Retratos urbanos
Pegado al saxofón

Retrato del saxofonista alicantino afincado en Barcelona Nando Picó Esteve. / Pepe Soto
Más que tocar el saxofón se deja tocar por él. Escuchó sonidos de instrumentos de viento desde la cuna. Uno de sus hermanos, el mayor, soplaba la flauta en la casa familiar de Monóvar. A los seis años aprendió algo de solfeo en la banda de su pueblo. En pocos pasacalles participó; en algunos. Aprendió los artilugios necesarios para combinar los sonidos en espacio y tiempo, escritos en pentagramas, en conservatorios de localidades cercanas o más lejanas. Acabó con su saxo y sus ilusiones en Barcelona. Encontró de niño su herramienta para contar cosas a los demás. Dice que es un músico de sesión. Cada año participa en al menos un centenar de conciertos.
Nando Picó Esteve (Monóvar, 1968) ha construido una carrera musical enorme: pasión y conexión de las notas del saxofón con el público. Ha tocado en la banda de su pueblo, «La Artística», en orquestas locales y ha pisado escenarios internacionales para narrar historias y trasladar emociones.
La historia de Nando Picó siempre ha estado pegada a un saxofón. Comenzó a soplar la caña cuando apenas tenía seis años. Su hermano Paco, siete años mayor, tocaba ese instrumento. Como muchos músicos alicantinos, sus primeros pasos los dio entre partituras de conservatorio y el ambiente festero de las agrupaciones locales. «Empecé muy pequeño en el mundo de las bandas musicales. Mi motivación siempre ha sido la misma: tocar, conocer gente, divertirme, viajar, interactuar con el mundo». Asistió a clases en academias del gremio en Elda, Orihuela y Novelda y se graduó en el conservatorio de Alicante.
Mientras tanto participaba en pasacalles o en grupos musicales, como bandas de rockabilly «La brigada Lincoln» o «La Sucursal». Esta pasión lo llevó a una formación académica sólida, culminando con el Grado Superior de Música Moderna, especializado en jazz, en la Escuela Superior de Música de Cataluña (ESMUC), y estudios clásicos en el Conservatorio Superior del Liceu. Se trasladó a Barcelona en 1995.
Su talento y dedicación recibieron premios: en 2003, fue seleccionado para las prestigiosas becas del Berklee College of Music, en Boston, que acuñaron su crecimiento como músico. La carrera de Nando Picó es un reflejo de su espíritu inquieto y su amor por la diversidad de los sonidos. Ha participado en formaciones de variados géneros: el jazz, el latin jazz, el flamenco fusión y el pop rock. Grupos como Alt F4, Barna Bop Quintet, Es 3 Latino, London Jazz Sextet y su propio grupo, Nando Picó Quintet. Además, ha compartido escenario con músicos de la talla de Albert Cubero, Francesc Capella, David Pastor, José Campaña, Cheo Feliciano y tantos otros.
Su saxofón, principalmente el tenor, se convierte en una extensión de su forma de ser, capaz de transitar entre melodías tristes y desenfadadas hasta improvisaciones cargadas de corazón. «La música no es solo técnica, sino una forma de conectar con las personas». Nando Picó ha participado en más de medio centenar de grabaciones discográficas, en miles de conciertos y ha hecho sonar su saxofón en escenarios de casi todo el mundo, especialmente en Europa y Latinoamérica. Es un músico de sesión. También imparte clases chiquillos, chavalas y a personas mayores en locales de Barcelona y de su área metropolitana.
No es solo un saxofonista; es un contador de historias que transforma experiencias y sus sueños en sonidos
En 2016, el saxofonista dé Monóvar creció como músico y persona: grabó su primer álbum en solitario, Barcelona Paradís. Este disco es bastante más que una colección de canciones: es un retrato sonoro de sus vivencias en Cataluña recogidas en ocho temas junto al batería Topata y otros colegas del andamio musical. Sigue con el latin jazz, la bossa nova, el flamenco, el soul y el reggae, todo bajo las reglas del jazz como hilo conductor.
Tras el éxito de Barcelona Paradís, Nando Picó continuó con más ilusión si cabe pegado al saxofón. En 2020 grabó Smooth Ride, su segundo trabajo en solitario, un álbum que rinde homenaje a las sonoridades de finales de los setenta y principios de los ochenta. Con este disco, propone un viaje emocional impregnado de su forma de ser, acompañado nuevamente por músicos como José Carlos Olmo (batería) y Verónica Marín (cantante). Opina que Smooth Ride reafirmó su gusto por el smooth jazz y su habilidad para crear atmósferas que envuelven al oyente.
«Lo interesante de la música es que toca la memoria, la percepción, las habilidades motoras, las emociones y la lectura. Lo toca todo», dice Nando Picó. El pasado año publicó tres singles: White Soul, Aire y Bonanova.
Además de sus proyectos en solitario, sigue activo en colaboraciones y presentaciones en vivo, como su propuesta junto a Toni López, On The Road, un formato flexible (dúo, trío o cuarteto) que ameniza eventos con clásicos del jazz, bossa nova y composiciones propias.
No es solo un saxofonista; es un contador de historias que transforma experiencias y sus sueños en sonidos. Su carrera, marcada por la autenticidad y la búsqueda constante de nuevas experiencias, lo posiciona como una figura clave en el panorama del jazz español. Ya sea en una pequeña sala de Barcelona o en un festival internacional, su saxofón sigue siendo un puente entre culturas, épocas y emociones. Ha trabajado con músicos de muchos estilos y culturas (colombianos, senegaleses, cubanos, brasileños, venezolanos, franceses, alemanes, canadienses, argentinos, uruguayos, holandeses, chilenos, japoneses). «De todos he aprendido en lo personal y en lo profesional».
Tras más de 30 años de trayectoria profesional, Nando Picó hace menos «bolos», pero ha implementado su compromiso con la música como un medio para transmitir sus sensaciones. Sus discos y actuaciones son una invitación abierta a dejarse llevar por el encanto del jazz y de sus formas. Su saxofón transmite ilusiones; sonidos tiernos, melancólicos. Música dulce.
Tiene una hija, Carmen. n
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