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Carmen Ayela: "Es conveniente que Europa afiance su unidad para tener peso real en el concierto mundial"

9 de mayo. Día de Europa, proclamado por las Comunidades Europeas en 1985, que celebra la paz y la unidad en el continente, conmemorando el aniversario de la «Declaración Schuman», considerada el comienzo de la actual Unión Europea

Carmen Ayela, reina de los IV Juegos Florales, acompañada por el alcalde José Abad, en la entrada al Teatro Principal de Alicante, 1967.

Carmen Ayela, reina de los IV Juegos Florales, acompañada por el alcalde José Abad, en la entrada al Teatro Principal de Alicante, 1967. / Colección familiar

Elvira Rodríguez

Elvira Rodríguez

De vocación europea, María del Carmen Ayela Samper sigue en activo desde que se colegia en 1972, cuando se convierte en la primera letrada con despacho en Alicante, el primer hito de su espíritu precursor. Apenas cumplidos sus dieciocho años comienza a estudiar durante el descanso estival en diferentes universidades europeas y aprende, tras el «choque cultural inicial» que «ya en aquellos años, allí las mujeres tenían un nivel empresarial, social o profesional muy igualitario, que en España no existía». Europa se convierte en su segunda Casa, conoce sus «diferentes tendencias», y empieza a «colaborar jurídicamente con distintas embajadas y cancillerías europeas, siempre desde el respeto y el empeño común en el desarrollo y bienestar de cada país», sin rendirse, «desde cualquier ideología para lograr esos objetivos». Esta tolerancia y apertura, que aprendió en su familia, «es el legado que trato de inculcar a mis nietos», evoca mientras esboza una sonrisa.

De izda. a dcha.: Antonio Mira-Perceval, entonces presidente de la Diputación de Alicante; Carmen Ayela, cónsul honorario de Luxemburgo en la Comunidad Valenciana y la de Murcia, saluda a Matilde Fernández, ministra de Asuntos Sociales del Gobierno español, y Ángel Luna, alcalde de Alicante, en un acto europeo, 1993.

De izda. a dcha.: Antonio Mira-Perceval, entonces presidente de la Diputación de Alicante; Carmen Ayela, cónsul honorario de Luxemburgo en la Comunidad Valenciana y la de Murcia, saluda a Matilde Fernández, ministra de Asuntos Sociales del Gobierno español, y Ángel Luna, alcalde de Alicante, en un acto europeo, 1993. / Colección familiar

«Mi padre era de derechas y mi madre, todo lo contrario; tuve mucha suerte de convivir en ese entorno de respeto por las ideas», rememora Ayela. Tan defensora como es de la integración europea, siempre pregona que «lleva en su corazón Alicante, donde nació en 1949, y Aigües, donde su familia pasa grandes temporadas y creció. «Supongo que estas vivencias me marcaron con un espíritu aperturista a las distintas realidades sociales con las que debemos convivir, centrándonos en proyectos comunes, sin atender a las diferentes doctrinas». Mi padre, abogado y agente de aduanas, experto en comercio internacional, hablaba inglés perfecto y supo inculcarme el concepto de globalización». Por su parte, «mi madre nunca abdicó de sus ideas, siempre actuaba con discreción, educación y un cariño enorme. El matrimonio de mis padres duró toda su vida con esas divergencias ideológicas, pero con un enorme respeto del uno por el otro». También admira desde muy joven al dos veces nominado al Nobel de la Paz, Rafael Altamira (1866-1951), quien ya en aquella época «defendía la importancia de la unión de todos los países europeos, que éstos caminaran juntos, y la trascendencia de Europa en el mundo si se lograba esta unión». Asimismo, estima a «los padres de la Unión Europea, aunque Altamira resulta muy cercano a nosotros».

En primer término, de dcha. a izq.: Pérez Segura, Peláez, Sala y Carmen Ayela toman notas durante la presentación al Club de Inversores del Plan Estratégico de la Provincia, 1992.

