HACE 50 AÑOS | Del 19 al 25 de mayo de 1975
La UEFA se queda a cuatro goles
El Hércules despide una excelsa temporada con una victoria ante el Elche que no le vale para meterse en competiciones europeas por el golaveraje con la Real Sociedad

Rafa Arjones / Perfecto Arjones
En la oreja, un transistor. En la mano, las claves del marcador Dardo. La publicidad del reloj Radiant actualiza el resultado del Real Sociedad-Español, un partido que se juega a unos 800 kilómetros del Rico Pérez y que se ha convertido en la llave de un milagro. La almohadilla, tejida con los colores blanquiazules, soporta el peso del nerviosismo de los miles de alicantinos que se han dado cita en el estadio del Hércules para presenciar la visita del Elche en la última jornada de Liga. El que gane, carambola mediante, podría obtener billete para jugar competición europea en la 75-76. No será fácil. Tantos ellos como la Real Sociedad y el Betis llegan a la última cita con 34 puntos. Cuádruple empate.
Alicantinos e ilicitanos tienen los deberes hechos; entusiasmados por la remota posibilidad, tranquilos por haber asegurado la permanencia. Tienen además un buen aliciente por la victoria: los jugadores del Hércules recibirán 60.000 pesetas por barba si ganan y los ilicitanos se repartirán medio millón que ha puesto sobre la mesa el míster Rossi. El derbi se encamina pronto para los locales gracias a un gol de Barrios en el minuto 15. El Hércules es cuarto, está en UEFA, pero la alegría dura apenas veinticinco minutos. Al filo del descanso Urreisti adelanta a la Real y los de Arsenio caen a la quinta plaza, excepcional para un recién ascendido pero agridulce. Vascos y alicantinos tienen los mismos puntos y sus dos partidos de liga regular se cuentan por empates, sólo el golaveraje general premia a los de Atotxa.
Con la vista en un partido y el oído en otro, el del Rico Pérez se pone aún más de cara con la expulsión de un jugador franjiverde. El empate del Español en San Sebastián puede ocurrir en cualquier momento, hasta que en el minuto 89 Idígoras pone tierra de por medio. El Hércules es quinto, con los mismos puntos, mismos goles a favor y cuatro más en contra que la Real Sociedad. Nunca estaría tan cerca de jugar en Europa.
Aquella tarde de domingo era el epílogo de una semana intensa que había comenzado con la noticia de la prolongación del muelle 11, que iba a costar 75 millones de pesetas. De esta manera se lograba una línea de atraque de 360 metros y también se rellenaba el muelle C, ganándose 18.000 metros cuadrados para el movimiento de los containers. Una de la zonas afectadas en esta búsqueda de espacios libres del Puerto era la de las antiguas mejilloneras, en las inmediaciones de los astilleros de la viuda de Pomares.
Era aquella semana, tal como ésta pero de hace 50 años, la del debate sobre los parvularios. Alicante contaba a fecha de mayo de 1975 con 31 jardines de infancia (ocho estatales y 23 concertados). El revuelo surgía de varias voces autorizadas, que discutían sobre las ventajas y facilidad de acceso a esta educación temprana. «Meter a niños con seis meses a una guardería es una aberración», apuntaba Amelia Rodríguez, una de las entrevistadas. Concha Azorín, por su parte, aseguraba que los niños que no iban al parvulario no tenían «igualdad de oportunidades». Entre esa mesa redonda sobrevolaba también otro tema, el de los emolumentos de los maestros de dicha educación. «Los profesores con oposición cobran 21.000 pesetas el mes; pero los que no lo son, 11.000, una miseria», concluían.
Mientras, Petrer despedía bajo la lluvia sus fiestas de Moros y Cristianos y las comarcas del Comtat y la Marina Alta celebraban la campaña de la cereza, que estaba a las puertas. «Las cooperativas de los municipios de Planes, Almudaina, Benimarfull, La Vall de Gallinera y La Vall de Laguar tienen las cosas dispuestas para lanzarse a la comercialización», escribía este periódico. También estaba de enhorabuena la patata alicantina, que viajaba por vez primera a Alemania. El 70 % de aquella producción era íntegramente de la Vega Baja, aunque en 1975 se decía que la cosecha era inferior a la del año anterior. Aun así, aseguraban que el primer ensayo con un importador alemán había sido exitoso y que ya habían salido en camión 80.000 kilos en bolsas de kilo y medio. «Nos las han quitado de las manos», decían.
En Alicante estaba en auge la comida mexicana y uno de los primeros restaurantes especializados fue el México Lindo, en los bajos de la Torre París de la Playa de San Juan. Comenzaban a escucharse entre los alicantinos los términos quesadillas, guacamole o nachos que desde hace años ya no se miran con exotismo.
En la cartelera aquella semana llegaban dos grandes títulos: Asesinato en el Orient Express llegaba al cine Ideal y El jovencito Frankenstein se estrenaba en el Casablanca, «la película que le hará estremecer de risa», se decía. Aquel personaje jorobado que interpretaba Marty Feldman, el célebre Igor, pasaría a la historia del séptimo arte y el film sería un gran éxito en taquilla.
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