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Un balance de sueños

José María Piñeiro.

Cuando somos niños pensamos que, en un futuro, seremos policías, bomberos, médicos, arquitectos, soldados... Pensamos en el futuro siempre vinculado a una profesión. Desde niños se nos inculca el amor al trabajo. Ser productivos es, quizá, la meta hacia la felicidad. Como en el discurso del inicio de la película Trainspotting: Elige la vida. Elige un empleo. Elige una carrera. Elige una familia. Elige un televisor grande que te cagas. Elige lavadoras, coches, equipos de compact disc y abrelatas eléctricos. Elige la salud, colesterol bajo y seguros dentales. Elige pagar hipotecas a interés fijo. Elige un piso piloto. Elige a tus amigos. Elige ropa deportiva y maletas a juego. Elige pagar a plazos un traje de marca en una amplia gama de putos tejidos. Creemos que eso nos produce dicha, de ahí, posiblemente, viene la frustración.

Un balance de sueños

Las raíces del velo de José María Piñeiro, publicado por la editorial madrileña Celesta en la colección Piel de sal, nos plantea un recorrido por esas cuestiones. Dividido en tres partes, tituladas Biografemas, Confieso que aún no he vivido (en clara alusión a las memorias del poeta chileno Pablo Neruda) y El flâneur enardecido, se percibe en la poética de Piñeiro cierto eco elegíaco. El paso del tiempo o, como dirían los portugueses, la saudade, son elementos que construyen su obra. El poema que abre el libro y que pertenece a la primera parte, dedicada a la infancia y juventud, titulado El descubrimiento de la poesía, resulta esclarecedor: «Abandonábamos, entonces, la ciudad, la mediocridad cotidiana / y atravesábamos los campos levantinos al crepúsculo, / como si fueran bosques germánicos llenos de mitos y leyendas. / Escuchábamos las risas metálicas de los gnomos / escondidos en las frondas consteladas de luciérnagas. Piñeiro describe muy bien las sensaciones: aquellos anhelos que quedaron atrás pueden ser una tabla de salvación».

En la segunda parte del libro Piñeiro se da de bruces con la realidad y nos lo plasma sin paños calientes. Todo se derrumba a su alrededor. El primer poema de Confieso que aún no he vivido, titulado Principio final, nos describe muy bien esa frustración: «Ahora que el futuro ya pasó, / y sé que la casa frente al mar se derruyó antes de construirse, / y que la mujer de mis sueños en estos, perdida, flota, / no me queda sino la invitación precisa del ahora, / seguir soñando para potenciar el instante / y a mi propia imaginación / dialogar con los libros…» José María Piñeiro sabe que esos anhelos son un simple velo descorrido. Ya no es capaz de ver más allá de su propia realidad, es por ello que se refugia en el arte, como tabla de salvación, el ángel redentor del Armagedón.

El poema de la tercera parte titulado Escuchando El ángelus de Franz Lizst es una prueba de ello: «Una campana lejana suena y abre claridades remotas / en el ahora expectante. / La redención del sonido rocía las frentes / y la luz pausada toma las cámaras de la mañana. / Durante este instante somos un ángel con el Ángel, / conocemos la ruta de las savias en la hierba / y el cielo ardiente de los planetas».

Piñeiro (Orihuela, 1963) ha realizado cursos de Filosofía e Historia del Arte a través de la UNED. Es miembro fundador de la revista literaria Empireuma (1985-2007) y colaborador desde hace años en prensa, revistas e instituciones. En 2013, la dirección de la revista Ágora le concedió un premio honorífico al fomento de la lectura por su artículo Que no hayan???? mensajes va la deriva. También mantiene en internet el blog empireuma.blogspot.com. Es autor del conjunto de aforismos Hilas de papiro y Ars fragminis. Ha publicado la plaquette de poesía El légamo de las estrellas y los poemarios Margen armónico, Profano demiurgo. En 2016 publicó Pasajes escritos, una serie de artículos y ensayos que habían ido apareciendo en su blog Micropoesie: Empireuma.

En su último libro estamos ante un poemario realizado para la trascendencia. La poética de José María Piñeiro nos traslada a otros tiempos y lugares que ya no están. Las raíces del velo posee las dotes que se buscan en la poesía: tiene fuerza y un lenguaje rico y culto.

Piñeiro ha sabido muy bien conjugar todos los elementos y nos ha entregado una obra rica en matices. La constatación del gran poeta y pensador que es.

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