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POESÍA

Más cine por favor

La editorial colombiana Seshat recopila parte de la obra poética sobre cine de Joaquín Juan Penalva en La versión Vader

El autor de Novelda Joaquín Juan Penalva.

Cantaba Aute aquello de: «Cine, cine, cine/ Más cine por favor/ Que todo en la vida es cine/ Que todo en la vida es cine/ Y los sueños/ Cine son»; no se equivocaba el cantautor nacido en Manila. Si nos paramos a pensar un instante, la vida son secuencias de una película en construcción. A veces más dramática, otras cómica, a veces melodramática, pero, en definitiva, cada uno construye su historia del material que están hechos los sueños.

La versión Vader de Joaquín Juan Penalva es una recopilación de sus poemas de cine más significativos. Penalva no solo es un poeta reconocido por su labor de letras, es, además, un ávido devorador de películas. Abrió fuego en 2005 en el panorama poético, junto a Luis Bagué, con un libro cinéfilo titulado Babilonia, mon amour, con el que consiguieron hacerse con el accésit del V Premio Dionisia García/Universidad de Murcia. Aquello ya fue la constatación que pisaba sobre terreno cinematográfico. La poética de Joaquín Juan transita en los destellos del celuloide, esta se podría definir en el poema All that music: «Bienvenida a Xanadú,/ donde nos espera Gene Kelly/ para mostrarnos los modos/ de la felicidad:/ ser americano en París,/ cantar bajo la lluvia,/ visitar alguna vez Brigadoon,/ emocionarse con West Side Story,/ acompañar a Judy Garland/ por un camino de baldosas amarillas,/ vivir la Era de Acuario,/ ser habitual de cualquier cabaret,/ estar presente en la corte de Camelot/ y, cómo no, en ocasiones,/ tomarse un bellini en el Moulin Rouge». Para Penalva el séptimo arte es la caja de las ilusiones donde se reflejan todos sus sueños. El cine no deja de ser el lugar donde él vive otras vidas y otros sueños que le son lejanos.

Más cine por favor

La poética de Joaquín Juan Penalva tiene dos bifurcaciones: una es el cine, su tótem o su musa; la otra, los pequeños detalles de la cotidianidad, que le acercan a poéticas como la de Karmelo Iribarren. La mayoría de las veces estos dos caminos se cruzan y, de detalles mínimos, Penalva construye poemas con gran carga emocional. Un ejemplo de esto es el poema titulado En Brujas ni muerto: «En la noche de Brujas,/ unas monedas -céntimos de euro-/ se estrellan/ contra el suelo de la Plaza/ del Mercado;/ antes, tuvieron que subir/los 366 escalones/ que conducen a lo alto/ del campanario,/el Belfort,/ que contempla la ciudad/ desde sus 83 metros».

La fuerza de los poemas de Penalva subyace en lo que no se dice, el subtexto. Deja al lector que él mismo resuelva e imagine la escena. El cine, desde los ojos de Penalva, está cargado de símbolos, imágenes y su versificación acompaña a darle otro sentido a la obra de la que habla.

Este nuevo libro del autor y profesor alicantino, que no deja de ser una recopilación de sus mejores poemas de cine, nos ayuda a situar su poética y apreciar la evolución que ha conseguido a lo largo de años y oficio. Penalva escribe desde Novelda para el mundo con la influencia del Tarkovski más poético. Penalva, a lo largo de los años, nos ha ido sorprendiendo con una forma de narrar muy particular, donde lo pequeño se hacía grande ante su mirada. Se podría decir que estamos ante un director de cine que no se acaba de decidir por cuál es la obra que desea rodar. Deseamos que pronto nos sorprenda con un corto o un documental que explore ese mundo que tan bien refleja en sus poemas. De momento nos conformaremos con disfrutar de su poesía. Este premio de la crítica valenciana tiene mucho que decir. Aquí le esperamos.

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