Ingresos cada vez más precoces en las unidades de trastornos alimentarios de Alicante

Profesionales de Enfermería de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Hospital Universitario de Sant Joan están llevando a cabo un estudio innovador para evaluar la eficacia de los talleres terapéuticos que realizan con los pacientes diagnosticados de anorexia y bulimia.

Este proyecto, pionero en su enfoque, tiene como objetivo estandarizar la intervención de la enfermera en el tratamiento de estos trastornos, mediante una serie de actividades diseñadas en forma de talleres para trabajar aspectos clave como la autoestima, el autocuidado, la asertividad, la arteterapia y la educación para la salud.

“A través de este estudio podemos medir, utilizando diversas escalas, cómo se encuentran nuestras pacientes al ingresar en la unidad y cómo evolucionan durante su tratamiento una vez reciben el alta hospitalaria”

Ángela Pérez

— Enfermera de la Unidad de Trastornos de Alimentación

“A través de este estudio podemos medir, utilizando diversas escalas, cómo se encuentran nuestras pacientes al ingresar en la unidad y cómo evolucionan durante su tratamiento una vez reciben el alta hospitalaria”, explica Ángela Pérez, enfermera de esta unidad, en la que se registran ingresos de pacientes cada vez más jóvenes.

Los menores con trastornos de la conducta alimentaria que necesitan hospitalización son cada vez más jóvenes: aparecen a una edad cada vez más corta, incluso a los 10 años, explicaron médicos a este diario.

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Servicio de Psiquiatría

Integrada en el servicio de Psiquiatría, esta unidad referente para el tratamiento de estos pacientes en la provincia de Alicante desde hace casi 25 años. Atiende anualmente a más de 500 personas, de las cuales el 91,8 % son mujeres y el 8,2 % hombres. La mayoría de los ingresos se producen por anorexia nerviosa, aunque también se registran casos de bulimia nerviosa.

La estancia media aumenta a los cuatro meses con pacientes con disminución más evidente de la masa corporal

La estancia media en la unidad ha aumentado de un mes y medio aproximadamente hasta los tres o cuatro meses, debido a que los pacientes ingresan con una disminución de la masa corporal más evidente y una situación más grave. Asimismo, los ingresos se dan cada vez en edades más tempranas.

En los talleres colaboran también cuatro enfermeras de Salud Mental: Nerea Llorca, Sofía Ros, María Sánchez y Lydia Zaragoza. “Es un proyecto piloto sobre este tipo de talleres para trastornos alimentarios en centros hospitalarios sobre los que existen muy poca literatura científica”, ha añadido Pérez.

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"Bote de la calma"

Un ejemplo de estos talleres es el denominado “bote de la calma”. En esta actividad, las pacientes crean un tarro de cristal lleno de agua, con una pequeña rama que simula un árbol en el centro y purpurina flotando dentro. “Al agitar el bote, simulamos lo que ocurre cuando nuestras emociones están alteradas; la purpurina se mueve descontroladamente. Sin embargo, al detenerlo, todo se calma, para ver los pensamientos y las emociones de forma más clara”, explica Pérez.

Además del “bote de la calma”, otros talleres se enfocan en mejorar la higiene del sueño, promover la desconexión de las pantallas, fomentar la sociabilización y reforzar la autoestima.

El propósito del estudio es medir el impacto que estos talleres tienen en la evolución clínica de los pacientes, ofreciendo una evidencia científica para su implementación en la práctica asistencial. Esta iniciativa pionera ha sido reconocida por el Colegio de Enfermería de Alicante, que ha premiado el proyecto por su contribución a la mejora de los cuidados enfermeros en salud mental.

Los talleres se enfocan en mejorar la higiene del sueño, promover la desconexión de las pantallas y reforzar la autoestima.

Referente en la provincia

Desde la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria resaltan el valor de estas intervenciones complementarias, que potencian el tratamiento médico y psicológico, promoviendo una recuperación más completa de los pacientes. El objetivo es establecer un modelo de atención que no solo mejore los resultados terapéuticos, sino que también fomente la calidad de vida de las personas afectadas.

Además, buscan que la estandarización de estos talleres pueda aplicarse en otros centros sanitarios especializados en trastornos de la conducta alimentaria. En este sentido, y para dar un impulso a la investigación enfermera y a la formación especializada, se seguirá con el proyecto, ampliando las líneas de investigación con la colaboración del equipo de Enfermería y las residentes de Enfermería de salud mental.