Como peregrino laico que me considero, en los viajes dirijo mis visitas a conocer edificios de culto arquitectónico. Durante distintas visitas a Berlín siempre quedaba irrealizada aquella a la que quizás es la más memorable obra del arquitecto Peter Behrens. Me estoy refiriendo a la fábrica de turbinas construida para la empresa AEG. Durante el transcurso del desplazamiento más reciente, acaso el último, no quise dejar pasar la oportunidad de contemplar ese edificio. Se encuentra situado en Moabit, distrito que aún en la actualidad evidencia su importante pasado de instalaciones industriales. Respecto a su recuperación urbana, se trata de una zona menos favorecida con relación a otras de la ciudad, pues durante los años ochenta no le alcanzó la inversión económica del plan IBA. En este sentido, cabe apuntar, como nota colateral, que un edificio emblemático de este programa, el Bonjour Tristesse, de Álvaro Siza situado en Kreuzberg, manifiesta un más que avanzado deterioro, consecuencia del uso. Por su parte, el distrito de Moabit tampoco ha recibido los apabullantes caudales de dinero que, tras la reunificación, ha transformado por completo Mitte, y suturado la franja resultante tras el derribo del muro.

En cuanto a Behrens cabe decir fue un arquitecto de formación autodidacta. Siguiendo la tradición iniciada por Goethe, viajó por Italia, y en especial por la Toscana. No tengo constancia de si llegó al sur napolitano y, de allí, pasaría a Sicilia, pero en todo caso se hace patente la huella italiana. Durante los primeros años de la pasada centuria, disciplinariamente, se movió entre terrenos próximos al expresionismo, procedente del Jugendstil, y el racionalismo de tradición decimonónica. La constitución durante el año 1907 del Deutscher Werkbund, le permitió participar en los debates, apasionantes por aquellos años, para establecer la relación real entre arte, artesanado e industria.

Poco tiempo después, durante el año 1908 y el siguiente, fue cuando construyó la citada fábrica de montaje de turbinas. Algunos años más tarde la empresa fue comprada por capital norteamericano. El edificio, curiosamente, salió ileso del arrasamiento de la ciudad al finalizar la II Guerra Mundial. Aún así, fue restaurado durante el año 1978. Su interior, a modo de gran sala, lo forma un espacio único, la planta alargada alcanza casi 125 metros de longitud.

Se encuentra estructurado en estas fachadas laterales mediante la alternancia y la sucesión de pilares de hierro roblonados en los encuentros, donde apoyan las cerchas de la cubierta. Los cerramientos de vidrio traslucido quedan dispuestos entre los elementos metálicos, que permiten la entrada de luz natural. Sobre los pilares se encuentra una cornisa horizontal que unifica longitudinalmente el remate superior. La fachada frontal es difícil de contemplar a causa de los árboles, a la manera schikeliana heredada por Behrens quedó maciza en las esquinas y en el remate, donde se encuentra el anagrama de la empresa, empleando hormigón para su construcción. En la franja central el arquitecto de nuevo recurrió a utilizar vidrio, similar a las fachadas laterales. Una obra funcional, en definitiva, sin concesiones al ornamento.

El aspecto exterior quedó resuelto, y así se aprecia de manera figurativa, a modo de un templo clásico. La fachada frontal está rematada mediante un potente tímpano con el perfil superior es poligonal, hace referencia a la sección transversal, encontrando la interrelación racionalista interior-exterior. Los alzados laterales constituyen la reiteración de los pilares que rememoran la alternancia de las columnas y los vanos. Así se perciben los templos en Campania y Sicilia, tanto vistos desde fuera, como en el interior, desprovistos de la cubierta y sin la cella, inundados por la luz.

Contemplando la obra, no supe si ensalzar más esta arquitectura tan bella en sí, o bien recordar que por el despacho de Behrens, y en cronología casi simultánea, pasaron en etapa de formación disciplinar Mies Van der Rohe, su colaborador más estrecho, Le Corbusier y Walter Gropius, tres arquitectos de capital importancia en la arquitectura del siglo XX.