En primer término, de dcha. a izq.: Pérez Segura, Peláez, Sala y Carmen Ayela toman notas durante la presentación al Club de Inversores del Plan Estratégico de la Provincia, 1992. / Libro Club de Inversores, de Ginés Conesa

Carmen comienza sus estudios en Jesús María de Alicante; allí aprende francés -que acredita en la Université de Toulouse en 1974-. En aquella época no había bullying —acoso— en los colegios; Carmen explica que «las compañeras nos seguimos queriendo mucho, éramos un grupo muy compacto; nos defendíamos entre nosotras». Y este mismo espíritu de amistad y colaboración «se mantuvo en la Universidad de Valencia», donde Ayela comienza Derecho. Corría 1967 y Ayela aprovecha el verano para hacer un curso de Derecho Comparado Europeo en la Université Libre de Bruxelles; «las clases empezaban tarde en Valencia y, en cuanto acababan los exámenes, me iba fuera. Desde el principio me di cuenta de que o estábamos en Europa o realmente nuestra influencia en el mundo iba a disminuir». En 1968, el padre de Carmen, a la sazón vicealcalde de Alicante, parte en la comitiva que, encabezada por el alcalde José Abad Gozálbez, firma un Hermanamiento con Niza; y Carmen, durante el verano, se va a hacer un curso en la Sorbonne, la histórica universidad de París. «Aunque éramos pocas, viajábamos las compañeras porque algunos compañeros aprovechaban para hacer la mili —se terminó en 2001—» relata Carmen. «Vivir de cerca aquel espíritu del 68 francés, cuestionando todo autoritarismo, también nos impregnó y volvíamos con nuevas ideas», continúa Ayela quien, en 1969 recibe una beca del Instituto de Derecho Comparado de Barcelona para la obtención del certificado de estudios sobre el Consejo de Europa, que logró en Estrasburgo. En 1971 se licencia Especialista en Derecho y Empresas; su trabajo de fin de carrera, que llamó Sociedad Europea, proponía «la sociedad anónima europea común, la unificación de todos los estatutos de las sociedades mercantiles, para facilitar el comercio y las relaciones entre las sociedades mercantiles europeas».

De izq, a dcha.: Francisco Blázquez, presidente de la Real FederaciónEspañola de Balonmano; Carmen Ayela, vicepresidenta entonces de la RFEBM y Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español, 2016.

De izq, a dcha.: Francisco Blázquez, presidente de la Real FederaciónEspañola de Balonmano; Carmen Ayela, vicepresidenta entonces de la RFEBM y Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español, 2016. / Colección familiar

Globalidad

«Cuando ya tenía la aprobación de una cátedra en la Sorbona para hacer el doctorado en Derecho del Trabajo, mi padre sufre un infarto y regreso a Alicante, donde abro despacho». Corría 1972 y, ese mismo año, el abogado y político Joaquín Galant Ruiz (1935) crea, junto a otros profesionales, la Agrupación Provincial de Abogados Jóvenes de Alicante (AJA), de la que Ayela formó parte, y miembro de su Junta Rectora en 1974, también como única mujer. Galant expresa que «Carmen es una abogada reconocida y europeísta convencida; una trabajadora incansable, muy leal, a quien nadie hacía sombra y que jamás se negó a colaborar cuando se lo pedíamos». En 1976, organizado por AJA, se celebra en Alicante el I Congreso Mediterráneo de Abogados Jóvenes, que reúne a más de 200 profesionales, pertenecientes a la Asociación Internacional de Abogados Jóvenes (AIJA), de dieciocho nacionalidades. Este Congreso, cuya presidencia de honor ostentaron los Reyes de España, Juan Carlos y Sofía, «fue un éxito para el Colegio de Abogados, para AJA y para que Alicante tuviera presencia en el mundo jurídico europeo e internacional. AIJA, fundada en 1962, entonces sumaba más de tres mil profesionales de casi un centenar de países; y en 1979, Ayela se convierte en la primera mujer española en ocupar un puesto en la ejecutiva de AIJA como representante de España. La propia Ayela decía a la periodista Pirula Arderius en INFORMACIÓN tras el nombramiento: «No puede pensarse en ningún condicionamiento político, la política está fuera de AIJA y, además, los países que nos han apoyado —mediterráneos, Portugal y Alemania— tienen regímenes políticos distintos. Supone mucho más trabajo, pero vale la pena por lo que significa para Alicante y para nuestro país estar representados a estos niveles en organismos y naciones y, sobre todo, con vistas a nuestro ingreso en el Mercado Común —realizado en 1986—». Tras formar parte de AIJA, en 1990, Ayela se convierte en miembro de la Union Internationale des Advocats, una organización integral y multicultural para la carrera jurídica con profesionales presentes en más de un centenar de países.

En 1991 se crea la sociedad anónima Club de Inversores para la provincia de Alicante con dos únicas mujeres empresarias en su Consejo de Administración: Carmen Ayela y Paquita Bonmatí. «Con un capital de 991.680 euros, esta sociedad quería agrupar a los cien mejores empresarios de la provincia de Alicante, y exigía en sus reglas estrictas condiciones de honorabilidad personal y seriedad comercial para ser admitido como miembro. Tenía carácter apolítico y su finalidad era el fomento, desarrollo y expansión de Alicante y, fundamentalmente, el establecimiento en nuestra ciudad de la Oficina Europea de Marcas y Diseños. Cumplidos sus objetivos, fue disuelta en 1996», resume Ayela. Paralelo a esta vertiente empresaria aperturista, volcada en la proyección alicantina, y gracias a hablar francés e inglés —certificado este último por la University of California, Berkeley— se convierte el 21 de abril de 1992 en Cónsul Honorario de Luxemburgo en la Comunidad Valenciana y la de Murcia hasta mayo de 2012. Recuerda con afecto este período —que ha sucedido su hijo en el cargo— «los luxemburgueses son muy educados, muy trabajadores, muy organizados; acostumbrados a la burocracia, que respetan; el consulado es un apoyo para ellos, si pierden documentación, si les roban, si están enfermos, si les falla el cobro de las pensiones, si quieren invertir en España… Es una labor grande; cuando realmente tienen un problema, acuden a su consulado».

Aperturismo

Conversamos en la primavera de 2025 en el despacho de Carmen, rodeadas de los títulos y diplomas suyos y de su familia. Carmen, viuda en la actualidad, se casó en 1974 con José Ortiz Lozano; después nacieron sus hijos May y Nicolás, «casado con Alma, que se ha convertido en otra hija muy querida para mí»; y tiene tres nietos: Maya, Nicoletta y Ángel. Su bufete-asesoría, donde Carmen sigue infatigable trabajando, atiende en español, inglés, francés y ruso; son letrados colaboradores de la Embajada de Francia desde 1980; letrados oficiales del Consulado Británico en Alicante desde 2000 y del Consulado de Bélgica desde 2003, además de otras embajadas europeas, africanas y americanas. En las paredes queda ya poco hueco, vamos alternando presente y pasado de esta familia aperturista, global y tolerante; nos paramos en las condecoraciones de Chevalier dans l’Ordre National du Mérite, decretada por Su Excelencia el presidente de la República Francesa, Jacques Chirac en 2002; o el nombramiento de Officer de l’Ordre de Mérite du Gran-Duché de Luxembourg, concedido por Su Alteza Real el Gran Duque de Luxemburgo, en 2007; la orla del cincuentenario de la licenciatura de Derecho, que Carmen repasa con enorme satisfacción y comenta «todos, brillantes». Además, están los títulos del Máster de Derecho Deportivo, que realizó junto a su hija en la Universidad de Lleida y la certificación académica como profesora honorífica de Derecho Internacional en la Universidad Miguel Hernández, durante 2001-2002, mientras May cursa Derecho. Encontramos la Medalla de Oro de Cruz Roja de 2010; la Insignia al Mérito deportivo de 2017; la Distinción de Honor del Colegio de Abogados de Alicante por sus cincuenta años como colegiada; o el galardón por ser la «Institución más comprometida con la mujer», otorgada a la Asociación de Jugadoras de Balonmano (AMBM) en los VIII Premios Solidarios a la Igualdad Mujeres para el Diálogo y la Educación. La AMBM se funda en 2002; Carmen y su hija fueron presidentas; en la actualidad, el despacho de Ayela sigue ejerciendo como letrado de AMBM y Carmen es su presidenta de Honor.

