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INESPERADAS

Pepa Navarro: la escritura te pone frente a un espejo

Pepa Navarro

Pepa Navarro desarrolla su faceta creadora a través de lo que cuenta en sus relatos, viviéndolo de una forma paralela, explorando distintas opciones que no se le ocurría hacer en su vida personal.

La escritura le pone frente a un espejo que le permite descubrir aspectos ocultos de ella misma, que no habían tenido la oportunidad de revelarse.

Existen al menos, dos versiones de Navarro: escribe cuando se siente en un gran momento y su estado de ánimo es bueno. En cambio, cuando se encuentra más introvertida, menos comunicativa, entonces es cuando se refugia en la lectura.

Es una escritora poco organizada, a rachas. Puede escribir hasta dos o tres relatos a la vez, pero hay temporadas sin escribir ni una sola frase. Es muy maniática y perfeccionista, se le hace necesario cambiar y modificar, aunque sean cosas muy pequeñas. No deja el texto tranquilo hasta que no lo ha mareado mil veces.

No se considera una escritora con mayúsculas porque para ello se tomaría en serio el oficio de escribir renunciando a muchas cosas. Ella se siente más una escritora de necesidad emocional. Considera que la inspiración es muy importante, pero te debe coger trabajando, hace falta inspiración y dedicación.

Los últimos tres años han sido de los más productivos publicando a través de una editorial alicantina dos de sus relatos en distintos libros: El niño y Madres e hijas.

Durante el confinamiento tuvo una de esas rachas de inspiración y escribió un serial de relatos, hasta seis que tuvieron como hilo conductor la pandemia donde se desmenuzan realidades sociales: la violencia de género, la soledad de los ancianos o la soledad en nuestra sociedad y uno de ellos con una dosis de ironía.

En diciembre de 2020 participó como autora en el libro Todo era marzo y otros relatos, algo que le gustó y resultó muy importante por compartir espacio con escritores consagrados además de integrarse en un proyecto solidario, cuestión que le llenó. Se selecciono su relato Volver, que recoge la historia de un adolescente que sufre acoso escolar.

Trabaja en las artes escénicas desde el Teatro Chapí de Villena, un lugar que le permite aportar cosas creativas y eso siempre se agradece.

El libro de su vida puede cambiar de un semestre a otro, pero sería Cien años de soledad y la canción sería Las ruinas de Silvio Rodríguez que ya le cantaba a su hija cuando todavía no había nacido.

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