y nosotros nos hemos quedado huérfanos”, relata García.
Junto a ella se encuentra Florencia Sánchez, otra de las usuarias del centro que señala que sin estos trabajadores ya nada volverá a ser lo mismo para ella. "Hace un año y medio murió mi madre, y yo caí en un pozo oscuro. No hablaba, no comía, no tenía fuerzas para nada. Fueron ellos quienes me cogieron de la mano, quienes me llevaron al psiquiatra y me ayudaron a levantar cabeza. Ahora los echan como si no fueran nada. ¿Cómo pueden hacerles esto a personas tan buenas?", se plantea Sánchez.
El temor entre los usuarios no es solo emocional, sino también práctico. "¿Qué va a pasar con los programas que estábamos siguiendo? ¿Con las plazas que teníamos aseguradas?", se pregunta José Ramón Muñoz, quien depende del CAI mientras espera una plaza en un centro especializado. "Hay gente que lleva aquí 15 días, pero otros, como yo, estamos en planes de inserción. Ahora todo eso parece tambalearse". Para José Ramón, el vacío que dejan los trabajadores es inmenso. “Ellos me trataron siempre como a un igual, como si fuera de su familia”.
Y es que para los usuarios, el CAI no era solo un lugar de trabajo para quienes dedicaron años de su vida al centro. Tampoco era simplemente un refugio para las personas sin hogar. “Cuando pienso en ellos, no veo trabajadores, veo a mis hermanos”, dice Luisa con lágrimas en los ojos mientras recuerda a "Juan, Pilar, Marlen… cada uno de ellos me dio algo que nunca tuve: cariño, apoyo, alguien que me escuchara. No sé cómo vamos a salir adelante sin ellos".

Los trabajadores del CAI a su salida tras finalizar el último turno que prestaban. / INFORMACIÓN
El primer día sin el equipo habitual
Este jueves, el CAI amaneció con un panorama diferente. Funcionarios municipales y Cruz Roja asumieron de manera provisional la gestión del centro, tal y como se anunció desde la Concejalía de Bienestar Social, con el objetivo de garantizar el servicio hasta que el próximo 3 de diciembre entre en funcionamiento la nueva contrata. Según los usuarios, la falta de experiencia del nuevo equipo fue algo "evidente". "Anoche muchos no sabían donde tenían que ir, y les enseñamos el centro, y esta mañana el desayuno fueron unas galletas. Todo parecía improvisado", relató José Ramón Muñoz.
Para Florencia Sánchez la ausencia de los trabajadores habituales se sintió de inmediato. "Una educadora que no tenía que estar ahí se quedó hasta media noche con nosotros para asegurarse de que todo iba bien, está muy mal lo que han hecho con ellos", comentó Sánchez.
El nuevo contrato, que entrará en servicio la próxima semana, fue adjudicado en una Junta de Gobierno extraordinaria y urgente el pasado 31 de octubre a favor de la empresa Grupo 5 Acción y Gestión Social, S.A.U., con un presupuesto base de 1,3 millones de euros para un periodo inicial de un año, prorrogable por otro año adicional. Bajo la premisa de que la nueva concesión implicaba un cambio en el servicio, se elimina la obligatoriedad de subrogar al personal actual, así como plazas esenciales como las de enfermería y cocina, sustituyendo estos roles por más personal subalterno.
Acciones legales
Ahora, los 35 empleados despedidos del CAI tienen 20 días para iniciar un proceso de denuncia contra el Ayuntamiento de Alicante, alegando que la subrogación del personal es obligatoria según el convenio colectivo. "Nos han dejado en la calle injustamente. El convenio nos protege y vamos a demostrarlo. No pedimos más que lo que nos corresponde", afirmó Suni Cuchana, una de las trabajadoras afectadas.
El sindicato Comisiones Obreras (CCOO) respalda las demandas en el ámbito social y no descarta acciones en el contencioso administrativo. "Esto no es solo un atropello a los derechos laborales, sino una precarización del servicio. La nueva gestión reduce recursos esenciales, lo que afecta directamente a los usuarios", denunció Marisol Llena, representante de Sanidad Privada en CCOO en l'Alacantí.
Mientras esperan resolución judicial, los trabajadores se presentarán el próximo 3 de diciembre en el inicio de la nueva contrata para demostrar que la subrogación es su derecho. “No nos rendiremos. Esta lucha es también por la dignidad del servicio que merece la gente sin hogar”, concluyó Cuchana.
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