HACE 50 AÑOS | Del 12 al 18 de mayo de 1975
Los libros conquistan la Explanada
La V Feria del Libro llena de cultura el emblemático paseo de Alicante, donde 48 casetas venden las últimas novedades con un 10 % de rebaja

Hace 50 años en Alicante. Del 12 al 18 de mayo de 1975: La Explanada huele a libro / Rafa Arjones
Apuesta por la cultura en el paseo de los turistas. En aquel ecuador del mes de mayo de 1975 los libros tomaron la Explanada. Alicante daba el pistoletazo de salida a la V edición de la Feria del Libro, que en esta ocasión montaba 48 casetas en el emblemático paseo de mosaico ondulante. La oferta era agresiva: todos los libros con un 10 % de descuento, incluso las últimas novedades. «Queremos la promoción cultural a través del libro», aseguraba a este periódico José María Berná, presidente de la comisión organizadora. Además, aquella feria inauguraba por vez primera un stand exclusivamente de libros en valencià. Tota pedra fa paret… Aquella concentración de libros y cultura había reunido a 15 libros de Alicante y provincia; el resto, editoriales y distribuidoras.
Mientras, Alicante miraba irremediablemente a sus fiestas, que ya estaban a la vuelta de la esquina. El Ayuntamiento que encabezaba García Romeu acordaba, de manera pionera, un programa de intensificación de la limpieza para el periodo de Hogueras. El volumen de la Fiesta era ya imparable y requería un paso al frente. «Habrá un barrido especial y un servicio de riego y de limpieza en las zonas de influencia de cada hoguera y de cada barraca», comunicaban desde el consistorio.
Además, la plaza de Ciudad de Asís comenzaba a convertirse en una realidad. Aquel cruce entre las calles Cefeo, Eduardo Langucha, Cisne y General Varela era un terreno particular que por fin se desbloqueaba. Más valía tarde que nunca. En 1973 el Ayuntamiento había encargado la redacción de un anteproyecto por 13 millones de pesetas y ahora, dos años más tarde, se vislumbraba el camino que tanto reclamaban los vecinos.
También la plaza del Caudillo, hoy la célebre Montañeta, ultimaba su lavado de cara y salía a subasta por un millón y medio de pesetas la instalación de una fuente luminosa. De esta manera Alicante modernizaba uno de los espacios más abiertos de la zona centro, con aquel binomio que formaba aquella plaza con la de Calvo Sotelo. Cerca de ambos enclaves, en el paseo de Gadea se popularizaba el drama de José María Jiménez, un vecino que tenía un quiosco que vendía frutos secos y horchata que el Ayuntamiento iba a quitar. «Es mi único medio de vida, lo tengo desde 1951 y trabajo hasta los domingos», suplicaba el vendedor, que aseguraba que el alcalde había hecho caso omiso a las cartas que le había escrito. La protesta y, el altavoz de los medios, surtieron efecto y, pese a que el quiosco fue derruido para realizar ampliaciones en el paseo, se volvió a colocar uno nuevo en las inmediaciones.
También estaban en armas las cigarreras de Tabacalera, que celebraban cada 20 de mayo una fiesta en agradecimiento a la Santa Faz por interceder en un incendio producido en la fábrica en 1844 y que no tuvo víctimas mortales. En 1975 la dirección de la fábrica había mostrado su disconformidad con los festejos porque se perdían horas de trabajo. Por el momento, no había fumata blanca. Tampoco en los institutos había quórum, y muchos profesores numerarios protagonizaron un paro en varios centros de la ciudad. «Uno de los puntos de disconformidad es el trato discriminatorio entre profesores universitarios y de instituto en lo referente a sanciones», indicaban. En el Jorge Juan no entraron a clase 20 de los 22 profesores numerarios con los que contaba el centro. En Babel, todos los numerarios, dos de los siete catedráticos y uno de los nueve agregados secundaron la huelga.
Desde el paseo de Gómiz se preparaba la salida a la VII edición de los 500 kilómetros nocturnos para el que se habían inscrito más de 50 participantes. Aquel rallye, que hasta entonces había sido puntuable para el campeonato de España, había perdido tal rango, aunque no por ello había descendido su popularidad. La carrera discurriría por diferentes municipios de la provincia con tramos como El Campello-Aigües, Aigües-Relleu o Sella-Aitana.
El vencedor de la prueba fue Jorge de Bragation, a lomos de su Lancia Stratos, que se impuso en nueve de las diez pruebas de velocidad. La entrega de premios, realizada en las instalaciones del hotel Sidi San Juan, también condecoró a Hofmann y Villar, segundo y tercero clasificado con sus Alpine 1800-S y Seat 1430, respectivamente.
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