Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

The Paris Review: El arte de la entrevista

Acantilado reúne las conversaciones de la famosa revista con cien escritores que nos acercan a los matices de su obra a través de un género periodístico utilizado con maestría

Una portada de la revista.

Una de las novedades literarias más sobresalientes de 2020 fue la publicación The Paris Review. Entrevistas (1953-2012), que ha visto la luz gracias a la editorial Acantilado. La revista, trimestral y en lengua inglesa, nació en París en 1953, gracias a la iniciativa de tres norteamericanos: Harold Doc Humes (1926 - 1992), George Plimpton (1927-2003) y Peter Matthiessen (1927 - 2014), a los que cabría sumar, en los primeros momentos de andanza del proyecto, nombres como el de William Pène du Boisand (1916-1993), Thomas H. Guinzburg (1926-2010), etc.

Después de muchas sedes, Plimpton asentó la publicación en Nueva York en 1973 y fue su principal editor hasta su fallecimiento. En el número de otoño de 2003, dedicado al 50 aniversario de la revista, declaró cuáles fueron sus principios rectores: «Estos eran asombrosamente simples: dedicar la revista en gran parte al trabajo creativo (cuentos, extractos de novelas y poesía) y poner el material crítico (que tendía a ser el plato principal en las revistas literarias de la época) en la parte posterior del libro, si había alguno». En términos similares se pronunció William Styron cuando, en el primer número de la revista, expuso como objetivo, además de dar un lugar residual a la crítica, el acoger a buenos escritores y a buenos poetas, sobre todo si «no tocan tambores ni empuñan hachas». Traducción literal, dejemos que las interpretaciones metafóricas hagan el resto.

Nadine Gordimer.

Nadine Gordimer.

En agosto de 2003, Jacki Lyden, de la National Public Radio, en una interviú que hizo al referido editor, apuntó: «En un momento en que otras revistas literarias se centraban en la crítica y las reseñas, Plimpton dice que quería que la nueva publicación se concentrara casi por completo en el trabajo creativo, como cuentos y poesía. “Íbamos a ver al novelista A, en lugar del crítico B” , dice Plimpton“. Y en lugar de hacer que el crítico B escriba sobre el novelista A en una reseña o crítica, acudiríamos al novelista y le pedimos que hable sobre el oficio de escribir».

Truman Capote.

Truman Capote.

Aquí está la clave de por qué The Paris Review representó una bocanada de aire fresco dentro del panorama de las revistas literarias de la época; aunque de poco le hubiera servido si a la novedad no le complementase la calidad. Esta llegó por dos vías: por un lado, gracias a la magnífica nómina de autores que, antes de convertirse en auténticas celebridades, fueron aportando sus primeros trabajos (Kerouac, Beckett, Roth,…) y, siempre que se podía, cobrando por ello; por el otro, de la mano de extensas entrevistas que, bajo el enunciado de Writers at Work, se centraban en todo cuanto estaba relacionado con el oficio de la ficción de sus protagonistas. Estas se terminarían convirtiendo en una seña de identidad de la publicación, como apunta Ignacio Echevarría en The Paris Review y el arte de la entrevista.

Malcolm Cowley, en la introducción a la primera serie recopilatoria de encuentros, que vio la luz bajo el título de Writers at Work (1959), señalaba que, hasta la llegada de la revista, las entrevistas a autores eran productos que, por lo general, se caracterizaban por la incompetencia de los entrevistadores: o no parecían tener interés en la literatura, o no se documentaban como convenía. Con la publicación que nos convoca, esto cambió: los reporteros, como señala Cowley, se preparaban, hacían las preguntas adecuadas y, sobre todo, estaban al tanto de las respuestas. Conviene resaltar la importancia de esto último.

Jorge Luis Borges.

Jorge Luis Borges.

El resultado de esta abnegada labor se visualiza en un conjunto de piezas que destacan por el interés de los contenidos aportados por cada autor y, a través de ellos, por la posibilidad de trazar una imagen tan amplia como precisa de cuáles han sido las rutas por las que ha transitado la literatura occidental de la segunda mitad del siglo XX y la primera década del actual. La intensidad de este fondo se ve correspondida por la efectividad de la forma en su propósito divulgativo: el estilo de los reporteros es ágil, ameno, directo; no pierden de vista la función periodística ni se desentienden del impulso natural de dar al texto sobre quehaceres literarios ciertos aromas poéticos.

Martin Amis.

Martin Amis.

Dos tomos

El magnífico producto que nos llama está dividido en dos tomos: el primero, que llega hasta el año 1983, contiene 51 entrevistas distribuidas en 1 386 páginas; el segundo, 49 dispuestas en 1.404. En él se invirtieron ocho años de trabajo, lo que justifica el que solo llegue hasta el año 2012. Para su realización, se contó con cuatro excelentes traductores que han conseguido que las virtudes lingüísticas de los textos originales ingleses estén presentes en esta adaptación a nuestro idioma: María Belmonte Barrenechea hizo 19; Javier Calvo Perales, 37; Gonzalo Fernández Gómez, 36; y ocho, Francisco López Martín.

