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Menos es más

El autor madrileño Javier Das, residente en Hondón de los Frailes. información

Lo bueno, si breve, dos veces bueno. Para descubrir el origen de este aforismo nos tenemos que remontar hasta el año 1647. Baltasar Gracián, autor clave del Siglo de Oro, en su obra Oráculo manual y arte de prudencia, un libro de aforismos y citas, realiza una disertación sobre el no cansar: «No cansar. Suele ser pessado el hombre de un negocio, y el de un verbo. La brevedad es lisongera, y más negociante; gana por lo cortés lo que pierde por lo corto. Lo bueno, si breve, dos vezes bueno; y aun lo malo, si poco, no tan malo. Más obran quintas essencias que fárragos; y es verdad común que hombre largo raras vezes entendido, no tanto en lo material de la disposición quanto en lo formal del discurso». El haiku, que es un poema japonés que destaca por su brevedad, es, junto al aforismo, un fogonazo, una idea, el retrato de un momento concreto. Los haikus suelen hacer referencia a escenas de la naturaleza o de la vida cotidiana, y a menudo incluyen una referencia a una época o momento del año (kigo).

Un pez que baila, de Javier Das, publicado por la editorial sevillana La isla de Siltolá, es un libro de haikus inusual. Su rareza no radica en la brevedad de la propuesta, pues libros de haikus hay muchos, sino porque es un paso más en la obra de Das. Madrileño de nacimiento pero hondonense por circunstancias de la vida, es un autor inquieto, ávido de conocimientos de cualquier índole. Sus referentes literarios son muchos, desde Cortázar a George Perec, pasando por Lorca o Proust. Dentro de esa amalgama de autores o referentes literarios se encuentra la obra de Das. Un pez que baila son estampas de la vida del autor: sus hijos, su vida de casado, el campo, el mar… son los temas que circulan a lo largo del libro: «Aun sin verlo/el olor del jazmín. Luz de farolas»; «Hoy el mar/borrará sin remedio/sus primeras huellas»; «Hinchando el pecho/desafía al invierno/el petirrojo». Estos tres haikus podrían ser la muestra de lo que va a encontrar el lector.

Un pez que baila es un alto en el camino en la obra del autor madrileño. Javier Das no explota la temática de obras anteriores. Es tal vez un poeta más maduro y reflexivo. Se para a observar su entorno y nos muestra sus conclusiones. Tiene acostumbrados a sus lectores a poemas más realistas dedicados al amor, a la figura del padre ausente, la música, la metaliteratura. También en su obra narrativa su temática siempre es la cotidianidad Y esto lo ha mantenido en los haikus, pero ahora es más espectador, se asombra de lo que le pasa y le ha quitado cierta sensación de derrota. Das ha construido su vida entre montañas, donde a él le gusta, en pleno contacto con la naturaleza, con la vida que ha soñado siempre y cerca del mar, que tanto le inspira.

Javier Das ha publicado en poesía los libros En estas 4 paredes (2008) y No hay camino al paraíso (2009), y, en narrativa, Todas las ciudades y París (2015), Mapa epistolar de París (2019) y Mi abuelo es soluble al agua (2020). Un pez que baila es posiblemente la consagración de un autor con una versatilidad inusitada en la literatura. No da puntada sin hilo. Todas las obras están meditadas y llevan una intencionalidad detrás. Un pez que baila no es un libro menor, posiblemente sea la antesala de algo que está por venir. Como la ola que llega tras la resaca. El mar nos devuelve siempre lo que lanzamos. Javier Das es como ese mar. La vida le lanza cosas, él las convierte en literatura.

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