El último traje de un caballero italiano en Alicante

Vittorio Cataldo, pionero de la moda masculina italiana en Alicante, cierra su emblemática tienda tras casi cuarenta años en el sector. Desde 1987 ha vestido con elegancia a generaciones introduciendo el traje de novio y marcando estilo en la ciudad. Su legado, forjado entre telas y amistad, deja una huella imborrable en el comercio local y en sus clientes

Vittorio Cataldo cierra tras casi 40 años vistiendo de etiqueta a Alicante

Vittorio Cataldo cierra tras casi 40 años vistiendo de etiqueta a Alicante / Jose Navarro

Lydia Ferrándiz

Lydia Ferrándiz

Hay un comercio en el centro de Alicante en el que cada traje guarda una historia. Son composiciones que han cruzado fronteras, tejidos con hilos de lana de alta calidad y sello italiano. Detrás de cada uno de esos trajes, desde hace casi cuatro décadas, permanece un hombre cuya presencia es sinónimo de fidelidad al buen gusto: Vittorio Cataldo. De mirada franca, sonrisa intacta y una voz con acento italiano aún marcado, este comerciante siciliano especializado en moda masculina ha vestido a generaciones de alicantinos con el sello inconfundible del «Made in Italy». Pero el próximo 31 de mayo, Cataldo bajará la persiana por última vez despidiéndose de su tienda y, con ella, de un ciclo vital que comenzó en 1987.

«Me da mucha pena cerrar la tienda, pero ha llegado el momento», confiesa Cataldo entre estantes de chaquetas y camisas que aún mantienen el orden impecable que ha sido su seña de identidad. La decisión, dice, no ha sido fácil: «Nadie me ha dicho que lo haga. Todos me dicen: ‘Vittorio, no cierres, por favor’. Pero cuarenta años de trabajo son muchos aunque de Alicante no me voy». Porque esta ciudad, que lo acogió por amor, acabó convirtiéndose en su hogar.

De Alcamo a Alicante

Cataldo nació en Alcamo, un pueblo de Sicilia ubicado a 45 kilómetros de Palermo. La moda le corría por las venas desde pequeño: su madre le inculcó el gusto por el vestir, mientras que su abuelo, que regentó una tienda de ropa hasta los 93 años, le transmitió la pasión por el trabajo. «De pequeño lo mamé», confiesa con naturalidad. De adolescente se trasladó con su familia a Turín, donde estudió electrónica, pero la vocación por la moda jamás se apagó.

El giro del destino le llegó en los años ochenta, durante unas vacaciones con amigos en Platja d’Aro, en la Costa Brava. Allí conoció a Reme, la que sería la madre de su hijo, una alicantina que veraneaba en la misma localidad junto a su familia. «Le dije a mi amigo: ‘Mira, esta mujer me gusta mucho. Creo que voy a ir allí por ella’. Y así fue», recuerda. 

Después de este momento, y de una mudanza a Alicante, Cataldo abrió su primera tienda en la calle Pascual Pérez el 8 de enero de 1987. Le llevó entre siete y nueve meses montarla «como quería». Aunque dudó entre esa ubicación y una en la entonces discreta avenida Maisonnave, optó por Pascual Pérez, en pleno Centro Tradicional, y no miró atrás. «Me decidí por Pascual Pérez. Me arrepentí, sí, porque Maisonnave creció muchísimo. Pero en ese momento no se podía saber», admite entre risas.

El secreto de su éxito

Aunque tras este momento, su gran acierto, recuerda, fue introducir el traje de novio como una propuesta diferenciadora. «La idea me vino en mi boda», recuerda con una sonrisa. «Todo el mundo decía que qué elegante iba, que si era un traje de novio... y yo decía: ‘Claro, ¡me estoy casando! Si mi mujer lleva un traje para la ocasión, yo también’. Allí me di cuenta: si vendo esto, voy a destacar». Y así fue. 

«Entonces entendí que para poder durar, no triunfar, durar, como tienda, tenía que ser diferente. Empecé a traer trajes de novio italianos. Fue mi suerte porque vendía muchísimo. La gente aquí no los había visto nunca», relata con emoción. Fue pionero en introducir esa elegancia nupcial con aires italianos en la ciudad. Y no solo eso: introdujo firmas como Carlo Pignatelli, uno de los grandes de la moda nupcial masculina en el mundo. La fórmula era clara: calidad, exclusividad y un inconfundible sello italiano.