Las de este último se centran en autores en lengua española: Borges, Cabrera Infante, Cela, Cortázar, García Márquez, Marías, Paz y Vargas Llosa. Con la de Semprún, que tradujo María Belmonte, se cubre en este libro la nómina de nueve que utilizaron el castellano en sus producciones. Puedo entender que no apareciera en este título la entrevista que The Paris Review hizo a Vila-Matas en el número de otoño de 2020 y, hasta cierto punto, que no hubiera un lugar para los argentinos Manuel Puig (invierno de 1989) y Luisa Valenzuela (invierno de 2001); pero me cuesta más asimilar las razones para no incluir en esta relación a dos autores en lengua española que ya forman parte del cupo donde habitan nuestros «inmortales»: Pablo Neruda, que fue entrevistado para el número que se publicó en la primavera de 1971 y Carlos Fuentes, que aparece en el de invierno de 1981. ¿Por qué? El primero tenía como gran justificación para inclinar la balanza a su favor el Nobel que recibiría unos meses más tarde; el segundo, la inclusión de anécdotas tan gratas como la que Simon Weiss cuenta en la que le hizo a Cortázar.

Tampoco entiendo por qué, si es tan breve la relación de autores en lengua española que han aparecido en la revista entre 1953 y 2012, no se decidió incluir a los cuatro nombrados. Mención aparte está Saramago, entrevistado para el número de invierno de 1998, justo cuando recibió el Premio Nobel.

Peter H. Stone, en la entrevista que le hace al autor de Cien años de soledad, apunta: «Aunque su inglés es bastante bueno, García Márquez habla principalmente en español y sus dos hijos se turnan para traducir». Es una pena que las entrevistas a los hispanos se hayan tenido que trasladar del inglés. Qué lástima haber perdido los singulares y embriagadores matices que atesora nuestro idioma en boca de maestros de la palabra como los que recoge esta antología.

En el periodo que comprende este más que recomendado título, The Paris Review entrevistó a 47 mujeres, más o menos. Me ha llamado la atención el escaso número de escritoras que aparecen en la publicación. De cien nombres, solo hay dieciséis autoras. Creo que se podía haber compensado un tanto este desequilibrio, pues todas han participado en la revista literaria en igualdad de condiciones que sus homólogos masculinos. El porcentaje que maneja el título que nos ocupa (16%) no difiere mucho del que apunta al número de premiadas con el Nobel (13.4%), si bien en las cifras del premio sueco se incorporan las reconocidas durante el periodo comprendido entre 2013 y 2020, a saber: Alice Munro (2013), Svetlana Aleksiévich (2015), Olga Tukaczuk (2018) y Louise Glück (2020).

Sin salir de las curiosidades «guarísticas» y del Premio Nobel de Literatura, es muy llamativa la cantidad de galardonados que pasaron por la revista. En el título que nos ocupa, aparecen veinticuatro. Dada la relevancia que supone esta distinción, cabe destacar, por un lado, los que recibieron el reconocimiento después de haber sido entrevistados (Eliot, Bellow, Siner, García Márquez, Brodsky, Gordimer, Walcott, Lessing, Naipaul, Pamuk e Ishiguro) porque habla de manera muy favorable sobre el instinto de sus editores; por el otro, los restantes trece que, con el premio en la mano, tuvieron a bien participar sabiendo de antemano los parámetros de realización de interviús tan exigentes del medio, pues nos permite resaltar el prestigio que ya tenía la publicación desde sus primeros números: Faulkner, premiado en el 49, fue entrevistado en 1956; en el 58, cuatro años después del reconocimiento, Hemingway…

IInsisto: The Paris Review. Entrevistas (1953-2012) es un producto editorial sobresaliente. Cuantos estén vinculados con la literatura (autores, editores, docentes, investigadores,…) deberían tener en los anaqueles de sus bibliotecas un ejemplar. Su lectura es una exigencia. Para los amantes de las buenas letras, la obligatoriedad pasa a ser una viva recomendación. Podrán no conocer buena parte de los títulos que se abordan en las entrevistas, pero el hecho solo de leerlas y acceder al conocimiento de estos y de sus autores bien merece la pena el viaje lector que se sugiere.

Dos peros hallo en esta iniciativa editorial. Tengo claro lo que pediría si fuera editor: por un lado, un índice onomástico de nombres y títulos presentes en todas las entrevistas. Por otro, también solicitaría una introducción que estudiase la publicación, por analogía al menos con las diferentes series que vieron la luz en tomos individuales. Falta esta reflexión y, con ella, el gran estudio sobre The Paris Review que podía haberse incluido antes de reproducir la primera entrevista de la colección, la dedicada a E. M. Forster. Junto con esta carencia, detecto además otra que, a mi juicio, es más grave dada la naturaleza del título que nos reúne: los criterios de edición y de selección. Como todo repertorio, el hecho de tener que elegir supone la presunción de los descartes. ¿Por qué están los que aparecen? ¿Por qué faltan los que se echan de menos?

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats