La poesía, al contrario que otros géneros literarios, no sabe de tiempos. La instantaneidad no es una de sus virtudes. El arte poético, al reposarse, puede dotar a la palabra y al símbolo de otros significados. Dicen los mayores que en una vida se viven muchas vidas. El ser humano es la especie de los cambios constantes, como la rueda de un carro, que unas veces está arriba y otras abajo. No nos bañamos en el mismo río, todo fluye o no tiene por qué, pero el sedimento es el que otorga ese poso que da sentido a lo que escribimos.

Intemperie, de José Luis Zerón Huguet, publicado por la editorial ovetense Sapere Aude, es un poemario que supone un claro ejemplo de lo afirmado en el párrafo anterior. Realmente no es un poemario, son dos obras unidas en un solo volumen. Este libro está compuesto por Solumbre, editada en marzo de 1993 por Ediciones Empireuma, y El vértigo y la serenidad, poemas escritos a lo largo de veinte años.

Solumbre tal vez es un poemario osado, como son casi todos los primeros poemarios de cualquier autor, pero, a su favor, podríamos afirmar que es una obra que muestra los mimbres de lo que, con el tiempo, ha sido la poética de Zerón. Solumbre está introducido por un texto en prosa que se cierra con la frase lapidaria «Cada muerte aviva la llama». Pero es el poema titulado Propósito el que marca la senda que ha de llevar el poemario: « Socavar el húmedo/silencio que hiere persistentemente./Horadar la corteza/atardecida de esta historia personal./Mirar la corriente que pasa sucia,/con su cascada de leños, astillas/e inútiles residuos,/interrogarme en el terreno más feraz/donde deshabitados/ quedan los promontorios sin escala». La incertidumbre de la propia existencia, el amor, el deseo, la llama que se aviva cada día, la intemperie, el transcurrir de los días, son temas que queman a Zerón y los plasma como el gran artesano de la palabra que es. Sabe destilar las emociones con maestría.

El vértigo y la serenidad, tal vez, sea un conjunto de poemas donde el simbolismo pierde un poco de fuerza para hacer una poesía más experiencial, siempre sin olvidar la raíz de su poética, la imagen y la memoria siempre presente en la obra de Zerón, como nos muestra en La casa de la memoria, poema más extenso del volumen. El primero, titulado Paisaje del insomnio, podría definir lo que nos vamos a encontrar después: «Te levantas temprano,/tan temprano que aún la noche/conserva sus dominios./Avanzas a tientas por la casa/desprendido de todas las certezas». Este segundo poemario o segunda parte, como lo queramos denominar, es más desnuda. Zerón se abre ante el lector con temas tan universales como la dualidad, de ahí el título, la contemplación, la vida y la muerte, el amor y sus recovecos, el asombro... como ocurre en el último poema del libro, titulado como IV, y que es el cuarto poema de una serie dedicada a su madre que lleva por título Aniversario: «No puedo porque no estás en mi habitación./La próxima vez, me digo, para la muerte no habrá/espérames que valgan,/la próxima vez sí; pero ahora duermes tranquila,/no muy lejos de aquí./Ya ha pasado un año desde que te dieron el alta/y seguir viéndote a diario/es todo lo que sé de los milagros».

José Luis Zerón Huguet (Orihuela, 1965) fue cofundador y codirector de la revista Empireuma. Desarrolla una actividad cultural diversa. Su producción poética editada consta de dos plaquetas: Anúteba, conjunto de poemas suyos y de Ada Soriano (Ediciones Empireuma, 1987), y Alimentando lluvias (Pliegos de Poesía del Instituto de Cultura Juan Gil-Albert, 1997); y los libros Solumbre (Empireuma, 1993), Frondas (Ayuntamiento de Piedrabuena y Junta de Comunidades de Castilla La Mancha, Ciudad Real, 1999), El vuelo en la jaula (Cátedra Arzobispo Loazes, Universidad de Alicante, 2004), Ante el umbral (IAC Juan Gil-Albert, 2009), Las llamas de los suburbios (Fundación Cultural Miguel Hernández, Orihuela, 2010), Sin lugar seguro (Germanía, 2013), De exilio y moradas (Polibea, 2016), Perplejidades y certezas (Ars Poetica, 2017) y Espacio transitorio (Huerga & Fierro,2018). Su libro El vuelo en la jaula (Universidad de Alicante, Cátedra Arzobispo Loazes) fue seleccionado para el Premio Nacional de la crítica del año 2004 por los miembros de la Asociación Española de Críticos Literarios y los componentes del jurado. En mayo de 2006 viajó a Rumanía invitado por el Ministerio de Cultura español y el Instituto Cervantes de Bucarest, donde participó, como director de la revista Empireuma, en un encuentro de revistas literarias españolas y rumanas en el Centro Cultural de Bucarest y en la Universidad Esteban el Grande de Suceava.

Zerón Huguet no es un recién llegado a esto de las artes poéticas, pero sí que podríamos afirmar que asombra la firmeza de su poética. Estamos ante una de las voces más sólidas del panorama poético, no solo alicantino, sino nacional. Intemperie es una muestra de que no ha perdido el oficio y que la experiencia le ha hecho adquirir una voz propia y reconocible. Estos dos libros, que se pueden leer tanto separados como juntos, son la muestra más certera de que en la provincia de Alicante se hace no solo poesía de calidad, sino que hemos alcanzado un nivel digno de estudio en universidades. Intemperie es, tal vez, uno de los poemarios del año.