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Ni Latinoamérica ni Hispanoamérica: Ñamérica

Martín Caparrós | ILUSTRACIÓN DE PABLO GARCÍA

Martín Caparrós (1957), novelista, ensayista y periodista argentino, es sin duda uno de los intelectuales vivos que mejor conoce el continente sudamericano, como ha demostrado con sus análisis, a modo de realistas y sugerentes frescos, de sus grandes capitales. Y, como no podía ser de otra manera, después de sus treinta libros de ficción, ensayo y periodismo, que han ganado todos los premios habidos y por haber, nos proporciona ahora con su Ñamérica una visión diferente, personal, de gran riqueza de interpretaciones, imágenes y sugerencias sobre la realidad sudamericana que surgió de la colonización española.

Ni Latinoamérica ni Hispanoamérica: Ñamérica

Y para ello, y aunque no sea lo habitual, para su estudio, crea primero el concepto a fin de proceder después a su análisis. Ni Latinoamérica, que es un término de procedencia francesa que surge en el siglo XIX, ni Hispanoamérica, que conlleva la carga ideológica de un mundo creado por la conquista española, cuando en realidad ya existían una realidad y una presencia humana y cultural anteriores, sino Ñamérica. Esto es: la realidad político-social y cultural nacida de la conquista y el dominio español y que tiene como denominador común hablar español, esto es, el único idioma que utiliza una letra específica, la «ñ», para identificar ese sonido.

Es decir: ese espacio compuesto por veinte estados y cuatrocientos millones de habitantes, del que hay que excluir por diferencias de idioma, cultura e historia a Brasil, el gigante del continente. Su objeto de análisis es esa realidad de trescientos años surgida de su inclusión en el Imperio español y de doscientos de desarrollo tras su emancipación e independencia de aquél.

Lo peculiar de la mirada de Caparrós es, como ocurre en muchas de sus obras, la confluencia de un enfoque múltiple (que es casi un género literario específico que algunos denominan periodismo literario), en el que combina sabiamente tanto el ensayo como la historia y el periodismo, proporcionándonos una visión polifacética y compleja de la realidad que analiza, utilizando para ello un estilo genuino, con valor literario, que es otro de los atractivos de su obra.

Su análisis de la realidad «ñamericana» abarca hasta el momento actual, de modo que su interpretación rebasa y da explicación de su realidad presente, superando y matizando la que nos dio en su momento de ella el uruguayo Eduardo Galeano en Las venas abiertas de América Latina, obra que se convirtió en la visión canónica que la izquierda europea tuvo de aquel continente durante varias generaciones.

Caparrós lleva a cabo un recorrido histórico de gran riqueza, con interpretaciones personales y sugerentes, de las cinco olas migratorias que han formado la «Ñamérica» actual. Desde la primera –que dio lugar por emigración desde el continente asiático a la mal denominada población originaria– a la que constituye su realidad actual, derivada de una emigración masiva de sus poblaciones hacia las ciudades y los países europeos, pasando por las que aportaron la conquista y colonización españolas, las que se produjeron con la llegada masiva de esclavos negros hacia su territorio.

La cuarta ola fue la de la emigración económico-política de europeos hacia «Ñamérica» tras la Segunda Guerra Mundial, que se concentró, sobre todo, en los países del cono sur, principalmente Argentina. Países que alcanzaron con ella cierto desarrollo económico que cristalizó en la aparición de una creciente clase media.

La quinta y última ola es la que inunda todavía hoy la sociedad «ñamericana» y se caracteriza por un doble flujo migratorio. Una corriente hacia el exterior, hacia los países europeos y, en el continente americano, hacia Estados Unidos. Y otra interior, hacia las ciudades desde el mundo rural y campesino. Esta última es la que está creando esa peculiar realidad urbana hipertrofiada y dual (ciudad de ricos/ciudad de pobres) que caracteriza las ciudades «ñamericanas».

El autor es demoledor, con razones de peso y justificaciones pertinentes, en su crítica de la conquista y dominación españolas de «Ñamérica». Utiliza para ello los testimonios de la obra del padre Bartolomé de las Casas y deja claro que aunque la explotación de aquellos territorios y sus pobladores se realizó con una fórmula distinta a la empleada por británicos y franceses, en último término su finalidad era la misma: la extracción de las riquezas de aquellos territorios a base de la explotación de la población indígena.

El tan cacareado mestizaje por parte de los defensores de la colonización hispana no fue sino una forma de racismo y explotación con la que una minoría sometió a la población indígena. Caparrós rechaza con plena razón la imagen de Arcadia feliz de aquellos imperios indígenas que quieren darnos hoy algunos teóricos y políticos de aquellos países y critica como puramente ideológica la concepción de poblaciones originarias que tratan de difundir los defensores del indigenismo.

Por si todo esto no fuera suficiente el escritor argentino realiza unos agudos y documentados análisis de las características específicas que impregnan esa realidad «ñamericana», como la desigualdad, la violencia y el machismo. Pero también el significado, para él negativo, que tuvo y tiene el dominio de su fe católica y la emergencia reciente de las creencias difundidas por las iglesias evangélicas entre sus habitantes. Pero no todo son para nuestro autor aspectos negativos. También valora como positivas las aportaciones culturales derivadas del sincretismo cultural que supuso ese oleaje de migraciones.

Y cada una de esas interpretaciones las refrenda con la descripción de un caso concreto a modo de un reportaje periodístico (generalmente, una gran ciudad «ñamericana»: México, Bogotá, Caracas, La Habana, Buenos Aires, Miami), género en el que, sin duda, Caparrós demuestra ser un gran maestro.

Más allá de algunas afirmaciones, opiniones, valoraciones e interpretaciones discutibles, podemos decir que esta obra es, sin duda, el retrato más fiel, completo y mejor que se ha escrito en los últimos tiempos de esa realidad que fue y es hoy «Ñamérica». Si tienen interés por el tema, léanlo. No lo duden. No les defraudará.

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