Los levantamientos populares iniciados en el norte de África, conocidos como la Primavera Árabe, han supuesto una lección de dignidad para Occidente, satisfecho "con su sistema de Estado al que llaman democracia". A propósito de esta, en España, miles de "indignados" tomaron plazas y calles -y continúan haciéndolo- al grito de "No nos representan"; manifestaciones que han traspasado fronteras, extendiéndose a numerosas ciudades del mundo. Todas estas protestas tienen en común el descontento de las masas ante una situación inaceptable, pero ¿cuáles son sus diferencias? ¿Podemos prever las consecuencias?

El filósofo, matemático, dramaturgo y novelista franco-marroquí Alain Badiou (Rabat, Marruecos, 1937) responde a estas y a otras cuestiones en su último libro, conducido por la siguiente tesis: el despertar de la Historia (con mayúscula a lo largo de toda la obra, excepto en la portada) debe ser el despertar de "la idea del Comunismo, revisado y nutrido por la viva diversidad que las revueltas, por pequeñas que sean, nos enseñan".

Tras recordarnos que nuestro mundo capitalista está dirigido por un "régimen de bandidos", el autor define y analiza tres tipos de "revueltas": inmediatas, latentes e históricas, siendo estas últimas el resultado de la transformación de las primeras en prepolíticas. Ejemplo de ello son las ocurridas en Túnez, Egipto, Yemen, Argelia, BaréinÉ, y deben hallar su fuerza, organizarse en torno a "una Idea". Por otra parte, el movimiento 15M, aunque posee múltiples virtudes, "sigue estando demasiado dentro de la ideología democrática establecida": no se trata de conseguir "una democracia real", sino de construir "un orden productivo, institucional y social regido por la igualdad y por un verdadero mando popular".

Badiou maneja un lenguaje expulsado de los discursos oficiales: conceptos como marxismo, comunismo, maoísmo, dictadura popular, cambio de mundo, seres inexistentes, verdad políticaÉ conforman este breve ensayo que cierra dos de sus capítulos con recursos poéticos brechtianos, Elogio a la dialéctica y Consejo a los de arriba. Como afirma el pensador: no podemos conocer los efectos de las rebeliones; pero no importan los resultados, sino el propio despertar. ¡Algo se mueve!