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El turismo esa mitología

El turismo esa mitología

El pasado mes de marzo, el Centro del Carmen del Consorcio de Museos de la Generalitat Valenciana presentó una retrospectiva de uno de los grandes fotógrafos actuales, Martin Parr, convertido en un clásico que continua todavía estando en activo; ejercieron como comisarios Nacha Soler y José Luis Pérez Pont, director del citado Consorcio; con el título de Parrathon, la muestra recorre la trayectoria de este singular artista mostrando sus trabajos más importantes. Imágenes impactantes en que la superficialidad, el turismo significado como concepto mitológico, solazándose junto al mar y consumiendo comida basura, representa algunos de los signos surgidos en la época en que vivimos.

El turismo esa mitología

Las peculiaridades de la vida ordinaria de la gente, con temas como el ocio, el consumismo y la comunicación -todos ellos explorados con intensa ironía no exenta de crueldad-, han hecho de Martin Parr (Surrey, England, 1952) uno de los grandes fotógrafos documentalistas de los últimos cuarenta años, convirtiéndose en uno de los artistas más relevantes de la cultura visual de nuestro tiempo. Fascinado por el mundo actual, vive el proceso y la experimentación de cómo interpretarlo para convertirlo en imágenes, con una mirada antropológica tratada satíricamente, documentando las clases sociales británicas y la opulencia del mundo occidental.

Desde bien pequeño se interesó en la fotografía pues su abuelo paterno era un gran aficionado. Realizó sus estudios fotográficos en el instituto politécnico de Manchester, atento al discurso y a la inspiración que le proporcionaba la obra de los grandes fotógrafos americanos Garry Winogrand y Robert Franck. Poco después, cuando conoció el trabajo de Tony Ray-Jones declaró que era el artista que más le había influido, sobre todo en lo concerniente a la percepción espacial. Termina sus estudios y comienza a preparar su primera exposición en la Galería Impressions, de la histórica ciudad de York, que llevaba como título, el poco imaginativo de Home, sweet home. Pero si el título no era muy inspirado, las imágenes que contenía consiguieron que su autor comenzara a destacar y de ahí dio el salto a Barcelona, en la que sería su primera exposición en nuestro país, en mayo de 1979, en la Galería Fotomanía, dirigida, a la sazón, por Cristina Zelich. No tuve la ocasión de cruzarme con él, a pesar de que mi trabajo Mujeres de octubre (1976 – 1977) pudo verse a continuación, a partir del mes de junio de ese mismo año, en la citada galería barcelonesa.

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El humor inglés

Martin Parr ha estudiado las complejas peculiaridades culturales del mundo, desde Japón a EE UU, sin descartar Europa y sobre todo Gran Bretaña. La sensibilidad que contienen sus imágenes llega hasta nuestro subconsciente por medio de escenas que conocemos de nuestra vida cotidiana pero el humor que encierran y, que no descubrimos en la vida real, es lo que nos hace reírnos de nosotros mismos admitiendo la liberación que llevan implícitas. El secreto de su desenfadado e inteligente humor, se aparta de los estereotipos del característico humor inglés, que únicamente parece ir dirigido a la frialdad británica, pues su ironía y sarcasmo forman parte de una estructura existente dentro de un contexto que raramente consigue conectar fuera de los márgenes de Gran Bretaña. El ingenio inglés, a la hora de hacer reír, no funciona igualmente en otras de las esferas del arte como el cine, la literatura o los chistes y bromas, que pueden llegar a resultarnos insípidos y bobos, aunque siempre hay excepciones; sin embargo, Parr consigue el entendimiento, la risotada de alcance global a través de los códigos que su mirada imprime a las imágenes que configuran su inmensa obra, influenciando a toda una generación de nuevos fotógrafos.

«Es indispensable que el humor forme parte de mi forma de ver la fotografía, ya qué retrato el mundo que es un lugar divertido. Se podría argumentar que, desde un punto de vista técnico, en la actualidad es más sencillo ser fotógrafo, porque te olvidas de calcular la exposición y buena parte de la técnica; las cámaras hacen el trabajo por ti. Pero lo que resulta más difícil es encontrar una historia única, que refleje tu propia relación con el mundo. Eso no cambia nunca. Así que, aunque técnicamente es más sencillo y hay más plataformas fotográficas que nunca, conseguir buenas fotos y, al mismo tiempo, mantener tu propia visión nunca es tarea fácil. Y menos mal, porque si no, ¿qué diferencia habría entre un buen fotógrafo y uno excelente?».

