Cuarenta años de galerías Churruca de Alicante: de la venta de alimentos a la restauración
El espacio que abrió en los años ochenta vive en los últimos meses un acelerón comercial que transforma sus establecimientos tradicionales en locales gastronómicos, un cambio cada vez más presente en los mercados de la ciudad

La nueva vida de las galerías Churruca de Alicante / Héctor Fuentes
En el horno Rafelet de las galerías de alimentación de la calle Churruca de Alicante, el tiempo no parece haber pasado por delante, pero sí a su alrededor. Hace más de cuarenta años, unos veinte de negocios, entre carnicerías, pescaderías o fruterías, colmaban estas galerías comerciales ubicadas en el centro de la ciudad, en las que ahora una panadería parece ser la "última superviviente".
"Esto siempre ha sido una panadería, desde el principio de la historia de las galerías", recuerda Andrea García, la panadera. "Antes, todo era alimentación: había charcuterías, carnicerías, pescaderías… Ahora somos los únicos que quedamos. Es una pena, pero al menos ahora hay vida". Andrea señala cómo, en cuestión de meses, las galerías han pasado de estar casi desiertas a llenarse, especialmente durante los fines de semana. "Esto antes estaba muerto, y ahora, los sábados, no cabe un alfiler", afirma García.

Andrea García recoge la panadería después de un día de venta en las galerias Churruca. / ÁXEL ÁLVAREZ
Un mercado que marcó época
A su alrededor, los comercios tradicionales se adaptan a los nuevos tiempos, y en ellos sus dueños cuelgan carteles de "se traspasa" en las vitrinas de unos puestos que se reconvierten en locales de restauración. En ellos las estrecheces no empañan el cambio. Lo que empezó como un proyecto de algunos pocos, ahora se extiende a la mayoría de locales.
Tanto, que ya es difícil para clientas de toda la vida, que todavía acuden a la panadería, reconocer las galerías como eran en sus inicios. "Aquí veníamos a comprarlo todo: el pescado, la carne, la fruta… Yo creo que en esta zona no hacía falta nada más porque teníamos de todo", recuerda Mari Carmen Payá, vecina del barrio. "En los 80, esto estaba lleno de puestos, y las clientas éramos siempre las mismas. Ahora todo ha cambiado, pero es verdad que hacía años que las galerías estaban perdiendo fuerza", relata Payá.
El declive comenzó hace más de una década, cuando la competencia de los supermercados y los cambios en los hábitos de consumo empezaron a hacer mella en estos locales. María Martínez, clienta habitual, vivió el cambio de cerca. "Yo llevaba años viniendo a comprar aquí. En esa esquina estaba una frutería, en la otra una charcutería… Poco a poco empezaron a cerrar. Fue triste porque esto se quedó vacío, pero ahora parece que tiene una nueva vida", comenta Martínez.
El penúltimo reducto del mercado tradicional fue una carnicería, que cerró hace apenas unos meses. "Wilson, el carnicero, aguantó todo lo que pudo", señala Natalia Sánchez, peluquera que abrió recientemente un local en las galerías. "Cuando llegué, quedaban cuatro locales abiertos: la panadería, la carnicería y dos bares. Ahora, todo está lleno y está muy animado", afirma Sánchez.

La carnicería de Wilson, cerrada hace apenas unos meses, con el cartel de «se traspasa», en frente, una terraza. / ÁXEL ÁLVAREZ
La llegada de nuevos negocios
En cuestión de meses, las galerías Churruca han pasado de ser un espacio casi olvidado a un punto de referencia en el centro de Alicante. Aunque los ultramarinos y las fruterías hayan dado paso a bares y restaurantes, el espíritu del lugar sigue vivo. "Esto tenía que pasar", afirma Yolanda Valdés, una de las clientas que ha cambiado la carnicería por las tapas. "Antes, era un mercado de alimentación, pero durante años estaba vacío y cerrado. Ahora, al menos, la gente viene y se mueve. Ha sido un cambio que, creo, era necesario para que esto no desapareciera", apunta Valdés.
Para muchos, la transformación de las galerías era inevitable. Andrés Britos fue uno de los primeros emprendedores que decidió apostar por este espacio hace ya cinco años. "Cuando llegamos, había pocos locales abiertos. Poco a poco fuimos ampliando, y donde antes había una pescadería ahora tenemos mesas para grupos y donde había una frutería, una barra. Hemos crecido mucho y creo que este cambio es positivo", explica Britos.
No todo es gastronomía en las galerías. Otro ejemplo es Natalia Sánchez, propietaria de una peluquería que abrió hace menos de un año. "Cuando llegué, quedaban una carnicería, la panadería y dos locales de restauración. Ha sido increíble ver cómo en menos de seis meses esto pasó de ser un lugar vacío a un punto de encuentro lleno de vida, especialmente los fines de semana", señala Sánchez.
Además de la peluquería, algunos locales funcionan como espacios de catering para eventos. Según Natalia, esto añade una variedad que beneficia a todos. "Cada local ha encontrado su especialidad. No hay competencia directa entre ellos: uno se dedica a las tapas, otro a los bocadillos, otro al jamón… Eso ayuda a atraer más gente", explica.

Un grupo de amigas rbinda en uno de los locales de hostelería que han abierto en las galerías. / ÁXEL ÁLVAREZ
Un enfoque gastronómico
El cambio en las galerías no solo ha llenado sus pasillos de vida, sino que ha transformado su identidad. "Queríamos crear un lugar donde no solo se comiera bien, sino donde la gente se sintiera a gusto", explica Luis Pérez, quien regenta uno de los nuevos locales gastronómicos que antes eran una frutería y una pescadería. Ahora, ese concepto se ha consolidado. "Los fines de semana no damos abasto, incluso recomendamos reservar. Es increíble", apunta Pérez.
Zhaira García llegó hace apenas tres meses, atraída por el renacimiento de las galerías. "Cuando vimos este local, supimos que tenía historia. Era un ultramarinos muy conocido en Alicante, y nos emocionó la idea de darle un nuevo propósito", comparte. En su restaurante especializado en jamón y vino, las referencias al pasado son inevitables. "La acogida ha sido increíble", comenta García.
La transformación también ha abierto la puerta a conceptos más modernos y atrevidos. Luis Locati, quien inauguró una coctelería hace solo dos semanas, todavía se está adaptando al ritmo de las galerías. "Cuando me hablaron de este sitio, pensé que era una apuesta interesante. Antes, mi local era de venta de aves y huevos, algo muy diferente, pero ahora servimos cócteles. Es lo que la gente busca hoy: algo diferente, pero con personalidad" asegura Locati.
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