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Mediterráneo arrasa en el concurso con la histórica mascletà del 22 de junio

La pirotecnia valenciana suma su segundo triunfo consecutivo en el ciclo de las Hogueras, mientras los alicantinos de Hermanos Sirvent consiguen la victoria con su castillo de fuegos artificiales del 29 de junio

La mascletà del 22 de junio de 2025, a vista de dron

Áxel Álvarez

Sin sorpresas. Se impuso la lógica. El jurado del concurso de mascletás, compuesto por trece personas, ha decidido por unanimidad conceder la victoria en el 36 concurso de Luceros a Fuegos Artificiales del Mediterráneo, la pirotecnia de Vilamarxant que lanzó el domingo 22 de junio la que para muchos ha sido la mejor mascletà de la historia de las Hogueras. Por otro parte, los alicantinos de Hermanos Sirvent se han impuesto, también por unanimidad, en el concurso de fuegos artificiales, con su propuesta del 29 de junio, último día del concurso que este año se ha trasladado de manera provisional a la pasarela volada del puerto. Así lo anunció este martes la concejala de Fiestas y portavoz del equipo de gobierno, Cristina Cutanda, durante la rueda de prensa posterior a la Junta de Gobierno.

Los dos primeros premios, de ambas modalidades, llevan aparejados sendas cuantías económicas. En el caso de la mascletà, de 1.000 euros. Por lo que respecta al castillo, 2.000 euros.

La victoria de Mediterráneo se daba por hecho desde el mismo domingo 22 de junio. Ese día, a falta aún de dos disparos, los valencianos de Pirotecnia Fuegos Artificiales del Mediterráneo, de Vilamarxant reventaron las enormes expectativas generadas tras ganar el concurso del pasado año. Venían con un gran cartel y se fueron con uno mejor, y ahora con su segunda victoria consecutiva. En 2024 hicieron historia en las Fallas con la que se dice es la mejor mascletà lanzada en la plaza del Ayuntamiento de València y desde este año pueden pasear orgullosos el honor de haber replicado ese mismo éxito en el templo de la pólvora alicantino.

Así fue la mascletà

El espectáculo pirotécnico, tras la habitual traca, arrancó con una serie de cuatro retenciones aéreas marcadas por la variedad de efectos, siempre con los truenos como hilo conductor. Segundo a segundo, el disparo fue ganando en todo, y eso que no hubo ningún momento de transición, de ganar tiempo. Todo lo que se lanzó tuvo sentido. ¡Y qué sentido! 

Poco después de llegar al segundo minuto de la mascletà, como previa del inicio del fuego aéreo, se vivió un instante revelador. El remate de una retención fue superior en todo a algún que otro final aéreo vivido estos días en Luceros. Y solo era un cambio de fase. 

Luego irrumpió el cuerpo de la mascletà, muy potente para ser la parte central, con cinco tramos con calibres diferenciados. Ya ahí el suelo de Luceros temblaba, y no poco. Y aún faltaban tres minutos de espectáculo. Otra imagen sintomática se vivió antes de lanzarse el terremoto terrestre: hasta trabajadores de la pirotecnia se pusieron los cascos de protección en los oídos. Sabían lo que se venía. 

Pasados los cinco minutos, el terremoto diseñado en doble altura empezó a avanzar, quemando las cuerdas a gran velocidad. Cuando parecía que ya acababa, que ya había retumbado suficiente, llegaron seis segundos en los que la sensación era de fin del mundo. Un «terratrèmol» de los que marcan época. Pero faltaba más. Y tal vez más sublime.

Entonces la vista se desplazó al cielo, con un bombardeo aéreo eterno, imponente. Único. En total, explotaron 7.500 truenos, según la empresa, pero la cifra, desde la plaza, parecía infinita. Entretanto, las sonrisas nerviosas empezaban a esbozarse entre los asistentes, las manos se iban solas a la cabeza en gesto de admiración tras taparse los oídos de manera instintiva. Una sensación única. Desbordante. Histórica. En total, tras quemarse 150 kilos de material reglamentario durante 6 minutos y 12 segundos, se llegaron a los 128,4 decibelios, con una potencia mantenida de 116,5 decibelios.

Victoria local

Por su parte, los locales de Hermanos Sirvent han conseguido triunfar con el castillo de fuegos artificiales del 29 de junio, tras vivir una más que emotiva mascletà en Luceros, que supuso un homenaje público a la figura de Pedro Luis Sirvent, fallecido el pasado mes de marzo tras un accidente en la fábrica ubicada en Fontcalent. Se trata del último disparo del concurso y también del último desde el entorno del paseo volado, ya que el concurso volverá en 2026 a su ubicación tradicional, en la playa del Cocó, tras el cambio de esta edición por unas obras en el espigón.

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