La palabra de los clientes sobre la ZAS de Alicante: el Centro cambia, pero la fiesta sigue

Los usuarios de pubs, bares y restaurantes de Castaños y el Casco Antiguo opinan sobre la nueva normativa entre la resignación, el apoyo a los vecinos y la convicción de que el ocio se desplazará a nuevos barrios

Ambiente en las terrazas Castaños y el Casco Antiguo en sus últimas semanas antes de la ZAS

Héctor Fuentes

José Gómez

José Gómez

Alicantinos y visitantes posiblemente disfruten de las últimas semanas del ocio de la calle Castaños y el Casco Antiguo tal y como lo han conocido hasta ahora. Cuando pase el mes de alegaciones al acuerdo del Ayuntamiento que declara esta parte de la ciudad como Zona Acústicamente Saturada (ZAS), no solo se adelantarán los horarios de cierre, sino que se perderán la mitad de las mesas de las terrazas.

Han sido el paisaje habitual de la calle Castaños en los fines de semana desde hace muchos años, cuando se transformó de eje comercial en decadencia a vibrante (y ruidoso) centro de ocio.

Con el cambio normativo, el ocio permanecerá, pero deberá modificar su actividad, en todo caso, reduciéndose tanto en tamaño como en tiempo. Las personas que de forma habitual o esporádica acuden a los restaurantes, bares y pubs de la zona se han ido enterando poco a poco de las nuevas medidas, aunque no todas las tienen tan claras y las valoraciones han sido dispares.

Hablan los usuarios

Constantino Alzallú y Helmut Kerl, que pese a su nombre alemán es vecino de San Blas, compartían mesa y bebida bajo uno de los tantos veladores que cubren Castaños. Ambos han afirmado que no vienen muy a menudo, por lo que sienten que no les afecta especialmente la nueva norma. Eso sí, Kerl ha coincidido con su compañero en hallar una «contradicción entre el derecho al descanso y el trabajo en estos bares». Para complicar el problema, «los españoles somos ruidosos y aunque se haga tarde, si no hablamos alto es como si no habláramos», ha opinado Alzallú.

Kerl ha confesado que en su barrio no hay mucho ruido, pero que «si viviera aquí en Castaños, ojalá cerrasen a las 10 mejor que a la medianoche».

Algunas terrazas más arriba, un grupo de cuatro chicas jóvenes disfrutaban del tardeo. Tres de ellas han asegurado estar de visita en Alicante, viniendo de otras partes de la provincia. Es el caso de muchos otros clientes, como una pareja ilicitana que, jocosamente, ha afirmado que vienen a Castaños para «no hacer ruido en Elche».

Ambiente en plaza Quijano, uno de los sitios del Casco Antiguo que perderá la mitad de sus mesas.

Ambiente en plaza Quijano, uno de los sitios del Casco Antiguo que perderá la mitad de sus mesas. / Héctor Fuentes

Del grupo de las jóvenes, solo ha opinado como vecina de la ciudad Diana Pérez. Ha asegurado que viene muy a menudo con amigas a tomarse algo, por la tarde y por la noche: «Me gusta salir aquí, pero también tengo amigos de la zona y entiendo que se hayan quejado». Con una postura comprensiva, asume que seguramente tendrá que «pelearse más por las mesas» cuando se reduzcan a la mitad.

También ha opinado que, posiblemente, muchas personas que salen siempre en Castaños «empezarán a tomarse una copa en sus barrios» en vez de acudir siempre al Centro.

Muy cerca del anterior grupo, también han querido dar su voz Alfredo Flores y Joanny Díaz. Flores consideró que «como centro de ocio Castaños está guay», y que muchos alicantinos se han acostumbrado a salir en esta zona porque concentra variedad de «locales y planes». Ante ello, se preguntó «no sé qué otro lugar en la ciudad aporta este ambiente de tardeo y también nocturno».

Su compañera de mesa, más empática con la postura de los vecinos, ha sostenido que le parece bien la reducción de mesas y aperturas: «Así como tengo derecho a disfrutar los vecinos tienen derecho a descansar. Acepto hacer la previa aquí y luego puedo ir a otros sitios por la noche».

La zona del «barrio»

Hasta aquí podría parecer que los únicos locales que tendrán que adaptarse son los de la zona de Castaños, que a grandes rasgos está enmarcada entre la calle del Teatro y la calle Gerona, y la Plaza Nueva y la calle Bailén.

No obstante, la otra ZAS que contempla el Ayuntamiento es la del Casco Antiguo, que abarca la zona de ocio conocida popularmente como «el barrio»: los entornos de la plaza Quijano y tramos de las calles Padre Maltés, Virgen de Belén, San Agustín y la calle Montegón.

En el Casco Antiguo, Miguel Castellón charlaba en una mesa con un amigo que es hostelero, propietario de un bar cercano. Castellón piensa que «la gente querrá salir igual, será en Benalúa, San Blas o donde sea. Y con la mitad de mesas igual habrá ruido», mientras que su acompañante compartió que siente que le están dando «la puntilla» a los bares del centro de la ciudad: «Se van a cargar el turismo de fiesta».

No muy lejos de ellos, tres mujeres tomaban algo más parecido a una merienda que a lo que se entiende por tardeo. Una de ellas, Marian Sellés, explicó que por sus horarios no le afecta que cierren más pronto, y entiende que los vecinos quieran descansar.

En cambio, una de sus compañeras, Lola Rius, aseguró que ella sí sale más por la noche y aunque comprende el conflicto del ruido, le afectará como usuaria. En todo caso, cree que «al final la gente, sobre todo los más jóvenes, se buscarán cualquier otro sitio para salir. Esto es así, nadie dejará de ir de fiesta». Solo queda esperar a la aplicación efectiva de las ZAS para desvelar cuáles sitios, como vaticinan los usuarios, se perfilarán como nuevos centros de ocio en Alicante.

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