La comunidad china en Alicante: de la cultura del esfuerzo a la de la innovación
Esta sociedad, cada vez mas presente en la provincia, cambia sus modelos de negocio y fija sus objetivos en la inversión inmobiliaria, la moda o el marketing

Más allá de bazares y restaurantes asiáticos: la comunidad china de la provincia de Alicante se reinventa / Áxel Álvarez / Alex Domínguez
Hace más de tres décadas, la llegada de los primeros ciudadanos chinos a Alicante fue un fenómeno discreto, casi imperceptible. Marcado por el sacrificio, largas jornadas laborales y una gran capacidad de adaptación, familias enteras se establecieron en la provincia con la esperanza de construir un futuro mejor con el que ayudar a aquellos familiares que dejaban atrás. Los primeros años no fueron fáciles: el idioma, las costumbres y la lejanía de su tierra natal hicieron que la integración fuera un proceso complejo. Muchos encontraron en la restauración y en pequeños comercios, como bazares, su vía de sustento.
Sin embargo, con el paso del tiempo, la comunidad china ha experimentado una transformación que la ha llevado a diversificar sus negocios y redefinir su papel en la sociedad alicantina. Lejos de limitarse a los negocios tradicionales, la provincia cuenta con empresarios chinos con negocios innovadores y altamente cualificados que han sabido fusionar sus raíces chinas con la identidad española. Lo mejor de los dos mundos. La profesora de Sociología de la Universidad de Alicante, Alba Navalón, explica que la inmigración china "vino en los años 70 buscando una salida económica a la pobreza. Hoy, China es una potencia mundial y los que llegan a Alicante lo hacen con más información y con un plan claro", señala Navalón.
Del anonimato a la presencia activa
Pese al cambio, la presencia china en Alicante es una de las más destacadas de España, solo por detrás de Madrid, Barcelona y Valencia. Según datos recientes del Instituto Nacional de Estadística (INE), en la provincia residen 9.703 personas de origen chino, de las cuales 4.966 son hombres y 4.737 son mujeres. A pesar de una leve disminución en los últimos años, especialmente tras la pandemia de la COVID-19, la comunidad sigue siendo una de las más influyentes en sectores como el comercio, la hostelería y, más recientemente, en la inversión inmobiliaria o la educación.
La profesora de Sociología de la Universidad de Alicante, destaca que la comunidad china en España ha pasado de una primera generación enfocada en la supervivencia a una segunda y tercera generación con una integración más natural en la sociedad española. "La cultura del trabajo ha evolucionado, ahora muchos emprendedores chinos están invirtiendo en sectores como la educación o la inversión inmobiliaria. Ahora ya casi no hay diferencias, la sociedad española y la china se han adaptado mutuamente", afirma Navalón.
Este cambio también se refleja en el tipo de negocios que los empresarios chinos han sacado adelante en los últimos años, como el que ahora regenta Manli Zhu, una empresaria china dedicada a la moda. Cuando Zhu llegó a España hace más de 30 años, cuenta como los chinos que emigraban principalmente trabajaban en talleres y bares. "Al principio, cuando llegué a mediados de los años 90, la vida era muy difícil; la barrera del idioma y la cultura era un reto constante. Pero hoy, la diferencia es evidente. Hace 30 años, los chinos apenas descansábamos, pero a hora hemos adoptado parte del espíritu español: cerramos antes, cogemos más vacaciones y disfrutamos más de la vida", comenta Manli Zhu. Ahora Zhu se dedica a la moda, donde cuenta con su propia marca de calcetines. "Siempre he trabajado con españoles. Me gusta la moda y siempre quise apostar por ello, ahora se que acerté", comenta Zhu.
Un cambio generacional
La transición generacional que Manli menciona se refleja claramente en el negocio de Diana Chen, una joven emprendedora que, al igual que su familia, ha logrado combinar su herencia china con la vida en España. Diana, hija de madre china y padre español, representa la tercera generación de chinos en Alicante. "Mis padres, a pesar de ser de mundos diferentes, compartían la hostelería, y eso ayudó mucho en su unión. Yo crecí con costumbres de ambos países, y mi vida en Alicante ha sido una mezcla de lo mejor de cada uno. Ahora, con mi negocio de té y café especializado en productos de China, quiero que la gente conozca la riqueza de mi cultura", explica Diana Chen.