A la izq., de pie, Carmen Ayela, cónsul honorario de Luxemburgo en la Comunidad Valenciana y la de Murcia, junto a otras representantes del Cuerpo Consular en la ciudad, durante el Rastrillo Solidario de Navidad, 1994.

A la izq., de pie, Carmen Ayela, cónsul honorario de Luxemburgo en la Comunidad Valenciana y la de Murcia, junto a otras representantes del Cuerpo Consular en la ciudad, durante el Rastrillo Solidario de Navidad, 1994. / Colección familiar

Para Ayela, acostumbrada a llevar casos en tribunales ordinarios, «ver dentro del mundo deportivo esa organización tan perfecta me impresionó, porque realmente conocí su protocolo y mecanismos de control para evitar los excesos, los partidismos y que así impere solo el deporte puro». Desde 2009 es miembro de la Corte de Arbitraje de la Federación Europea de Balonmano; en la actualidad son 79 miembros y Ayela es la única española entre las diez mujeres existentes. Durante el período 2013-2016 es elegida vicepresidenta de la Real Federación Española de Balonmano y delegada para Europa de esta Federación, «logramos celebrar el Mundial Universitario de Balonmano en España y lo ganamos en 2016; aquello fue una gran proeza»; y en 2017 formó parte de la Junta Directiva de la European Athletic Association, que da cabida a todos los deportistas europeos.

La experiencia de Ayela, que también pertenece a la Agrupación de Mujeres Abogadas de Alicante —creada en 1998 al amparo del Colegio de Abogados de Alicante— nos empuja a preguntarle por alguna sugerencia para los futuros abogados, «que se abran al mundo, que se relacionen con otros compañeros, que se integren en despachos colectivos». Y específicamente, a las mujeres, «quiero felicitarles porque sé lo duro que es el ejercicio combinado con las tareas familiares y la crianza de los hijos; es cierto que en la actualidad los hombres ayudan más, aunque la dirección de los hogares sigue siendo de la mujer». En cuanto al liderazgo femenino, «pensaba que éramos más negociadoras, pero estoy cambiando de opinión, creo que ya está muy igualado y que depende más del carácter de cada persona»; y sobre las cuotas, «algo muy europeo, fueron muy positivas para el desarrollo femenino, habíamos estado muy denostadas mucho tiempo y necesitábamos ese empuje para decirle a la sociedad que podíamos desarrollar las mismas tareas que los varones».

Con Ayela, que pide «pasión por el derecho y aperturismo internacional en el ejercicio» para su profesión, también conversamos sobre Europa, considera «que estamos en un momento crucial de las relaciones de Europa con el mundo, que tenemos que consolidarnos en nuestra propia cultura, en nuestra propia forma de vida, en nuestra democracia, tan preciada y que tanto nos ha costado en muchos países; y que es conveniente que Europa afiance su unidad para tener peso real en el concierto mundial». Ayela pide para Europa «democracia, paz y unión» y sigue enfocando esfuerzos para que Alicante sea referencia obligada de los proyectos europeos, «como la Escuela Diplomática Europea, que cuenta desde 2021 «con el apoyo de la sociedad civil, empresariado, Unión de Colegios Profesionales de Alicante, Generalitat Valenciana, corporación municipal y académica». Además de este empeño compartido, Ayela quiere agradecer «todo lo que me ha dado la vida: familia; compañeros de profesión; mi Colegio de Abogados, con el continuo apoyo de los diferentes decanos; el Consejo General de la Abogacía; las universidades de Alicante y Elche; los clientes que ya son amigos, y que confían en nosotros y en nuestro despacho; y a todos nuestros amigos, siempre rodeada de buena gente».

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