¿Regalos a los profesores en fin de curso? Colegios de la provincia de Alicante ya dicen que no

Docentes piensan que un pequeño detalle en final de curso es un gesto de gratitud pero advierten de las repercusiones

Comienzo del curso escolar en Elche con Pablo Ruz

Pilar Cortés

A. Fajardo

A. Fajardo

El fin del curso escolar suele traer consigo una tradición muy arraigada en muchas comunidades educativas: el acto de hacer un regalo a los maestros como muestra de agradecimiento por su trabajo durante el año. Sin embargo, esta práctica genera opiniones encontradas entre docentes, padres y alumnos, quienes plantean diferentes perspectivas sobre si es conveniente o no realizar estos gestos.

En la provincia de Alicante se dan los dos extremos. Desde regalarles sesiones de spa y noches de hotel, hasta no obsequiarles con nada de nada, por la sencilla razón de que ya hay colegios que se están plantando frente a esta costumbre y recomendando a las familias que se abstengan de comprarles ningún regalo. Como ejemplo, el Princesa de Asturias de Elche o el Port de Xábia, donde en este caso, los obsequios que reciben son para el centro. En la mitad de estos casos, lo más habitual es que los padres opten por gratificarles con libros, detalles personalizados o manualidades realizadas por los alumnos.

Reticencias

Algunos docentes consideran que un pequeño detalle puede ser una forma de reconocimiento, pero también advierten sobre los posibles efectos negativos. "Veo bien un detalle a los maestros, pero no grandes regalos, porque de lo contrario hay competitividad entre las familias, desigualdad entre el alumnado con diferentes recursos económicos y desigualdad también entre los claustros por maestros que son reconocidos y maestros que no son reconocidos con regalos grandes", señala una maestra de Elche. Para ella, los regalos deben ser sencillos y no comprometer al grupo en su conjunto, evitando así crear diferencias o presiones.

Una maestra con sus alumnos, en un colegio de Alicante

Una maestra con sus alumnos, en un colegio de Alicante / Pilar Cortés

Lo que los docentes, en general, necesitamos es menos regalitos y más apoyo y valor de las familias

Yolanda Rodríguez

— Directora del colegio Enric Valor

"Si de mi dependiera, los prohibiría, es algo que llevo diciendo a mis compañeros desde siempre, empezando por mi misma. Aunque como directores, creo que no es nuestra competencia prohibirlo, pero a nivel personal, si pudiera, lo haría. Lo que los docentes, en general necesitamos es menos regalitos y más apoyo y valor de las familias, la administración y la sociedad en general, aunque eso, hoy día, es una utopía", afirma Yolanda Rodríguez, directora del colegio Enric Valor, de Alicante.

Una postura similar comparte Isabel Moreno, directora del colegio Port de Xábia, quien incide, sobre todo, en las consecuencias que se dan con los regalos grupales. "Yo estoy en contra de que se hagan regalos. A mí me parece que son innecesarios, pero me parece muchísimo más innecesario que estos regalos sean colectivos y esto supone que hay gente que se sienta en la obligación de hacerlos, o sea, esto ya me parece terrible", sostiene.

A mí me parece que son innecesarios, pero me parece muchísimo más innecesario que estos regalos sean colectivos

Isabel Moreno

— Directora del colegio Port de Xàbia

Ella argumenta que los docentes hacen su trabajo y no deberían recibir regalos como obligación o muestra de agradecimiento. Además, critica que estas prácticas puedan convertirse en una tradición colectiva, con tarjetas y nombres, lo cual considera inapropiado.

"Nosotros hace tiempo que en el cole estamos terminando con esto. Desde la pandemia, los últimos cursos se han recibido regalos del grupo para el colegio, como una escultura o un cuadro, que son regalos colectivos", añade.

El agradecimiento

Por otro lado, hay maestros que ven en los regalos de sus alumnos una expresión sincera de gratitud. "Yo como madre quiero hacer regalo a la maestra en agradecimiento al cuidado de mi hijo", señala una docente ilicitana.

En la misma línea, otra docente consultada por este periódico afirma: "como maestra me da un poco de apuro que me regalen, pero como madre sí quiero hacer un regalo a la maestra". Estas opiniones reflejan que, para muchas familias, el gesto de regalar es una forma de agradecer el esfuerzo y la dedicación del docente.

Alumnos y profesor en una clase de Matemáticas

Alumnos y profesor en una clase de Matemáticas / Alex Domínguez

¿Qué opinan las familias?

Entre los progenitores, al igual que ocurre entre el profesorado, también hay posturas encontradas.

"No estamos obligados ningún padre a gratificar la enseñanza de nuestros hijos, para ello, el profesorado es asalariado y contratado y, por supuesto, cumplen con su trabajo al igual que cualquier padre o madre tenemos que cumplir en nuestro trabajo sin recibir regalos a cambio", afirma como punto de partida Sonia Terrero, secretaria general de la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (FAPA) Gabriel Miró.

Partiendo de esa premisa, la portavoz de las familias, sostiene que libremente, individualmente cada padre o cada madre es libre de hacer lo que crea conveniente. No obstante, advierte de que "al final cuando se hace el regalo en grupo estamos discriminando al resto de alumnos y de familias que, o bien no quieren participar, o bien, no pueden someterse a ese gasto innecesario y que por supuesto no debe de ser de forma obligada". Para evitar perjuicios entre los escolares Terrero indica que lo que no se debe de hacer es la típica tarjetita que pone los nombres de los alumnos que sí que han participado en ese regalo y, entonces, dejar islados a los que no han podido o no quieren hacerlo.

Cuando se hace el regalo en grupo estamos discriminando a los padres que no quieren o no pueden participar

Sonia Terrero

— Portavoz de la FAPA Gabriel Miró

"Nosotros no podemos meternos en lo que cada padre o madre quiera gastarse individualmente, pero claro, cuando se presiona a un grupo de padres, al final no es en positivo, cuando se están viendo contra las cuerdas muchos de ellos e incluso se ven obligados al final a hacer ese pago para que su hijo no se sienta inferior al resto", concluye la portavoz de la federación de Ampas.

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