Preocupación vecinal por los accidentes reiterados en el parque de San Blas en Alicante

Entre los residentes que frecuentan este espacio de ocio para niños inaugurado en diciembre alertan de los riesgos constatados debido a diversos incidentes

Preocupación en San Blas por los accidentes en el parque infantil

Preocupación en San Blas por los accidentes en el parque infantil / Rafa Arjones

Manuel Lillo

Manuel Lillo

Este miércoles dos niños recibieron asistencia médica tras un incidente en el parque de San Blas. La parte superior del eje de un columpio se soltó y cuatro menores cayeron. No hubo consecuencias trágicas. Al día siguiente, el jueves, a primera hora mañana, servicios municipales retiraron el columpio, del que solo queda el eje central .

«En un momento dado, en uno de los giros, sonó ‘clac’ y se rompió». Son palabras de Gonzalo Huerta, padre de uno de los niños atendidos, que sigue acudiendo al parque pese al traumatismo que le diagnosticaron a su hijo tras el golpe que sufrió al caer de espaldas. «Solo fue un susto», celebra, aunque protesta por la situación del parque, que ha sido noticia desde que se inaugurara el pasado mes de diciembre después de dos años de obras y de una inversión de 3,8 millones de euros.

Tan solo dos semanas después de abrir el recinto, el 6 de enero, un niño quedó atrapado en la pasarela de un columpio. Su pierna se encajó en uno de los espacios de la pasarela y no la pudo sacar hasta que llegaron los bomberos. Posteriormente los operarios colocaron unas planchas para estrechar el espacio que pisan los niños y evitar más incidentes. «¿Cómo pueden parchear un columpio en un parque infantil?», se pregunta Gonzalo Huerta. «Parece que tenga que ocurrir una desgracia para que solucionen los problemas», lamenta.

Gonzalo Huerta, ante el eje central del columpio accidentado el miércoles mientras jugaba su hijo

Gonzalo Huerta, ante el eje central del columpio accidentado el miércoles mientras jugaba su hijo / Rafa Arjones

Esperanza Pascual estuvo presente en los dos accidentes que se han vivido desde la apertura. La vecina reconoce no sentirse especialmente segura. «A mi hija también se le introdujo la pierna», dice en referencia al hueco de la pasarela de la que otro niño tuvo que ser rescatado. «La diferencia es que mi hija tiene solo cinco años y pudo sacarla, porque su pierna aún es pequeña. En el otro caso no fue así», apunta, mientras afirma también que los niños disfrutan en este parque y reconoce que, a ciertas edades, los peligros son frecuentes en casi todos los contextos.

Más allá de los columpios

Pero hay situaciones en las que los peligros se agravan. Y en el parque de San Blas los columpios no son los únicos elementos de preocupación. Esperanza Pascual señala, también, los alambres que envuelven los muros de piedra que rodean el parque. «Son un peligro», advierte, ya que las cuadrículas que forman dichos alambres son utilizadas por los niños para trepar. Estas cuadrículas metálicas, además, giran sobre el muro y están colocadas en su parte superior, que llega a la cintura de un adulto y que es asequible para ser alcanzada por un menor, que puede tropezar con facilidad.

Una niña recorre la pasarela accidentada en enero, tras haber sido reparada. Delante, muros con piedras separadas y rodeadas de alambre.

Una niña recorre la pasarela accidentada en enero, tras haber sido reparada. Delante, muros con piedras separadas y rodeadas de alambre. / Rafa Arjones

Bajo las cuadrículas están las piedras que conforman los muros, con grandes espacios entre ellas desde las que, según los testimonios vecinales, entran y salen ratas, especialmente desde que oscurece a última hora de la tarde.

Otro vecino de la zona, Antonio Parra, acude cada día con su sobrino a este parque. «Veo esto muy peligroso y es un milagro que no haya pasado nada más», afirma tras explicar que ha presenciado más de una caída entre los menores. Otros vecinos aprueban el diseño del parque, que lo consideran visualmente atractivo y útil para los menores siempre y cuando mejoren las medidas de seguridad.

Este es el parecer de Carmen Vega, que visita este espacio con sus dos nietos. «El parque en si está bien, los chiquillos lo disfrutan, pero en un parque siempre pueden pasar cosas», reconoce. Esta vecina, en cambio, no se siente insegura, aunque admite también que «a mis nietos no nos ha pasado nada, y si nos pasara algo puede que lo viésemos de otra manera».

Pese a esta situación fuentes del Ayuntamiento de Alicante aseguran que «los juegos infantiles cuentan con todos los certificados oficiales sobre exigencias de seguridad y la preceptiva señalización pública con indicaciones precisas sobre el uso correcto de las instalaciones y las edades recomendadas».

Sobre el juego afectado, la Concejalía de Parques y Jardines «baraja la posibilidad de que ese incidente se haya producido por un uso indebido por parte de personas que superan ampliamente la edad recomendada para su uso». El consistorio, por último, defiende que «este modelo de juego está instalado en otras ciudades del país», y llama al uso correcto de las instalaciones.

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