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«Solo nos salvará la cultura»

Iván Jiménez es actor, director y fotógrafo

«Solo nos salvará la cultura»

Me cuelo a hurtadillas en el ensayo de Un bello cadáver, montaje que en estos momentos dirige Iván Jiménez para el aula de teatro de la UA. Me llama la atención la intensidad que se respira tanto en el escenario, como en el patio de butacas, donde un montón de jóvenes siguen activamente lo que acontece en la escena. Iván, concentrado, da notas al actor que interpreta al padre de unas chicas adolescentes. «No busques el conflicto. Quieres verlas felices, ¿cómo lo haces? ¡Busca!»

PADRE.- Hay que alimentarse, incluso en días como hoy. ¿Pedimos algo para cenar?

HIJA 1.- No quiero comer, no me apetece.

PADRE.- Pues a mí lo que me apetece es preocuparme por vosotras. Venga, pidamos algo de comer.

HIJA 1.- Venimos de un entierro, no queremos comer.

PADRE.- (Le mira fijamente a los ojos) Sé de dónde venimos.

(Pausa.)

HIJA 1.- ¿Y a dónde vamos?

Risas generales de aprobación. Final de impro metafísica. «Eso es. Va por ahí, muy bien», anima Iván. Siguen los comentarios del resto de compañeros: «A Andrés no se le veía desde aquí», apunta alguien sentado un par de filas más adelante. Entonces, Iván me mira y anuncia: «Está bien, chicos, cinco minutos de descanso. Después, repasar la escena del día anterior.». Y salimos al hall.

Sentados en las escaleras del Colegio Mayor, hablamos de la obra, de su obra, de la obra de todos, -es una creación colectiva-. Iván me cuenta muchas cosas, cosas que no puedo contar, prohibido hacer spoilers, pero entonces, ¿qué contar? Vayamos al principio. La función arranca con el funeral de un estudiante de 2º de bachillerato. Buen comienzo. Padres, amigos, profesores, familiares, un universo teatral acaba de crearse. La muerte, siempre injusta, pero aún más en la juventud, es el tema que servirá de base para el juego. «El texto es un pretexto» -comenta Iván -quería hablar de la salud mental, de cómo la sociedad afronta un suceso como la muerte». «No, no es teatro documental. Buscamos hacer un teatro más poético». Y político, apunto. Social y político. «El teatro es un arte, pero también una herramienta de cambio social». El teatro universitario siempre ha sido ese laboratorio donde poder hacer probaturas, donde iniciar movimiento, y pensamiento. Y no sólo entre sus alumnos, sino también en los espectadores. Es práctica habitual en los montajes de Iván romper la cuarta pared al terminar la función, sentar a los actores en el proscenio e iniciar un coloquio con los espectadores. «Y es que los propios alumnos se sienten responsables de lo que hacen y nadie mejor que ellos para explicarlo a otros». La idea es clara, unos jóvenes preguntando a otros jóvenes sobre cómo, por qué, o qué han sentido haciendo sus personajes. Y, de esta forma, Iván aspira a que otros jóvenes vayan al teatro, tengan ganas de volver y, por qué no, ganas de hacer teatro.

A Iván se le iluminan los ojos cuando habla de su equipo: «Todo el equipo es interno. De los 26 participantes solo 18 son actores y actrices». Y es cierto, cuenta entre sus filas con cinco dramaturgos (tres chicos y dos chicas, una de ellas estudiante argelina), otra alumna le hace los arreglos musicales, otra es la encargada de los montajes de video, otro del diseño del cartel, otro su ayudante de dirección? «Yo no soy un director o pedagogo -insiste Iván- que va a explicar técnicas actorales. No solo quiero que vengan al aula actores. Me he dado cuenta que hay mucha gente que quiere participar del hecho teatral, pero no actuando». El montaje se estrenará en valenciano en un 75%. La explicación: Iván cuenta con alumnos de Ucrania, Rusia y, por supuesto, con gente de fuera de la Comunitat Valenciana. «La política lingüística no debe ser nunca un problema para el arte. Y hay momentos en que la política lingüística interfiere en la creación artística», subraya.

El descanso se termina, Iván tiene que volver al ensayo, pero no puedo resistirme a preguntarle cómo ve a la profesión, y, más concretamente, la situación de las artes escénicas en Alicante. «Tenemos que unirnos, no veo otra manera. El circo lo ha hecho, están muy bien organizados y les va mucho mejor. La danza, por el contrario, creo que ha asumido la decepción de que esto es así y punto». Iván, lejos de dejarse llevar por la frustración, se embarca en la creación de una asociación de profesionales del teatro alicantino, Protea, con el objetivo de convertirse en un agente social más dentro del panorama cultural alicantino así como de establecer un censo de profesionales del teatro en toda la provincia. «Lo único que puede salvar a esta sociedad es la cultura. A mí me ha salvado», sentencia antes de volver al ensayo. Y a nosotros nos salva gente como tú, Iván Jiménez. Gente que pelea por la cultura en nuestra ciudad. Tenemos una cita con el teatro, con su teatro, con el teatro de todos, el 9 de junio en el Paraninfo de la Universidad de Alicante y, cuando caiga el telón, seguiremos comentando...

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