Dormir en un nicho futurista: el bum de los hoteles cápsula llega a Alicante
Esta modalidad japonesa de alojamiento encuentra su sitio en la ciudad en el barrio de Benalúa, a cinco minutos de la estación de tren, y desde 25 euros la noche

Vivir la experiencia de dormir en un hotel cápsula / Pilar Cortés
Entre nave espacial, cápsula futurista y albergue. Con habitaciones que apenas alcanzan los dos metros de largo por uno de ancho, un diseño minimalista y rodeado por paredes blancas que alumbran luces de neón, los hoteles cápsula ofrecen una experiencia de alojamiento diferente. Similares a pequeños "nichos", en los que las instalaciones de las que dispone, como el baño, son compartidas, este nuevo sistema de albergue ya se encuentra implantado en las grandes ciudades del mundo y ahora parece que se abre camino en Alicante.
Este tipo de establecimientos, nacido en Japón en los años 70 para aprovechar al máximo el espacio en ciudades superpobladas, comenzó a proliferar en España después de la pandemia, tras su éxito en ciudades como Tokio, Singapur o Bogotá y ahora buscan hacerse un hueco en el mercado turístico y de viajeros de paso de la ciudad. Su fórmula es simple, proporcionar un espacio privado y funcional a bajo costo, ideal para viajeros que buscan economizar en su estancia sin renunciar a la comodidad. En el caso de Alicante, este nuevo hotel cápsula se encuentra en el barrio de Benalúa, a cinco minutos a pie de la estación de tren y cerca de los juzgados.
Una experiencia futurista por 25 euros la noche
En el caso del hotel cápsula de Alicante, el establecimiento cuenta con 45 cápsulas donde pueden hospedarse una media de 60 huéspedes. Cada cápsula está equipada con cierre electrónico mediante tarjeta magnética, aire acondicionado, espejo, cargador USB y un sistema de iluminación regulable que permite cambiar el color de las luces. Con la misma tarjeta de acceso, los huéspedes pueden entrar a su taquilla privada y al baño compartido.
El establecimiento ofrece dos tipos de alojamiento: cápsulas individuales de 1,20 metros por dos metros, con un precio medio de 25 euros por noche, y dobles de cuatro metros cuadrados por unos 50 euros. El diseño busca optimizar el espacio, aunque la falta de zonas comunes privadas y la ausencia de baños individuales pueden ser un inconveniente para algunos viajeros.
"Para dormir es muy cómodo. Si alguien tiene claustrofobia, puede dejar la puerta entreabierta. En recepción tenemos tapones para los oídos por si alguien ronca y quiere descansar sin molestias. La taquilla se abre con la misma tarjeta que la cápsula", explica una recepcionista del hotel. Las duchas y los baños son compartidos, una característica que recuerda a los albergues juveniles: "hay mucha privacidad", comenta la recepcionista.
Un fenómeno en expansión
Aunque en Japón y China estos hoteles se han convertido en una opción habitual, en España todavía están en una fase inicial de expansión. En 2019, abrió el primer hostal cápsula en Bilbao con una inversión de 400.000 euros y tras la pandemia, han empezado a proliferar en Madrid, Barcelona, València y ahora en Alicante.
Zhefene Zhou, propietario del hotel cápsula de Alicante y de otro similar en València confía en el futuro de este tipo de alojamientos. "En China y Japón hay muchos. Es una opción más cómoda que un albergue. La mayoría de los clientes son jóvenes que buscan algo económico donde dormir, sin muchas complicaciones. Es cierto que en invierno hay menos turistas, pero en verano funciona muy bien", explica Zhou.
Este empresario asegura que este tipo de alojamientos tienen futuro en España y que, a medida que se hacen más populares, son capaces de ofrecer más servicios. "Cada vez es más normal verlos en Madrid y Barcelona. La gente busca opciones más baratas, y esta es una de ellas. Además, a medida que crece el concepto también puede ofrecer más variedad de servicios como cocina o salón de descanso", afirma Zhou.
El perfil de huésped
El público de los hoteles cápsula es diverso. Aunque la mayoría está compuesto por personas jóvenes que busca un alojamiento económico y bien ubicado desde el que disfrutar de la ciudad, esta opción también permite alojarse sin mayor coste a personas que deben realizar un trasbordo en la estación de tren o el aeropuerto de Alicante-Elche o para aquellos que visitan la ciudad por trabajo.
"Tiene bastante privacidad, la cápsula individual es cómoda y te permite estar tranquilo", comenta un usuario que se alojaba en el hotel cápsula de Alicante y compartió su experiencia. "El colchón es bueno, y está al lado de la estación, lo que lo hace muy práctico", relata este huésped.
Liberto Carratalá, profesor de Sociología en la Universidad de Alicante, analiza el impacto de este tipo de alojamientos en la ciudad, destacando precisamente el tipo de perfil de sus huéspedes. "Está estratégicamente colocado cerca de la estación de tren. Esto lo hace ideal para viajeros en tránsito, personas que llegan tarde a la ciudad o que tienen que coger un vuelo temprano", apunta Carratalá.
Además, Liberto Carratalá destaca que su uso puede ir más allá del turismo ocasional. "En ciudades como Madrid o Málaga, estos hoteles también están siendo utilizados por trabajadores temporales o estudiantes que no pueden permitirse un alquiler" y advierte sobre los posibles problemas: "Para quienes sufren claustrofobia, no será una opción viable. Además, la intimidad es mínima y la convivencia con otros huéspedes puede ser complicada".
¿Solución o reflejo de un problema?
Si bien estos hoteles cápsula ofrecen una alternativa de bajo coste para alojarse a aquellas personas que visitan la ciudad de forma ocasional, hay quienes ven en su proliferación un reflejo de los problemas de acceso a la vivienda en ciudades con precios de alquiler disparados. "No es una solución digna para vivir", sostiene Carratalá. "Es una opción barata para estancias ocasionales, pero si comienza a haber personas usándolos durante meses porque no pueden permitirse un alquiler, como ya ocurre en Madrid o en las Islas Baleares, podría convertirse en una preocupación", advierte.
Mientras los viajeros buscan opciones asequibles y las ciudades se enfrentan a la crisis habitacional, este tipo de alojamientos podrían convertirse en una tendencia en auge. Ahora Alicante contempla el inicio de una posible expansión que puede transformar la manera en la que se entiende el turismo.
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