Historia

El otro día pasé por la librería alicantina 80 Mundos para echarle un vistazo a las novedades. Entre los volúmenes de historia encontré un título que me llamó la atención, El año de la victoria, del periodista Eduardo de Guzmán. Rápidamente, los recuerdos de aquel libro que leí hace unos cuarenta años, me vinieron a la memoria. Era la época en que comenzaba la transición tras la muerte de Franco. La tímida apertura informativa permitió que se publicaran algunos relatos sobre la contienda fratricida en los que dejaban su opinión los perdedores. Fue la época del libro de Justo Martínez Amutio o de José García Pradas, que no me interesaron demasiado por su carácter ferozmente anticomunista.

El libro de Guzmán al que me refiero era una completa narración sobre el cautiverio que sufrieron decenas de miles de republicanos, agolpados en el puerto alicantino, esperando que los fascistas cumplieran sus promesas de dejarlos marchar en libertad. Las escenas descritas (y vividas) por Eduardo de Guzmán en la dársena de nuestra ciudad, la marcha y los penosos días pasados en el campo de los Almendros y su posterior traslado al campo de Albatera, representan un testimonio aterrador sobre como la barbarie franquista liquidó el problema de los que habían luchado por la legalidad institucional frente a los golpistas.

Guzmán, que fue juzgado junto a nuestro Miguel Hernández, tras pasar todas las vicisitudes que imaginarse pueda, fue indultado y puesto en libertad en 1948 aunque se le prohibiría ejercer su profesión periodística. Durante aquellos años miserables, siguió militando clandestinamente en su CNT y ganándose la vida como podía, especialmente haciendo artículos taurinos en El Ruedo o escribiendo centenares de novelas del Oeste para las editoriales Rollán o Bruguera. También, y para sobrevivir, claro, escribió algunos guiones cinematográficos de los que se estilaban en los años 60, Los pedigüeños, Una isla con tomate o, entre otros, La furia de los apaches...

Los años setenta le permiten recuperar su profesión, colaborar en la revista Índice y publicar sus impresiones del conflicto para la editorial Gregorio del Toro. Es el tiempo de El año de la victoria y también de su antecedente y consecuente, La muerte de la esperanza y Nosotros los asesinos, dos libros a los que en su momento no pude acceder y que ahora, merced a la reedición de una editorial joven, El Garaje/Vosa, que lucha por recuperar el tiempo perdido que nunca volverá, nos permite reencontrarnos con el testimonio lúcido de uno de los muchos perdedores de la Guerra Civil. Y ha valido la pena.