Educación
«Mi hijo intentó suicidarse tras sufrir bullying por ser diferente»
La presidenta de la Asociación de Enfermedades Raras y Salud Mental de Elche relata el sufrimiento que vivió su niño durante años en el colegio

La presidenta de la Asociación de Enfermedades Raras y Salud Mental de Elche, Carolina Peral / INFORMACIÓN
"Mi hijo intentó quitarse la vida con 14 años. Casi lo consigue. Aquel día lo recuerdo con una claridad que duele hay cosas que una madre no debería vivir nunca", afirma Carolina Peral, presidenta de la Asociación de Enfermedades Raras y Salud Mental de Elche. Su relato es el de una de las tantas progenitoras con un hijo que ha sufrido acoso escolar. El sufrimiento de su niño durante varios cursos, ahora con 17 años, le ha costado el abandono temprano de los estudios. Se niega a que este problema quede silenciado, como el de tantos niños y adolescentes que sufren bullying por el mero hecho de ser diferentes. Así le ha ocurrido durante dos cursos a un adolescente de Alicante con hiperactividad en un colegio, donde la Policía Nacional y la Fiscalía ya están actuando.
"El acoso escolar no es cosa de críos. No es una etapa que se supera ni un juego entre compañeros. Es una forma de violencia que destruye vidas y lo más grave: sigue ocurriendo cada día ante los ojos de un sistema que no aprende, que no escucha, que reacciona cuando ya es tarde", afirma.

Una pancarta contra el acoso escolar durante una manifestación estudiantil en Alicante esta semana / HECTOR FUENTES
Para ella, cada vez que un niño que se quita la vida por acoso, implica que haya un "fracaso colectivo detrás, el de una comunidad que prefiró proteger su reputación antes que la inocencia de quien solo quería vivir en paz". Pone como ejemplo el de la sevillana Sandra Peña, cuyo caso ha generado una oleada de críticas en redes sociales y ha sacado a la calle a estudiantes de la provincia de Alicante y de todo el país para pedir a las administraciones públicas que no ignoren las denuncias de las víctimas.
Cada vez que un niño que se quita la vida por acoso, hay un fracaso colectivo detrás
Su hijo, con una enfermedad genética (22q11), soportó durante años en Primaria burlas, se metían con él o lo marginaban porque no lo invitaban a los cumpleaños, pero el colegio miró para otro lado, según cuenta Peral, un suplicio que le acabó mermando todavía más su autoestima.
Como madre y como presidenta de una asociación que intenta hacer la vida más fácil a personas que sufren patologías como las de su hijo, muchas de ellas "invisibles" de cara a la sociedad, reivindica escuchar y actuar a tiempo. "Porque actuar salva vidas, callar nos hace cómplices. Mi hijo sobrevivió, pero hay muchas familias que no pueden decir lo mismo", relata.
Actuar salva vidas, callar nos hace cómplices
Su niño se salvó, pero las secuelas que le dejó el acoso continuado todavía siguen estando, tres años después. Dejó de estudiar sin acabar la ESO. Carolina lo achaca al bullying, pero también a que los alumnos con enfermedades raras no tienen ningún centro educativo especializado para ellos, adaptados a su perfil, suelen ir a colegios ordinarios. "No tienen ningún futuro, si los dejas en la calle son carne de cañón", lamenta.
Por ello, denuncia que el acoso escolar no es un problema menor ni una cuestión de disciplina. Sotiene que es "violencia y que cuando se normaliza mata".
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