ENTREVISTA | Álvaro García del Castillo Vicedecano de Gestión de Estudios de Psicología de la UMH
Álvaro García del Castillo: "La psicología debería estar presente en todas las carreras universitarias"
El Vicedecano de Gestión de Estudios de Psicología de la UMH reflexiona sobre los factores psicológicos que definen a las nuevas generaciones y analiza las medidas que las universidades deben adoptar para prevenir el pensamiento suicida

Jose Navarro
El suicidio se ha convertido en una de las principales amenazas para la salud mental de los jóvenes. En España, un reciente estudio ha puesto cifras a la magnitud de este problema dentro de las aulas universitarias: el 21,5 % de los estudiantes ha tenido pensamientos suicidas y casi un 6 % llegó a intentarlo al menos una vez. La investigación, titulada “Suicidal Behavior in University Students in Spain: A Network Analysis”, fue realizada por un equipo de la Universidad Miguel Hernández de Elche con una muestra de 1.048 estudiantes de distintas universidades españolas.
Uno de los autores del estudio, Álvaro García del Castillo, Vicedecano de Gestión de Estudios de Psicología de la UMH y director del grupo de investigación PREVENGO, analiza en esta entrevista las medidas que las universidades deberían adoptar para reducir la incidencia de los pensamientos suicidas detectados en la investigación. Además, reflexiona sobre los factores psicológicos que caracterizan a una generación que ha situado el bienestar emocional en el centro de sus preocupaciones.
Antes se evitaba hablar del suicidio, se convirtió en un tema tabú...
Sí, hasta finales de los 90 existía la idea de que hablar de suicidio generaba un “efecto llamada”. Hoy sabemos que eso no es del todo cierto. Hablar del suicidio y ofrecer recursos y experiencias similares puede ayudar a las personas a sentirse menos solas y a encontrar alternativas para afrontar sus problemas. Obviamente, el suicidio es un fenómeno multifactorial, con componentes emocionales, psicológicos, biológicos y sociales, pero la divulgación y el acceso a recursos especializados es positivo y puede prevenir conductas de riesgo.
Las nuevas generaciones están más familiarizadas con el tema de la salud mental. ¿Cómo afecta esto a la posibilidad de padecer problemas emocionales?
Es cierto que las generaciones jóvenes prestan más atención a su salud mental, lo que es positivo, pero también evidenciamos problemas que generaciones anteriores no tenían. La pandemia, el confinamiento, la falta de interacción social y el miedo generado por situaciones inéditas han afectado especialmente a los jóvenes, en etapas donde se busca la identidad personal y se desarrolla la personalidad. Luego existe otro gran problema de su generación, el auge de las redes sociales desde mediados de los 2000 ha influido en la ansiedad y la depresión. La sobreexposición, la comparación constante y la búsqueda de validación externa pueden generar emociones desagradables que, en casos extremos, contribuyen a ideaciones suicidas.

García del Castillo analiza la prevención de posibles conductas suicidas de las generaciones jóvenes / Jose Navarro
El estudio se centra en los universitarios, ¿qué recursos existen para prevenir conductas suicidas entre estudiantes?
En la Universidad Miguel Hernández, por ejemplo, tenemos una unidad de apoyo psicológico accesible a estudiantes y personal de todos los niveles. Permite sesiones iniciales gratuitas con especialistas y, si es necesario, se derivan a servicios de psiquiatría o atención primaria. Esto forma parte de una estrategia de prevención y promoción de salud mental. Por otro lado, sería recomendable que todos los grados universitarios tuvieran como mínimo una asignatura relacionada con la psicología. Comprender cómo pensamos, sentimos y actuamos es crucial en cualquier profesión. No solo ayuda a entender a los demás, sino también a autogestionar emociones y evitar sesgos. Aunque no todos los grados la incluyen, es especialmente importante en áreas sanitarias, sociales y jurídicas, y cada vez se está incorporando más en universidades como la Miguel Hernández.
La divulgación muchas veces no pasa la frontera social y se queda estancada en el gremio científico.
Totalmente de acuerdo, por eso la colaboración abierta entre departamentos y universidades es clave. La investigación debe ser más accesible y divulgativa, llevando los resultados al público y a la población general. Esto fortalecería más la prevención y permitiría aplicar el conocimiento de manera práctica en la sociedad. Aquí es donde entra en juego la posibilidad de utilizar las redes sociales en nuestro propio beneficio.
"Hablar del suicidio ayuda a las personas a sentirse menos solas y a encontrar posibles alternativas"
¿No es contraproducente el uso de las redes sociales, aunque sea para divulgar?
Las redes sociales son una herramienta que puede usarse de forma constructiva o destructiva. Su sobreexposición y morbo a veces potencian emociones negativas, acoso o comparación constante. Pero también pueden servir para divulgar conocimiento basado en la evidencia, ofrecer recursos psicológicos y generar conciencia sobre la salud mental. El reto es adaptar el lenguaje: debe ser accesible, atractivo y comprensible, sin perder rigor. Por ejemplo, con reels o publicaciones visuales se puede transmitir información útil a un público amplio y generar interacción positiva.

García del Castillo busca soluciones ante la prevalencia de la conducta suicida en la educación superior / Jose Navarro
¿Qué opina sobre el concepto de “generación de cristal”?
Es una importación de Estados Unidos, y suele entenderse de manera superficial. En realidad, refleja sensibilidad, respeto, empatía e inteligencia emocional, valores muy positivos. El problema es que se malinterpreta: no se trata de evitar el malestar, sino de aprender a gestionarlo y enfrentarlo con herramientas emocionales adecuadas. La inteligencia emocional es positiva porque permite a los jóvenes comprender lo que ocurre internamente a nivel emocional, evitando que crean erróneamente que saben más de psicología de lo que realmente saben.
El término se usa de manera despectiva para criticar la fragilidad emocional de los jóvenes que ponen el acento en esta problemática. ¿Tiene solución?
Aquí hay varias cosas a considerar. Primero, siempre tendemos a ser revisionistas: pensamos que nuestra juventud fue más dura o mejor, y comparamos de manera simplista. La realidad es que cada generación vive su mundo como real y construye su propia versión de la realidad basada en experiencias, emociones y esquemas mentales adquiridos. Cuando un joven te dice que algo no es así, probablemente te dará igual porque tu realidad se ha formado con tus vivencias. Romper esos marcos generacionales es muy difícil; no hay una fórmula clara para que las personas mayores “entren en razón” sobre la importancia de las emociones. Es un proceso complejo y, sinceramente, no sabría dar una solución directa.
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