El vandalismo se reinventa en el castillo de San Fernando de Alicante
La zona del parque de skate, que ya ha estado bajo la lupa por los botellones, aparece con los toldos hechos jirones porque los jóvenes los utilizan a modo de colchonetas

¿Toldos o colchonetas? El vandalismo se reinventa en el castillo de San Fernando / Pilar Cortés
De Alicante se dice, entre muchas otras cosas, que es una ciudad custodiada por dos castillos: Santa Bárbara y San Fernando. Dos iconos de la ciudad que, pese a ello, en estos momentos presentan una imagen bien distinta. Mientras la fortaleza del Benacantil bate récords de visitantes año tras año y es objeto de diferentes contratos para su modernización, su «hermano» del Tossal no atraviesa su mejor momento.
La zona, punto de reunión para decenas de jóvenes cada tarde, y especialmente los fines de semana, también ha sido objeto de críticas por servir como escenario habitual para el botellón. Una práctica que, más allá de los riesgos que entraña para los jóvenes, también supone una evidente degradación para el entorno, con daños al mobiliario público y suciedad. Además, el Tossal también presenta multitud de grafitis en sus suelos y muros, incluso en la parte de la fortaleza que fue rehabilitada recientemente.
Nuevas formas de vandalismo
A estos problemas, se suma ahora una nueva forma «reinventada» de vandalismo. Y es que desde hace semanas usuarios del parque hacen uso de los toldos instalados en la zona como si fueran colchonetas. Los jóvenes suben sobre las velas de la instalación para saltar o tumbarse a descansar, pese a que obviamente esa no es la función para la que se diseñaron.
El resultado: las distintas lonas que conforman el sombraje se encuentran hechas jirones por culpa de una mala práctica que, además, supone un serio peligro para quienes la respaldan, ya que pueden caer contra el suelo de granito desde una altura considerable.
Este miércoles, todas las velas de los toldos ubicados en la zona de skate del Tossal presentaban grietas, algunas de ellas quedando completamente inservibles. Sin embargo, pocos días antes, un grupo de hasta seis jóvenes hacía uso de ellas como «hamacas» improvisadas al mismo tiempo, antes de que las lonas sucumbieran al peso.
Distinto trato
Mientras, sobre el castillo de Santa Bárbara se tramitan en estos momentos hasta tres contratos para su mejora y modernización: uno para su musealización, otro para convertir la antigua casa del ingeniero en un centro de interpretación de visitantes y un tercero para monitorizar mediante sensores la afluencia de la fortaleza. Además, el Ayuntamiento también está impulsando la rehabilitación del baluarte de Santa Ana y la creación de una nueva senda peatonal que conecte con el parque de la Ereta.
En San Fernando, sin embargo, tras las actuaciones de mejora emprendidas en 2019 y 2021, aún quedan fases de su rehabilitación pendientes. Todo ello, junto con la suma de determinadas acciones incívicas (botellón, pintadas en las paredes, daños al mobiliario urbano...) y la falta de control y mantenimiento del Ayuntamiento, sin actuar sobre algunas de las deficiencias desde principios del 2023, ha generado que el castillo solo pueda mirar con envidia al de Santa Bárbara.
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