Su negocio, abierto con su prima, se dedica a ofrecer productos de la región de Fujian, un homenaje tanto a la cultura de su madre como a la historia de su familia. Además, Diana resalta que a pesar de los cambios generacionales, la celebración del Año Nuevo chino sigue siendo un pilar de su cultura familiar: "Es algo que seguimos celebrando en familia y que es fundamental para nosotros", afirma Chen.
Como Diana, las personas chinas menores de 30 años ya suponen en Alicante más de 3.700 personas. Para la socióloga Alba Navalón, estas nuevas generaciones, ya nacidas en España, "ya hablan los dos idiomas y acceden a puestos en grandes empresas", lo que les permite, según Navalón, integrarse aún más. "Hoy los hijos de aquellos inmigrantes han nacido aquí, estudian en universidades españolas y emprenden en sectores más diversos, es un cambio radical en comparación con la generación de sus padres", añade Navalón.
Emprender y adaptarse
La integración de las culturas no se limita a los negocios. Annebelle (Jin Luo), profesional de marketing para una empresa multinacional, ha experimentado la combinación de las costumbres chinas y españolas a través de su trabajo. "El pensamiento de la gente china en los negocios es diferente, y entender el mercado es clave para promocionar productos". Aunque adaptarse a la cultura empresarial española ha sido un proceso, Annebelle valora el ambiente y el apoyo que recibe aquí. Al compararlo con su experiencia laboral en Londres y Manchester, resalta que, aunque las culturas china y española parecen diferentes a primera vista, Jin Luo señala que ambas comparten valores fundamentales como la importancia de la familia y la comida.
El caso de Suya Liu, una empresaria china que lleva más de 15 años en Elche, también ilustra este proceso de cambio social. Suya llegó a España cuando tenía 15 años y, después de trabajar en varios restaurantes, encontró su camino en el negocio de los productos de limpieza. "Lo que me motivó a emprender fue darme cuenta de que los productos de limpieza españoles eran de mejor calidad que los de China, pero mucho más caros. Así que empecé a importar artículos de limpieza como detergentes y lavavajillas a China", explica Liu. En cuanto a la integración cultural, Suya comenta que aunque en su casa celebran más la Navidad y Nochevieja que el Año Nuevo chino, anque: "lo que más me costó fue adaptarme al humor español, pero ahora también las hago", confiesa Liu.
Por su parte, Inés (Rui Su), dirige un bar con su marido en Alicante, donde combina cocina española y china. A lo largo de los años ha aprendido gastronomía española, especialmente de la mano de una mujer mayor de Murcia que le enseñó a hacer tapas típicas como la tortilla de patatas. "Después de un tiempo trabajando en hostelería decidimos abrir nuestro propio negocio. Mi marido aprendió a hacer platos típicos españoles como la tortilla de patatas y el magro con tomate de una mujer muy simpática que conocimos en Murcia", comenta Inés. El mes pasado, Inés y su familia pudieron regresar a China para celebrar el Año Nuevo chino: "Fue una experiencia muy especial para nuestros hijos, que pudieron conocer a los abuelos", señala Inés.
Mantener las tradiciones
Y es que las tradiciones, como la del Año Nuevo Chino que se celebra durante estas semanas, siguen siendo un pilar de la sociedad. Tambien para Lili Pan, una propietaria de dos academias en las que se imparten clases de chino, que lleva más de 16 años en España. "En mis academias, la mayoría de mis estudiantes son de la segunda o tercera generación de chinos en España, y muchos de ellos han perdido el contacto con el idioma", explica Lili Pan. Sin embargo, también ha visto un aumento en el interés por el idioma entre los españoles, desde niños hasta adultos. Además de enseñar chino a los descendientes de inmigrantes, sus academias ofrecen clases de español y valenciano para los recién llegados de China, ayudándolos en su integración. "Es importante que mantengan su cultura, que no la olviden", afirma Pan.
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