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La Agencia Magnum

Tras las secuelas de la Segunda Guerra Mundial y combinando una extraordinaria gama de poderosos estilos, la Agencia Magnum, creada en París en 1947 por cuatro fotógrafos pioneros como Robert Capa, Henri Cartier Bresson, George Rodger y David Seymur, es la cooperativa de artistas más grande jamás creada. Una empresa legendaria con una mezcla idiosincrásica de periodistas, artistas y escritores, pero sobre todo de fotógrafos. Allí se han documentado los hechos más importantes de la segunda mitad del siglo XX y el XXI; actualmente cuenta con oficinas en Nueva York, Londres, Paris y Tokio.

Pertenecer a ella se considera el más grande galardón en la carrera de un fotógrafo. A pesar del acalorado debate sobre su provocativo estilo, Martin Parr forma parte de la Agencia Magnum como miembro desde 1994, llegando a presidirla de 2013 a 2017.

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De otro planeta

En muchos de sus trabajos emplea el flash que le permite subir el tono de los colores encuadrando los primeros planos, exagerando muchos de los detalles que componen la imagen e incluso empleando códigos de la fotografía publicitaria, algo que molestaba a Cartier Bresson que dijo de él que «era de otro planeta». Ahora su obra se encuentra en las colecciones de los grandes museos, entre los que debo destacar el Museo de Arte Moderno de Nueva York -Moma-, en la National Portrait Gallery y la Tate Modern, de Londres y ha recibido innumerables galardones alrededor del mundo como el Sony World Photography Award, el premio Erich Salomon que le proporcionó una exposición en la Photokina en 2006, y el premio Baume et Mercier, en el año 2008, como reconocimiento a toda su carrera profesional y contribución a la fotografía contemporánea. En ese mismo año consiguió, así mismo, obtener el premio PhotoEspaña. Destacando su gran exposición en el Museo Jeu de Paume de París, dirigido por la española Marta Gili, Planète Parr, en 2009, coproducida por la Haus der Kunst de Munich.

Obsesionado por la playa, con humor seco y mordaz concentra su lente y observa a las personas en los escenarios de ocio playeros; el atuendo para el baño que utilizan es importante pues traduce los códigos en la indumentaria de los bañistas traspasando el estatus social y la identidad cultural; se crean escenas de inusuales perspectivas que proporcionan imágenes absurdas y sofisticadas en la recreación de los momentos extravagantes que surgen en un día de playa. Para Martin Parr el turismo se aparta de la realidad para convertirse en una cierta mitología y formar parte de la cultura del pueblo creando, de este modo una sorprendente crónica social por medio de las incongruentes escenas que se descubren en el teatro playero, visualizado desde un punto óptico, óptimo de expresividad satírica, que contiene un enfoque importante de datos antropológicos, una reflexión sobre el concepto de turismo en la ideología de la sociedad contemporánea.

«Uno puede aprender mucho de un país observando sus playas, las personas se encuentran relajadas, son ellas mismas, dejando en la arena las huellas de un comportamiento que podríamos reconocer como levemente excéntrico».

