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«La historia de Talking Heads se ha contado solo desde un lado»

Chris Frantz: «David quiso demandarnos por usar el nombre The Heads, aunque al final lo dejó correr»

«La historia de Talking Heads se ha contado solo desde un lado» |

Los caminos de Chris Frantz (Fort Campbell, Kentucky, 1951) y Tina Weymouth (Coronado, California, 1950) se cruzaron hace 50 años en la Escuela de Diseño de Rhode Island y no se han separado desde entonces. Su relación sentimental ha sobrevivido a la convivencia en el seno de un grupo de rock. No es una reducción exagerada decir que así como David Byrne ha sido siempre considerado el cerebro de los Talking Heads, Frantz (batería) y Weymouth (bajo) constituían el corazón del grupo. En el revelador libro de memorias Amor crónico (Libros del Kultrum), Frantz reivindica el papel de la pareja en los logros de la banda.

Amor crónico puede ser leído como una larga carta de amor a Tina y también como un intento de explicar la historia de Talking Heads desde una perspectiva nueva en la que David Byrne deja de ser el elemento central…

Durante mucho tiempo la historia de Talking Heads se ha contado solo desde un lado. Muchas de las cosas que se han escrito sobre la banda parecen haber pasado por alto la importancia del papel que Tina, Jerry [Harrison, guitarra y teclados] y yo desempeñamos desde el principio hasta el final.

¿No le preocupa que el libro pudiera ser visto como un ajuste de cuentas?

Era consciente del riesgo. A la prensa parece gustarle mucho el conflicto, y aunque nosotros tuvimos una bonita ración de eso, también disfrutamos de un tiempo maravilloso juntos.

Repite a menudo que, sin la presencia de Tina, Talking Heads habría sido como cualquier otro grupo. ¿No podría decirse lo mismo de David Byrne?

No hay duda de que la aportación de David fue fundamental, pero también lo fue la de Tina, Jerry y Chris. El grupo siempre fue una experiencia compartida por los cuatro, aunque David nunca se molestó en explicarle eso a nadie. Esa es una de las razones por las que escribí el libro.

¿Eran conscientes de lo anómalos que resultaban su imagen y sus modales en la escena punk rock neoyorquina?

Los Talking Heads podíamos vestir polos Lacoste y camisas Brooks Brothers, pero éramos una banda de rock que trabajaba muy duro y los demás grupos nos respetaban por ello.

Hicieron su primera gira europea como teloneros de los Ramones. En el libro explica que cuando llegaron a París los miembros de los Talking Heads se fueron de museos y librerías mientras los Ramones buscaban un McDonald’s.

Éramos muy muy diferentes, pero nosotros amábamos a los Ramones. La primavera de 1977 fue el pináculo de la música punk en Europa. Todo lo que los promotores tenían que hacer era colgar carteles que dijeran «Rock neoyorquino desde el CBGB» y agotaban las entradas. Y aquel era un programa doble fantástico.

¿Era Johnny Ramone tan aterrador como parece?

Johnny se comportaba a menudo como un matón. Supongo que arrastraba problemas desde la infancia. Años después sufrió una fractura de cráneo y su carácter mejoró.

En varios pasajes del libro, Tina se enfrenta a la misoginia de algunos personajes de la escena musical. Johnny es uno de ellos. Phil Spector, otro.

Hubo mucho de eso, sí. Pero Tina suele decir que si el sexismo de algunos tíos era terrible, no era nada comparado con el de algunas mujeres. A menudo se sintió más comprendida y apoyada por los hombres que por las mujeres.

Tal vez debieron aceptar la sugerencia del productor Tony Bongiovi para que David grabara la voz principal de Psycho Killer con un cuchillo de cocina en la mano.

[Risas] A David lo estaban comparando mucho con el Anthony Perkins de Psicosis y él odiaba eso, así que la sugerencia de Bongiovi no parecía una gran idea. David era psicologicamente frágil y no queríamos que se largara del estudio durante la grabación de nuestro primer elepé.

Resulta impactante leer que Byrne maniobraba a espaldas del grupo para modificar los títulos de crédito de los discos.

Es algo que David hizo en repetidas ocasiones. Nosotros le pedimos explicaciones una y otra vez, pero al final nos quedó claro que si queríamos seguir adelante con el grupo tendríamos que pasar por alto cosas como esa. Eso es lo que hicimos.

El gran éxito de Tom Tom Club, ¿alteró la dinámica interna de Talking Heads?

David no se mostró muy entusiasmado con el éxito de Tom Tom Club. De hecho, nunca lo mencionó. Pero el impacto de canciones como Wordy Rappinghood y Genius of love hizo que mucha gente en la industria se diera cuenta de algo que deberían haber sabido desde el principio: que Tina y yo aportábamos a Talking Heads más de lo que David estaba dispuesto a admitir.

¿Por qué Talking Heads nunca incluyeron España en sus giras europeas?

No tengo ni idea. Recuerdo que una vez nuestro agente británico, que organizaba las giras, dijo que el público que asistía a los conciertos en España estaba «demasiado loco». Pero sí tocamos en Italia y Grecia, así que… Creo que fue un gran error no tocar en España.

En el libro no hace ninguna mención del proyecto No talking, just head, el disco que Jerry, Tina y usted publicaron en 1990 sin David Byrne bajo el nombre de The Heads. ¿Tan dolorosas fueron las malas críticas?

Aquel era un disco muy interesante, pero las reacciones que suscitó no fueron muy divertidas. David quiso demandarnos por usar el nombre The Heads, aunque al final lo dejó correr. En la grabación colaboraron grandes cantantes, pero la persona que elegimos para cantar en la gira, Johnette Napolitano [de Concrete Blonde], tenía en esos momentos serios problemas con las drogas y la bebida y aquello se convirtió en una pesadilla. No es un recuerdo agradable y preferí dejarlo fuera del libro y concentrarme en cosas más positivas.

Como su relación de casi 50 años con Tina.

Exacto.

Una pareja duradera en el mundo del rock’n’roll suena a criatura mitológica.

Supongo que soy un tío con suerte. Si no me hubiera cruzado con Tina en el otoño de 1971, mi vida habría sido muy diferente. Pero la conocí y le propuse montar una banda conmigo y, contra todo pronóstico, la cosa funcionó bastante bien. Creo que nuestro secreto es no solo dar amor sino ser también capaces de recibirlo. Nos respetamos el uno al otro y nos hacemos reír.

¿Ha tenido alguna noticia de Byrne después de la publicación del libro?

Le pregunté si quería que le enviara un ejemplar antes de que saliera a la venta, pero me dijo que no lo iba a leer porque así, si alguien le preguntaba qué pensaba del libro, podía limitarse a decir que no lo había leído. Así es David. Adoro a ese tío.

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