Retratos urbanos

Un gestor de la historia

Josep Albert Cortés i Garrido es director y gerente del Museo Arqueológico de Alicante, del MARQ, posiblemente el mejor escaparate del tiempo pasado

Josep Albert Cortés posa en su despacho del Museo Arqueológico de Alicante, el MARQ.

Josep Albert Cortés posa en su despacho del Museo Arqueológico de Alicante, el MARQ. / Pepe Soto

Pepe Soto

Pepe Soto

Todo es posible. Hasta que un abogado de Cocentaina custodie el mejor expositor del tiempo pasado, desde la Edad de Bronce hasta nuestros días, en un viejo hospital reconvertido en un museo repleto de recuerdos y de detalles de la subsistencia de la humanidad. Le costó ocupar el puesto. Dos veces luchó y lo consiguió. Tuvo que opositar frente a rivales de su orilla política, como en un juego de tronos. Es director y mandamás del Museo Arqueológico de Alicante, del MARQ, posiblemente el mejor escaparate del pasado desde hace nueve años. Huérfano de madre desde niño, católico y luchador, dio unos pasos por la actividad política, entre gigantes. Salió ileso. Tiene un aval: su trayectoria. Es un gestor de la memoria estable de objetos de arcilla, piedra o metales que resisten todos los avatares del tiempo. Y tuvo dos madres.

Josep Alberto Cortés i Garrido (Cocentaina, 1964) tiene dos hermanas menores, Amparo, ya fallecida, y Belén. Estudió hasta los 14 años en el colegio San Francisco de Asís; se hizo bachiller en el instituto público de la capital de El Comtat. Su padre, José Cortés Sellés, fue futbolista. Vistió las camisetas del Alcoyano; del Mallorca y del Mahón, en sus tiempos de soldado, del Pego y colgó las botas en su club, el Contestano. Los aficionados lo llamaban Teruel, en recuerdo de un fornido y correoso defensa central del Español de Barcelona de aquellos partidos. Durante el servicio militar, el hombre se apuntó a un curso de contabilidad por correspondencia. Josep Albert, huérfano de madre a los ocho años, algo jugó con el balón, pero carecía de las habilidades de su progenitor. Apostó por dejar la pelota y estudiar.

En las elecciones municipales del 3 de abril de 1979 su padre ocupó el segundo puesto de la candidatura de Unión de Centro Democrático (UCD) y fue concejal electo en su ciudad. En vísperas de esos comicios, Josep Albert, con 15 años, participó activamente junto a un pelotón de amigos en pegadas de carteles electorales por pueblos y aldeas de la comarca. Recuerda el primer mitin al que asistió en esos tiempos. Fue en Planes, al lado de su padre. En aquella cita intervinieron como oradores Joaquín Galant, Luis Gámir y su mentor en la escena política, Miguel Valor Peidró, ya muerto.

Pasados unos ratos empezó los estudios universitarios, en Valencia. Optó por el Derecho. Entre curso y curso trabajó como agente judicial, como alguacil; repartía notificaciones entre el vecindario: resoluciones, advertencias y consejos de los tribunales. Su padre, tras una larga vida laboral, a los 50 años acabó en el paro. Buen estudiante, católico y de fina pluma, dicen, se licenció en 1988. Empezó la carrera profesional en un despachito. Su padre volvió a trabajar, esta vez como contable en la Venta del Pilar, a la llamada de José Olcina Játiva, «Pepet el de la venta», posiblemente el mejor restaurador y repostero nacido en Alcoy y en sus cercanías. Ahí estuvo hasta su muerte temprana.

Unos meses estuvo este abogado como interventor y secretario en los ayuntamientos de Gorga y Millena. Pero el citado Miguel Valor confiaba en él. Formó parte, en calidad de independiente, de la lista electoral del Partido Popular (PP) en su pueblo, Cocentaina, en las elecciones de 1999. Todo mandaba en esa organización política Eduardo Zaplana, que repartió algo de poder en tierras alicantinas a Julio de España, José Joaquín Ripoll y migajas a otros tantos. Él y Miguel Peralta Viñes fueron los elegidos para formar parte de la corporación provincial: en el ayuntamiento de los ayuntamientos. Queda reflejado el apoyo unánime de la militancia en el acta de aquella ejecutiva provincial del PP que se celebró en el hotel Meliá. Todos contentos para satisfacer al jefe. A Zaplana. Ahí nadie tosía.

Josep Albert asumió tres o más parcelas de gestión en la administración provincial. Cuatro años intensos. Nuevo destino: asesor de los caprichos de la presidencia, en el caso de José Joaquín Ripoll. Por su buena labor y generosidad, en 2005 fue designado director y gerente de uno de los mejores escaparates de la historia de la humanidad y de sus restos: el Museo Arqueológico de Alicante, el MARQ, que, sin duda, ha sido el mejor proyecto ejecutado por Julio de España en el ejercicio público: convertir un viejo hospital en un espacio al que mirarse detenidamente, sin prisas. Todo iba bien, o demasiado, en los escenarios del tiempo pasado.

Nuevo destino. No sé por qué líos entre unos y otros, al abogado y un trocito de político contestano le encargan otra misión, con la fallecida Luisa Pastor como jefa del Palacio Provincial: gerenciar el Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert. Ahí estuvo tres ejercicios con la mirada puesta en el retorno al mejor museo que se puede tener: el MARQ, en la plaza Doctor Gómez Ulla. En una partida noble frente a dos o tres rivales, Josep Albert Cortés, consiguió regresar al museo, de nuevo a la dirección junto a Manuel Olcina y medio centenar de personas más.

El museo que regentan Josep Albert Cortés i Garrido y sus compinches se ha convertido en punto de referencia de visitantes, excursionistas, curiosos, vecinos y escolares. Es un espacio con seis salas para todos, estables y pasajeras: aptas para viejos, viejas y jóvenes, con sus respectivas capacidades, que pueden visualizar cualquier tiempo pasado: desde cuevas de la prehistoria hasta costumbres de nuestros días.

Nada, escribimos de un buen gestor. La información sobre el mejor museo alicantino, el MARQ, es pública. Para Josep Albert, "el MARQ es algo más que un museo magnífico en un entramado de yacimientos y monumentos únicos; creo que bien gestionado desde sus inicios". Recorrimos los laberintos de un recinto amable y ordenado en sus estancias junto a la responsable de comunicación de los tesoros resguardados en el edificio, la periodista nacida en Novelda Guillermina Jover. Un buen rato entre restos del pasado: barro, piedras, bronce y algo de nostalgia. Y también de incertidumbre por las imágenes virtuales de los arqueólogos buscando en cuevas y altiplanos huellas milenarias de lo que fuimos.

Casado con Mariluz, tiene dos hijas: Ana, periodista, y Marta, dedicada al cine. Un buen gestor.

Fe de erratas: Josep Albert Cortés i Garrido es Director Gerente de la Fundación C.V. MARQ. El director del MARQ es Manuel Olcina

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