Alicante, su casa

Cataldo no tardó en convertirse en referencia de la moda masculina de alta gama en Alicante. «Parece como si hubiera nacido aquí, he hecho muchos amigos y Alicante ha sido una maravilla para mí», afirma con orgullo. Empezó a organizar desfiles, en los que también participaba su hijo -Vittorio Cataldo,- y fue invitado a participar en eventos junto a grandes diseñadores locales como Hannibal Laguna o Rubén Hernández. Incluso fue elegido para vestir a los candidatos a Míster España en los años noventa y fue habitual en programas de televisión de cadenas como Canal 9 o Telecinco. «Podían haber llamado a otra tienda, había muchas buenas, pero me llamaban a mí», relata.

También guarda momentos anecdóticos después de tantas décadas cara al público. «El primer cliente que entró en mi tienda fue un murciano que se compró una cazadora. El segundo, Andrés Pajares», recuerda. «Venía a menudo, me invitaba a su casa en Madrid. Me decía: ‘Vittorio, mis amigos quieren saber de dónde saco los trajes tan bonitos’».

Los clientes llegaban desde Murcia, València y numerosos pueblos de la Comunidad Valenciana. «Muchos venían expresamente para comprar un traje de novio. Decían: ‘No encontramos nada igual’», cuenta a días de cerrar el negocio en su ciudad de adopción. Como ellos, también vistió a futbolistas del Hércules o a músicos como Luis Ibáñez.

Cuatro tiendas y una visión

A lo largo de los años, Cataldo llegó a tener hasta cuatro tiendas abiertas en Alicante. La que ahora cierra, ubicada en la calle San Francisco, la abrió en 2008, unos cinco años antes del cambio que supuso la llegada de las setas. En sus establecimientos ha vendido trajes, camisas, pantalones, esmoquin... todo comprado en Italia. Pero el camino no fue fácil. «Cuando abrí, España no formaba parte de la Comunidad Económica Europea. Tenía que pagar aranceles del 50 %», recuerda con mención especial a su exsuegro, que le apoyó en estos momentos. Solo con la entrada, los productos comenzaron a llegar directamente a su tienda.

A pesar de las dificultades, mantiene que la calidad es el secreto de un buen traje. «Un buen traje necesita una buena lana y que esté bien hecho. No hablo de trajes hechos completamente a mano, pero sí que tengan un buen acabado», explica. Para Cataldo, todo hombre debería tener al menos dos buenos trajes en su armario: «Porque un traje bueno, al final, te sale barato. Dura. Un traje barato, no». 

Una ciudad que cambió de traje

Pero los tiempos han cambiado. «Ahora solo el 5 % de los hombres viste traje. Y sin corbata. Antes solo en Alicante había más de veinte tiendas importantes de moda masculina. Ahora no queda casi nada», lamenta. Y no solo ha cambiado el vestuario, también el espíritu del comercio. Una realidad que le duele, pero que comprende con resignación: «Los hábitos han cambiado».

Aunque si algo ha distinguido a Vittorio Cataldo a lo largo de los años ha sido su obsesión por el detalle. Desde el primer día, contrató a una modista. «Fue lo primero que busqué cuando abrí. Todos tenemos un hombro más alto que otro. Hay que saber ajustar bien una prenda», explica a la vez que señala que este es, muchas veces, el secreto para hacer que los clientes vuelvan: «Si un cliente no se va contento, no vuelve».

Su atención al detalle era tal que incluso preparaba trajes contrarreloj para turistas acudían a su tienda el último día o para los cruceristas que solo cuentan con una jornada para comprar. «Me decían: ‘Vittorio, no hay tiempo’. Y yo lo arreglaba todo para que se fueran ese mismo día con su traje. Nunca he perdido una venta», afirma Cataldo. Todo, en gran parte, gracias a Mayte, que lleva trabajando con él más de veinte años, y a Tere, su última modista.

El adiós de una época

Con el inminente cierre de su tienda, no solo se jubila un comerciante: se cierra un capítulo de la historia del comercio alicantino. Uno que vistió bodas, galas y desfiles. «Ahora tendré vacaciones para toda la vida», bromea. La tienda puede cerrar, pero el legado de Vittorio Cataldo seguirá cosido en cada traje que ha vendido. 

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