Carlos Pérez Siquier

El año pasado en estas mismas fechas, la revista Hünter Art Magazine (www.hunterartmagazine.com) dedicó su portada y un extenso portfolio al gran fotógrafo español Carlos Pérez Siquier (Almería, 1930); considerado uno de los pioneros en la vanguardia de la fotografía española, Premio Nacional de Fotografía en 2003, entre otros galardones y autor de numerosas exposiciones y libros. Su trabajo documental y social se emparenta con el neorrealismo cinematográfico italiano, concretamente una de sus primeras series, la mítica La Chanca, realizada en el barrio del mismo nombre, creado en la línea de la fotografía humanística. Junto a José María Artero (Almería, 1921 – 1991), licenciado en Ciencias Naturales y presidente del Ateneo almeriense, funda en 1950 el grupo AFAL que revolucionaría el panorama fotográfico lastrado por un tardopictoralismo y un «salonismo» auténticamente decadentes. AFAL es considerado el movimiento de renovación más importante de la Historia de la Fotografía Española. Pérez Siquier no abandonó nunca el perfeccionismo conceptual de sus características imágenes, aunque realiza un cambio profundo, con el uso del color, en su extensa serie La playa, realizado en la costa andaluza entre 1972 y 1996, en localidades como Roquetas de Mar, Marbella, Cabo de Gata etc., que con gran sentido de la belleza plástica incorpora algunos elementos de la vanguardia pictórica como el pop, creando imágenes ataviadas de sutil ironía sobre la sociedad contemporánea de consumo y el turismo playero. Podría parecer que Carlos Pérez Siquier ha sido el gran inspirador de la obra de Martin Parr, pero no es así, pues, aunque el británico reconoce su admiración por el fotógrafo almeriense, confiesa haber comenzado a crear su mundo propio, sus escenas de playa, mucho antes de descubrirlo.

PhotoEspaña 2021 los ha reunido a ambos, por vez primera, en una exposición en la galería La Fabrica, de Madrid. «La fotografía es, al margen de la danza, probablemente la forma más democrática de expresión», dice Martin Parr.

Parr visita los litorales de nuestro país desde inicios de los años 90 y durante la primera década del 2000, principalmente en la ciudad de Benidorm, confesando abiertamente que allí se encuentra su costa favorita, reconociendo que entre la gente que halla en sus playas surgen las escenas mas absurdas y divertidas que un fotógrafo necesita descubrir para realizar buenas imágenes. Son muchos los frutos conseguidos por su trabajo, pues, además de las múltiples exposiciones que ha realizado alrededor del mundo, le fue adquirido en 1997 por el Centro Nacional de Arte y Cultura Georges Pompidou de París, la pieza Benidorm Album que contiene cuarenta fotografías originales.

«Adoro Benidorm, es mi sitio de veraneo favorito. Y, contrariamente a lo que solemos pensar, es muy español. Creo que los ingleses y los alemanes pueden ser solamente alrededor de un 10%».

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Benidorm

Durante todo el verano 2021 y hasta el próximo otoño, Benidorm, su ciudad favorita de veraneo, cuyas playas han sido registradas por su cámara palmo a palmo durante tantos años, le homenajea con una exposición en el Museo Boca del Calvari, con el cinematográfico título de El turista accidental, actuando como comisarios David Trujillo y Rafa Soria. En esta ocasión, Martin Parr aparece acompañado por el trabajo de dos mujeres, la fotógrafa alicantina, mundialmente reconocida y miembro de la Agencia Magnum, Cristina de Middel, y la gallega María Moldes. Ambas presentan su propio trabajo siguiendo paso a paso el discurso de su maestro.

Reflexionando sobre el medio ambiente, Martin Parr opina: «Las nuevas clases medias y el impacto de su estilo de vida van a hacer más daño incluso que la guerra y el hambre. Tú y yo somos los primeros culpables, con nuestros coches y nuestras vacaciones».

Crítica, seducción y humor son las armas que maneja para reflejar las excentricidades que encuentra sobre la arena de las playas mediterráneas, repletas masivamente de turistas, donde ha creado su serie considerada como más importante: Mediterráneo, realizada durante veinte años; a pesar del poco interés y la polémica que causó al principio, además de las injustas críticas que obtuvo por este trabajo, finalmente se han reconocido sus valores, significando a su autor cómo uno de los artífices de la revitalización de la fotografía documentalista. Cronista de nuestra época, desde que en 1986 publicara su primer libro, The last resort, convertido en objeto de culto para coleccionistas, no ha dejado de publicar multitud de libros como Small world (1995), Common sin (1999), Life’s beach (2012) y, el más reciente que publicará la editorial Phaidon en septiembre de este mismo año, Match point: tennis with Martin Parr, en el que cambia de asunto, pero guardando sus propias formas y su peculiar e intenso sentido del humor.

Nota. Antes de cerrar este texto he tenido constancia de la última exposición, esta vez en París, en la Galerie Clementine de la Feronniere, desde el 26 de agosto hasta el 20 de noviembre en la que se exhiben imágenes de la primera etapa de Martin Parr junto a las obras de su maestro Tony Ray-Jones.

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