Hace 50 años en Alicante. Del 3 al 9 de marzo de 1975

La búsqueda de petróleo altera Benidorm

El Ministerio de Industria autoriza a la compañía Texas Pacific a realizar prospecciones en el mar con el fin de encontrar el codiciado «oro negro», mientras que el alcalde lo considera «una barbaridad»

Hace 50 años en Alicante. Del 3 al 9 de marzo de 1975: Los americanos buscan petróleo en Benidorm

Hace 50 años en Alicante. Del 3 al 9 de marzo de 1975: Los americanos buscan petróleo en Benidorm / Rafa Arjones / Perfecto Arjones

Ramón Pérez

Ramón Pérez

Que un alcalde alce la voz contra un ministerio siempre es noticiable, más aún si el choque frontal ocurrió durante la Dictadura. A Miguel Pérez Devesa, regidor de Benidorm en marzo de 1975, no le importó oponerse al Régimen y catalogó de «una barbaridad» que el Ministerio de Industria autorizara realizar prospecciones petrolíferas en las aguas de su municipio. Aquel revuelo, elevado a problema de primer nivel en Benidorm, dejaba de ser un rumor y era ya toda una realidad: la empresa Texas Pacific comenzaría a buscar petróleo a 75 kilómetros de la costa a partir del mes de junio.

La empresa autorizada se defendía del recelo del alcalde y aseguraba que sus prospecciones no arrojarían «ni una gota de petróleo» al mar. «Las pruebas se realizarán por procedimientos electrónicos», señalaban. El interés por intervenir en esa zona se debía, según los responsables de Texas Pacific, a la localización de unas estructuras que consideraban oportunas para las prospecciones. «Buscamos hidrocarburos y es posible que ahí encontremos, aunque no sabremos nada hasta que se ejecuten las perforaciones de las rocas», apuntaban. Aquella actividad, a la que poco pudieron oponerse Benidorm y su alcalde, costaría unos nueve millones de dólares y se extendería en el tiempo durante unos cuatro meses.

En aquella semana de marzo llegó la lluvia y la nieve a la provincia. En la capital cayeron 30 litros por metro cuadrado en una sola hora, Aitana se cubrió de blanco e Ibi también sufrió una fuerte tromba de agua y viento. Uno de los colectivos más afectados por el temporal fueron los alumnos del colegio de Colonia Requena (en torno a un millar), que no pudieron asistir a clase por un barrizal que impedía el acceso a las instalaciones. La protesta por una pavimentación que diera dignidad al barrio ya estaba en la mesa del Ayuntamiento.

Otra de las noticias sobre las que giraba la actualidad alicantina de hace 50 años era la instalación de un repetidor de televisión en el castillo de Santa Bárbara. Las autoridades aconsejaban que si, aun así, seguía sin verse Pipi Calzaslargas [sic] nítidamente en la pantalla, la solución era «cambiar de orientación la antena de la azotea del edificio».

Un intento de asesinato copó portadas y llamó la atención de la prensa nacional, sabedora de que aquellos asuntos vendían mucho papel. Un joven de 17 años, que fue apresado por la Brigada de Investigación Criminal, había apuñalado a una mujer de 33 años en el número 51 de la calle Maestro Caballero. Aun así, la víctima sobrevivió. El marido reconoció al asaltante como «un antiguo colaborador» de su almacén de maderas y la mujer, ingresada en la habitación 554 del Perpetuo Socorro, comenzó a recibir multitud de cartas de toda España.

Mientras, en el análisis semanal que efectuaba INFORMACIÓN sobre la huerta de la provincia, destacaba que el precio de la naranja continuaba al alza, pese a que comenzaban a disminuirse las compras. En aquel análisis pormenorizado figuraban infinidad de variedades de la naranja, muchas de ellas seguramente desaparecidas: navelina, salustiana, cadenera, sanguina, verna, macetera… Sus precios sí que generan nostalgia: en torno a 5 pesetas el kilo, excepto la navel late, que estaba sobre las 12. Otro dilema en el consumo era el del tabaco canario en Alicante, que comenzaba a escasear en muchos de los estancos de la ciudad por unas diferencias entre Tabacalera y los fabricantes canarios.

En el día a día más urbano, el barrio del Pla estaba de enhorabuena y aquellos días sus calles estrenaban iluminación. La empresa Ruvical se congratulaba de ello y se anunciaba a toda página en este periódico. Como también lo hacía la constructora LAC, S.A., que presentaba su última gran joya, el conjunto residencial Bahía de los Pinos, en la zona de la Albufereta. «Viviendas de lujo de dos, tres y cuatro dormitorios en primera línea de playa y una urbanización con piscina olímpica», relataba. Hoy es todavía uno de los edificios más emblemáticos de la costa alicantina.

Además, Agost estrenaba su centro de educación especial con 18 alumnos, los feriantes instalados en el polígono de Babel desde antes de Navidad comenzaban a desmontar su chiringuito y el Centro Cultural Medina, en la calle General Primo de Rivera, abría sus puertas para promocionar artistas noveles y ser un punto de reunión en torno a la cultura.

También otro municipio habitualmente sin presencia en los medios, Algueña, lanzaba un SOS al sentirse «sometido al bombardeo» de las canteras de mármol de Pinoso. «El monte está mordido con rabia y todos los días tenemos una lluvia de pedruscos que no solo causan daño en el arbolado, sino que también son una amenaza para las vidas humanas», decía un comunicado.

Tracking Pixel Contents